La razón por la que vive

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Chaud.

Chaud se encontraba escribiendo la letra de su canción favorita sobre la última hoja de su cuaderno. El maestro estaba explicando el mismo tema de la clase pasada, aquel que él había sido el único afortunado en entender. Aunque también se lo debía a aquellos vídeos que buscó en el fin de semana para poder hacer la tarea. ¿Qué podía decir? Lo único interesante en su vida era la escuela, así que intentaba esforzarse al máximo en ella. También para tener un buen futuro, claro.

Una bola de papel aterrizó sobre su cuaderno, así que detuvo su escritura y tomó la hoja para desenvolverla.

"¿Me prestas tu cuaderno de Matemáticas?

-Froid."

Frunció el ceño y levantó su vista, se giró en su asiento para ver a Froid levantando ambos pulgares en su dirección mientras sonreía. Él sólo rodó los ojos y negó con la cabeza, para luego volver a girarse en su asiento.

Volvió a concentrarse en escribir la letra de la canción mientras la tarareaba en voz muy baja para no interrumpir al maestro en la pizarra, entonces alguien lo picó en la espalda, se dio la vuelta molesto para ver a Froid sonriendo de nuevo.

—Hola —dijo el rubio.

—No voy a prestarte mis apuntes para que los pierdas —respondió él.

Froid dejó de sonreír, observó al maestro girado en la pizarra y volvió a observarlo a él. Casi dos segundos después lo tomó por la parte delantera de su suéter y acercó sus rostros hasta que casi sus narices se rozaron.

—Vas a prestarme esos apuntes o no te va a gustar lo que va a pasar —amenazó el rubio con su ceño fruncido.

Esto había pasado infinitas veces y Chaud, sinceramente, pensaba que el rubio se veía como si tuviera al mismísimo Bambi intentando amenazarlo.

—¿Quieres decirme cuántas veces te ha funcionado hacer esto? —preguntó en voz baja para evitar llamar la atención del maestro.

La mirada azul de su compañero se posó en la suya antes de responder:

—Ninguna —Frunció el ceño.

—¿Entonces por qué sigues haciéndolo? —Enarcó una ceja.

Si su vista no le fallaba, aunque también pudo haber sido el efecto de la luz, las mejillas de Froid se colorearon de un leve tono rosa mientras lo soltaba y se alejaba.

—Solo préstame tus apuntes, Chaud —Sus grandes ojos azules lo observaron, suplicantes—. Perdí mi cuaderno y necesito los apuntes del chico más brillante de la clase para poder adelantarme —añadió.

—Pídeselos a alguien más —respondió, pretendiendo darse la vuelta, pero la mano de Froid en su suéter lo detuvo.

—No seas un mal compañero —Intentó de nuevo—. No dañes la amistad que nos tardamos un mes en construir.

Chaud rodó los ojos, dejando salir un suspiro. Una idea cruzó por su cabeza.

—Bien, pero quiero diez dólares a cambio—aceptó.

Froid se mordió el labio inferior, mientras entrecerraba los ojos y lo consideraba. Chaud enarcó una ceja.

—Está bien —dijo finalmente el rubio y Chaud sonrió con suficiencia.

—Hughes y Price, ¿tienen algo que añadir a la clase?

Ambos muchachos se irguieron en sus asientos ante la voz del maestro.

—No, señor —respondió Chaud.

—Entonces guarden los chismes para el almuerzo —pidió antes de volverse a la pizarra.

—Eres un estafador —susurró Froid en su oído. Chaud llevó su mano hacia atrás para golpearlo, pero la mano del rubio lo detuvo—. Pensé que eras todo amor y rosas, pero al parecer estás tan corrompido como cualquiera de nosotros —añadió.

—No vas a hacerme sentir mal. Tu sufrimiento me hace sentir como una mejor persona, Froid —respondió, soltando su mano del agarre de Froid y volviendo su atención a su cuaderno de nuevo.

—Te odio —dijo el rubio antes de que lo escuchara levantarse del puesto de atrás, seguramente para volver al suyo.

—Es la razón por la que vivo — susurró, aun sabiendo que Froid ya no podía escucharlo.

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora