La admiradora de Froid

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Froid.

El rubio se encontraba incómodo, muy incómodo, debido a la situación que estaba viviendo desde esa mañana: se había transferido una chica nueva desde el otro lado del país o algo así y la situación era que Maddie—ese era su nombre—había estado más o menos persiguiéndolo durante todo el maldito día, intentando pretender que coincidían en los mismos lugares por mera casualidad, acto que Froid no era realmente tan estúpido para no notar. 

Ahora se encontraban juntos durante la clase de Educación Física ya que el entrenador había ordenado que se organizaran en parejas, Froid casi había corrido hacia Chaud, pero antes Maddie le cayó literalmente encima, pestañeando con fingida inocencia y pidiéndole que por favor trabajaran juntos porque ella no conocía a nadie más. Froid había estado a dos segundos de decirle que podía irse a la mierda porque él ya tenía un compañero, pero el entrenador, al darse cuenta de la situación, le dio la orden de trabajar con Maddie. El incidente había concluido con Froid trabajando de mala manera—más de la usual—junto a Maddie y a Chaud, como si no fuera suficiente, trabajando más que resignado junto a su muy amado compañero Zack.

—Así que Froid Hughes, ¿no? —preguntó Maddie mientras ambos se lanzaban la pelota de tenis uno al otro, empezando el calentamiento.

—Sí —respondió él simplemente, atrapando la pelota y devolviéndosela.

Maddie empezó a parlotear sobre algo a lo que Froid solo no prestó la más mínima atención, estaba demasiado ocupado analizando a Zack reír mientras tocaba uno de los antebrazos de Chaud, quien era lo suficientemente amable para no molestarse por una simple interacción física.

Le fue inevitable no rodar los ojos y lanzarle la pelota a Maddie de nuevo.

Era un día terrible, con el sol picándole en la piel y provocándole sudor, además de que había olvidado aplicarse protector solar y seguro parecería un tomate al finalizar el día.

—¿Y estás saliendo con alguien?

Volvió en sí con la pregunta que Maddie lanzó en voz alta, seguramente para asegurarse de que no sería ignorada.

—No —respondió Froid con simpleza, atrapando la pelota de vuelta.

—¿Por qué no? Eres atractivo —comentó Maddie sonriendo con dulzura, su cabello rizado siendo agitado por el viento y su piel color canela brillando bajo la luz del sol. Froid casi sintió envidia de su bonita apariencia.

—Nadie es digno —respondió con un encogimiento de hombros, volviendo a lanzar la pelota.

Maddie la atrapó mientras se reía: —Por favor, no puedes ser uno de esos chicos bonitos que abren la boca y lo arruinan todo —pidió la castaña con los labios fruncidos.

Froid la atrapó y una sonrisa ladina se deslizó en su rostro.

—Oh, cariño, soy el peor de ellos.

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora