Chaud.
Estacionó el auto a un lado de la acera en frente de la casa de Froid y se giró para verlo. El rubio estaba observando sus manos en su regazo y había estado callado durante todo el camino, parecía bastante pensativo.
—Ya llegamos... —susurró para avisarle.
Froid pareció salir de sus pensamientos y lo observó al rostro.
—Gra-gracias —susurró Froid de vuelta y se desabrochó el cinturón. Iba a abrir la puerta para salir del auto, pero Chaud puso su mano en su muñeca para evitarlo.
—¿Pasa algo? —preguntó, buscando la mirada azul del muchacho.
No sabía porqué, pero ahora el ver a Froid pensativo le preocupaba. Le preocupaba no verlo hablando hasta por los codos y haciendo bromas pesadas acerca de cualquier cosa que llamara su atención a través de la ventanilla. Durante el último mes, se había acostumbrado demasiado al rubio.
—Dime tú —Le respondió sin mirarlo al rostro.
Chaud frunció el ceño y le soltó la muñeca.
—¿Dije algo que... te incomodó? —Volvió a intentarlo.
—No —respondió Froid de inmediato—, solo lamento haber arruinado tu noche con Grace —Se interrumpió a sí mismo dejando salir un suspiro, parecía que le costaba hablar—. Realmente no era mi intención, Chaud, solo fue un accidente. No quiero que pienses que lo hice para sabotearlos porque aún te odio o algo así, porque no lo hago, no más. Ya no me caes mal. Aunque en realidad creo que nunca lo hiciste —pareció perder el hilo de sus pensamientos, pero luego sacudió suavemente su cabeza, retomando:—. El punto es que lo lamento, en serio lo siento, ¿puedes hacer que Grace entienda eso?
Chaud lo miró asombrado, aún procesando todas las palabras que había soltado. Finalmente sonrió un poco y negó suavemente con la cabeza.
—No tienes porqué disculparte, Froid, fue un accidente y Grace no se lo tomó de la mejor manera —respondió en tono tranquilizador—. Sé que ambos hemos superado la fase de lanzarnos mierda el uno al otro, y también sé que no volveremos a ella.
Froid levantó su vista y ambos se miraron al rostro.
—Es-es bueno que lo sepas —dijo, luciendo algo inquieto.
Chaud sonrió más grande y le acomodó un mechón rubio que estaba fuera de lugar. Finalmente Froid le sonrió de vuelta y se bajó del auto, despidiéndose.
Cuando el rubio desapareció tras la puerta de su casa, Chaud se quedó pensativo, analizando la situación en la que se estaba metiendo a sí mismo.
¿Acaso estaba empezando a sentir cariño por aquel infantil, odioso y patán rubio?
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Adversarios [EDITANDO]
Teen FictionChaud y Froid han sido enemigos desde que tienen memoria, siempre andan discutiendo y peleando, jamás han logrado mantener una conversación que no termine en insultos o en un castigo en la dirección. Los maestros, directivos y hasta el conserje, han...