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«—¿En este mes hay puente?

—No lo sé, creo que sí.

Aprovéchalo y lánzate de él.»

Así había comenzado la pelea de esa mañana, la cual había terminado en algunos empujones y con ambos sentados en la oficina del director, con éste observándolos con su ceño fruncido. Los tres estaban compartiendo miradas molestas hasta que la puerta siendo abierta sin nada de prudencia los tuvo girando a ver.

—Estos adolescentes de hoy en día, lo que necesitan es consumir más bananas...

Lo primero que Froid divisó fue la gorra azul cielo que el entrenador traía puesta mientras se adentraba en la oficina, murmurando entre dientes.

—Entrenador Smith —saludó con cordialidad el director, dirigiéndole un asentimiento como forma de saludo.

—Guarde las formalidades, jefe —respondió el entrenador con su usual tono de tranquilidad—. Ahora estamos en confianza —Le guiñó un ojo.

El director negó con la cabeza levemente y dirigió su vista de nuevo a Chaud y él.

—Sinceramente, todos en esta escuela estamos cansados de su conducta —habló sentándose derecho en su cómoda silla negra de cuero y apoyando sus manos entrelazadas sobre la madera del escritorio—. Ya me cansé de pedirles un cambio-

—¡Esta vez fue su culpa! —La espantosa y terriblemente fastidiosa voz de Chaud lo interrumpió— Lo juro.

Froid miró con el ceño fruncido al castaño a su lado.

—¿Qué? —preguntó, incrédulo— Yo sólo te estaba haciendo una pregunta y tú te alteraste por nada.

Chaud le dirigió una mirada molesta mientras entrecerraba los ojos y apretaba la mandíbula.

—¡Me dijiste que me tirara de un puente! —Lo acusó.

—Muy estúpido si lo pensabas hacer —respondió Froid, haciendo un gesto vago con su mano, como restándole importancia.

Froid detestaba tanto, tanto, tanto, pero tanto al estúpido, idiota, imbécil, tonto y retrasado castaño que se encontraba sentado junto a él. Si lo detestaba un poco más seguro se moriría, o siendo más realistas: lo mataría primero.

—No lo iba a hacer, no soy tan idiota como tú.

—Si fueras como yo, no serías un idiota.

—Ustedes son verdaderamente insoportables —Los cortó el director, levantando la voz—. Voy a divertirme viéndolos sufrir con este castigo —murmuro esto último con su expresión cambiando a una divertida. Se dejó caer sobre el respaldo de su silla y apoyo sus manos en los reposa brazos de ésta. 

¿Castigo?

Ambos chicos preguntaron al tiempo, girándose para ver al director con los ojos abiertos como platos y la boca entreabierta.

—Cierren la boca que los penes no-

—¡Entrenador! —Lo interrumpió el director con su ceño fruncido.

—Lo siento —Se disculpó éste mientras reía por lo bajo—. En fin, lo que mi apreciado jefe les quiere decir es que estamos hasta sus madres... Nos lo sugirieron. Así que, desde ahora en adelante harán servicio social —terminó el entrenador con una sonrisa brillante. 

Froid parpadeó levemente y miró a ambos hombres esperando que alguno le dijera que se trataba de una broma, pero la mirada gris y seria del director y la azul burlona del entrenador estaban puestas en ambos, simplemente esperando a que lo asimilaran. 

—¿¡Qué!? —Chaud fue el primero en reaccionar, levantándose de la silla de un salto. 

—Lo que escuchaste, Price —respondió el entrenador mirándolo con desinterés.

El entrenador se abrió paso hasta estar a un lado del director y, sin borrar la sonrisa burlona en su rostro, se sentó en el reposa brazos de la silla del director, quien inmediatamente quitó su brazo de allí y lo observó con sorpresa. 

—Si no maduran a las buenas, pues entonces lo harán a las malas. 

Froid decidió ignorar la perturbadora imagen del director y el entrenador juntos y se levantó de su silla igualmente. 

—No, no, por favor, prometo que no voy a volver a pelear con él —suplicó, poniendo sus mejores ojos de cachorrito y expresión inocente. 

—Esa cosa que haces sólo funciona con tu madre, Hughes —El director hizo un ademán con su mano para que se detuviera—. La decisión ya está tomada. 

Froid soltó un suspiro y agacho la cabeza, aceptándolo. 

Bueno, la había estado cagando durante más de cinco años. Haciéndole bromas pesadas a Chaud, golpeándolo, insultándolo y riéndose de él, estaba impresionado de que el director hubiese tardado tanto en hacer algo al respecto.

—Están locos si creen que voy a perder mis preciosas horas libres limpiando la escuela con este ser humano —Chaud apenas lo señaló con una expresión de inmenso fastidio.

Froid levantó la mirada de nuevo y le dio un fuerte golpe en el hombro a Chaud. Chaud soltó un femenino chillido y dirigió su mano a la zona golpeada para después preguntarle:

—Auch, ¿por qué hiciste eso? 

—Lo que les falta es que se den una buena-

—¡Smith! —El grito del director hizo que el entrenador dejará salir una carcajada y se levantara de su lado.

—Son adolescentes, jefe —respondió risueño—. Quizá deberíamos salir de aquí y dejarlos unas dos horas solos, cuando volvamos serán chicos nuevos.

Froid soltó un "ew" al mismo tiempo que se alejaba de Chaud unos dos pasos, haciendo una mueca de disgusto y con sus mejillas levemente sonrojadas. 

El director negó con la cabeza y dirigió su vista hacia ellos de nuevo. 

—Los espero aquí el lunes, sin peros.

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora