No tan orgulloso

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Chaud.

El castaño estaba levantando los diferentes tipos de disfraces que estaban esparcidos en el suelo del teatro, su humor no era el mejor, por lo cual tenía puestos sus audífonos con el volumen de la música a tope.

Froid no le había dirigido la palabra desde aquella última discusión en el estacionamiento y Chaud se negaba a sí mismo a dirigirle la palabra, aunque él no fuese una persona exactamente orgullosa, Froid lo había lastimado. Por un momento Chaud había creído que empezaban a llevarse mejor y que el castigo terminaría más pronto que tarde. Evidentemente se había equivocado.

Estaba dejando de lado unos cuantos vestidos y sombreros cuando un grito lejano llamó su atención, iba a darse la vuelta pero alguien se lanzó contra él, por lo cual terminó cayendo al suelo sobre su hombro derecho, soltando un quejido de dolor. El peso se retiró de encima suyo casi inmediatamente, entonces notó como Froid lo miraba con extrema molestia.

—¡¿No escuchas, estúpido de mierda?! —Le gritó un furioso rubio, parecía querer fulminarlo con su mirada y su ceño estaba fruncido a más no poder.

Chaud se retiró los auriculares con algo de fuerza y le devolvió la mirada molesta a Froid.

—¿Qué mierda? —preguntó molesto mientras se levantaba del piso y se acariciaba el hombro derecho con su mano no lesionada.

—¡Te grité que te alejarás de allí! ¡Casi te cae el maldito reflector encima! —El rubio señaló el reflector roto y apagado que se encontraba a apenas unos centímetros de distancia, justo donde él había estado recogiendo aquellos disfraces.

—¿No notaste que tenía puestos los audífonos, idiota? —inquirió de mal humor.

La expresión de Froid se volvió inmutable; su ceño dejó de arrugarse, sus ojos de fulminarlo y sus labios dejaron de presionarse entre ellos. El rubio lo observó por unos largos diez segundos en silencio, hasta que finalmente se dio media vuelta, caminó hasta donde se encontraba su mochila, la tomó y caminó hacia las escaleras para bajar del escenario.

—La próxima vez dejaré que un reflector te caiga en la jodida cabeza y te mate —Le dijo Froid mientras caminaba hacia la salida.

Chaud solo se quedó de pie en medio del escenario, observando cómo su compañero desaparecía tras las puertas negras de entrada.

¿Hasta cuándo iba a durar este infierno?

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora