Ella no confiaba en el amor, porque había sufrido demasiado para su corta vida, aunque tenga 22 años. Sinceramente, no confiaba en nadie, nada más que en su familia y en sus mejores amigas.
Después, le encontró. Él era perfecto. ¿Problema? Tenía...
Toqué los últimos acordes y bajé mi mirada a sus labios. Y sin más preámbulos, me besó. Puso su mano su mano en mi mejilla y suspiré mientras nos separamos.
Sonreí.
—Ahora, nos podemos dar todos un descanso —miré a todos.
Los dos salimos por el mismo lado.
—¿Qué ha sido ese beso? —le pregunté mientras entraba en el camerino.
—No te debes de quejar, tú me has seguido —aclaró.
—No voy a dejarte plantado —dije mientras me quitaba los tacones.
Gruñí y le miré. Se acercó a mí y volvió a besarme. No me separé. ¿Por qué? Porque me gustaba el beso. Puse mis manos en sus mejillas y me separé juntando nuestras frentes.
—¿Por qué no te has separado cuando te he besado? —murmuró.
—Porque me he gustado —murmuré.
Entraron y entró Carolina. Nos separamos.
—Tiene que venir conmigo, Rayden —dijo Carolina.
Le miré y después se fue. Yo me vestí con el último vestido que tenía y con el maquillaje.
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Volví a salir y me pusieron el micrófono.
*****
Acabó la Gala y yo estaba entre el público. Al fondo, con Mireia Belmonte.
