Froid.
No es que Froid estuviera molesto, es solo que una pequeña inquietud se asentaba en el fondo de su estómago, haciéndole fruncir el ceño y apretar la mandíbula.
Chaud le pidió que lo acompañara al centro comercial por un par de zapatillas y Froid terminó llevándose dos sorpresas: una; Chaud le había comprado un par de zapatillas forum low marrones mientras él mismo se había comprado un par azules e inmediatamente después le dijo que había elegido los colores para que combinaran con el color de sus ojos (Froid había tenido que literalmente tragarse las lágrimas), y dos; la chica que los atendió aprovechó su vulnerabilidad emocional para batirle las pestañas y sonreír en dirección a su hombre.
Froid no estaba realmente listo para que alguien coqueteara con su pareja en sus narices. Nunca antes le había pasado porque Chaud era su primer novio, no tenía idea de cómo reaccionar. ¿Debería lanzarse encima de la chica y borrar aquella estúpida sonrisa de su rostro? ¿O sería mejor lanzarse encima de Chaud para demostrarle a esa tipa algunas cosas que la harían borrar esa sonrisa por sí sola?
El rubio solía avergonzarse de los celos, le parecían ridículos e innecesarios. Él solía pensar que si confiabas en tu pareja nunca jamás tendrías porqué sentir la terrible necesidad de comportarte como un cavernícola y gritarles a todos que es tu pareja. Se sentía un poco como basura también porque Chaud evidentemente no estaba prestándole atención a otro ser humano presente que no fuera él.
—Todo listo, bonito —La pelirroja le sonrió de nuevo a Chaud y Froid tragó saliva en seco—, que tengan una linda tarde.
—¿"Bonito"? —Se preguntó a sí mismo con incredulidad una vez que salieron del almacén.
Chaud, quien venía revisando el recibo a su lado, se detuvo y levantó la vista.
—¿Huh?
—¿Por qué hay personas que coquetean con personas emparejadas en frente de las parejas de esas mismas personas? —preguntó, casi como un trabalenguas, pero al parecer Chaud le entendió porque se encogió de hombros.
—Les gusta intentar romper hogares, supongo —respondió el castaño, restándole importancia.
El ceño fruncido se fue instantáneamente, siendo reemplazado por una expresión triste. Se acercó a Chaud, poniéndose en frente suyo y tomando su rostro en sus manos. Lo miró directamente a los ojos.
—Nadie va a romper nuestro...hogar —Se encontró susurrando, su corazón apretándose en su pecho.
Chaud le sonrió, suave, abrazándolo por la cintura.
—Nadie lo hará —confirmó Chaud, pero inmediatamente su ceño se frunció y apartó la vista de sus ojos—. Nadie aparte de nosotros mismos, supongo —añadió, casi con una mueca.
Froid suspiró, su mirada azul desplazándose por las definidas y atractivas facciones del castaño, admirando con detenimiento sus mejillas magras y abultados labios rosas.
—No lo haremos —respondió, convencido—. Cuando sienta que de repente se está rasgando, voy a comprar súper-súper cola, esa con la que te pegué la mano al pupitre hace dos años, y lo arreglaré.
Chaud rió levemente, su mirada miel subió de nuevo y Froid se empinó para besarlo, una agradable sensación de calor esparciéndose por su estómago y extremidades, eliminando toda sensación restante de incomodidad o rabia.
Chaud era como su calmante personal.
Una vez se separaron, Chaud arrastró su nariz sobre su mejilla, bajando hasta su cuello y restregándola allí. Le hizo cosquillas, pero se obligó a mantenerse dócil ante sus caricias, abrazándolo más fuerte por el cuello.
—Te amo mucho, pequeña y hermosa abeja —dijo Chaud contra su cuello.
Froid se mordió el labio inferior, tragándose las lágrimas que aparecieron de repente, porque él también lo amaba, lo amaba tanto que las lágrimas simplemente aparecían solas. El rubio no sabía cómo demostrarlo, pero aquel chico era la mitad de su vida y lo llevaba tan dentro de su corazón como a nadie más, nunca.
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Adversarios ya lleva millón y medio de vistas, I'm-Gracias por leer. xx
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Adversarios [EDITANDO]
Teen FictionChaud y Froid han sido enemigos desde que tienen memoria, siempre andan discutiendo y peleando, jamás han logrado mantener una conversación que no termine en insultos o en un castigo en la dirección. Los maestros, directivos y hasta el conserje, han...