Ataque de risa

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Chaud.

Chaud pegó un grito mientras tiraba la espátula a la verga y se levantaba del piso, pegándose en la cabeza con el pupitre y cayendo de nuevo a éste.

—¿Qué pasa? —preguntó Froid llegando a su lado con expresión asustada.

Chaud tenía su boca abierta mientras la señalaba con asco. Se arrastró a sí mismo fuera de debajo del pupitre y se puso de pie. Inmediatamente escupió la goma de mascar en su boca y empezó a limpiarse la lengua con sus dedos mientras hacía sonidos de harcadas.

Froid empezó a reír como loco en cuanto se dio cuenta de la situación.

—No es gracioso, ¡cayó en mi boca! ¡La goma de mascar cayó en mi boca, Froid! ¡Ugh! —gritó el castaño mientras se limpiaba la lengua con las mangas de su sudadera gris.

Por otro lado, Froid estaba tendido en el piso riendo a carcajadas mientras se sobaba el estómago por el dolor que reír tanto le provocaba.

Chaud fácilmente lo estaba estrangulando mentalmente mientras seguía limpiando su propia lengua.

—N-no puedo... —Froid jadeaba por aire entre risas—. No puedo creer que... que tú...—No terminó su frase cuando otra carcajada lo estaba asaltando.

—¡Froid! —Se quejó Chaud— Deja de burlarte, no es gracioso. Podría contraer herpes o alguna cosa así.

—E-eres el único... el único idiota que hace esto c-con la boca abierta —dijo Froid mientras se levantaba del piso con dificultad y se limpiaba las lágrimas que se le habían escapado a causa de reír tanto.

—Iba a decirte algo —respondió malhumorado mientras se cruzaba de brazos. En cuanto llegara a casa iba a lavarse la boca con desinfectante bucal o alguna cosa así porque en serio estaba asustado de contraer alguna cosa.

—¿Qué cosa? —preguntó el rubio, su respiración todavía desigual por el ataque de risa.

—Nada, ya no voy a decirte nada —respondió él dándose media vuelta para buscar la espátula que lanzó hace unos momentos.

—¿Sabes por qué seguimos castigados? Yo siento que ya nos llevamos bien, podríamos hasta ser mejores amigos por siempre —opinó Froid a su espalda.

Chaud se agachó para recoger la espátula del suelo y se encogió de hombros— No lo sé, supongo que el director solo se está cobrando todos estos años de tortura.

Froid hizo un sonido afirmativo, aparentemente de acuerdo con su explicacion, y ambos se dispusieron a terminar de limpiar los pupitres para poder salir de allí.


-♡-


Chaud caminaba hacia la salida con Froid texteando en su teléfono a su lado. Froid bufo y el castaño observó como fruncía el ceño y rodaba los ojos.

—¿Qué pasa? —Se atrevió a preguntar mientras ambos atravesaban la puerta principal y salían del edificio.

—Mamá no va a pasar por mí esta tarde —respondió malhumorado el rubio—, está muy ocupada con el monstruo que tengo por hermana menor.

Chaud rió bajito mientras una idea cruzaba por su cabeza.

—Yo puedo llevarte —ofreció como si no fuera gran cosa, lo cual lo sorprendió casi tanto como a Froid, quien lo observó con el ceño fruncido.

—¿Hablas en serio? —preguntó el rubio, sin poder creérselo.

—Sí —respondió él con un encogimiento de hombros, tratando de lucir como si la invitación no hubiera salido involuntariamente de su boca.

—No vas a llevarme a un lugar apartado, hacerme cavar mi propia tumba y luego enterrarme vivo, ¿o sí? —inquirió Froid medio bromeando y medio hablando en serio.

Chaud rodó los ojos mientras sacaba las llaves de su auto del bolsillo trasero de su pantalón.

—Andando, enano.

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora