Comprensión

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Chaud.

Estaba recostado en el capo de su auto mientras esperaba a que Froid atravesara las puertas de salida.

Eran alrededor de las seis de la tarde, lo cual significaba que el rubio había terminado su entrenamiento. Y aunque Chaud no estuvo directamente presente, igual vino a recogerlo porque necesitaba darle una extensa explicación.

Cinco minutos después, vio a Froid salir con el cabello húmedo y el rostro lleno de cansancio. El rubio detuvo su andar en cuanto lo vio, por lo que Chaud movió su cabeza en dirección al auto para invitarlo a subir.

Segundos después ambos se encontraban dentro del auto, sumidos en un intenso silencio.

—No es lo que parece —Se atrevió a decir Chaud, finalmente. Sus manos aprestaban el volante con nervios.

—Ajá —respondió en voz baja Froid, demasiado ocupado inspeccionando los hilos en las mangas de su sudadera roja.

—Necesito que me escuches antes de que concluyas cualquier cosa —Intentó de nuevo—. Fue hace años —confesó y eso pareció captar la atención de Froid—. Crecí con mis primos y con Greg, pasaba casi seis horas al día en su casa ya que mis papás trabajaban todo el día, así que me era imposible no adoptar su manera de comportarse. Hice muchos comentarios realmente asquerosos a un montón de chicas, me acosté con dos de ellas para ganar veinte dólares, golpeé a una chica transgénero e hice sabotaje en una marcha feminista.

Tan pronto como terminó de hablar, notó que Froid se quedó petrificado en su lugar, su mirada clavada en sus dedos. Diez segundos después, Froid se quitó el cinturón de seguridad, abrió la puerta del auto y salió de él dando un portazo detrás suyo. Chaud lo siguió de inmediato, casi saltando fuera del automóvil.

—Espera, Froid, por favor —Lo alcanzó unos metros más allá y lo haló por la capucha de su sudadera.

—¿Siempre has sido un jodido imbécil? —preguntó con el ceño fruncido, zafándose de su agarre con rudeza. Sus ojos azules destellaban con indignación—. ¿Cómo siquiera-

—Déjame explicarte, yo-

—¿Tienes una doble personalidad? ¿Una doble vida? ¿Eres alguien conmigo y después en tu casa estás en contra de los derechos humanos? ¿Qué va a pasar si algún día nosotros...? —Froid se calló de repente, entonces negó con la cabeza y se dio la vuelta para empezar a alejarse de nuevo, pero Chaud lo detuvo de inmediato.

—Froid, por favor, escúchame —pidió abrazando con fuerza al menor y apretando su espalda contra su pecho, soportando los intentos del rubio por liberarse de su abrazo.

—Chaud, déjame ir.

—Estaba asustado —confesó. Froid paró sus intentos de liberarse y Chaud apoyó la cabeza en su nuca, sintiendo el nudo en su garganta construirse— Te dije que el tema de mi sexualidad había estado molestándome desde que tengo uso de la memoria. No podía convivir con ellos sin tener que ocultar mi verdadera forma de ser porque entonces ellos le dirían a mis padres y entonces todo se iría a la mierda —confesó, abrazando más fuerte a Froid y con sus ojos empañados—. Yo no podía ir en su contra, Froid, pero créeme que era lo que más quería en el mundo. Después de todo el asunto de no querer matar a la mariposa en mi niñez, Greg no me dejó en paz nunca más. Siempre estaba detrás de mí, incitándome a jugar con las chicas, a repudiar a las personas diferentes y a comportarme siempre como un idiota —las lágrimas ahora caían libremente , mojando la capucha roja de Froid—. Yo no quería, nunca quise, nunca sentí que estaba actuando de la manera correcta, es por eso que me alejé de ellos cuando tuve la oportunidad. Me gané insultos y molestas insinuaciones sobre ser un "marica" de su parte, pero al menos estaba en paz conmigo mismo, actuando como realmente quería y aceptando que quizá no era todo eso que me habían enseñado a ser.

Estaba con la guardia baja cuando el rubio se zafó de su abrazo, sin embargo, él no se marchó otra vez, al contrario, se dio media vuelta y tomó su rostro entre sus manos, limpiando las lágrimas con sus suaves dedos.

—Nunca me hablaste de eso —sus ojos ya no destilaban molestia, ahora había una inmensa comprensión y tristeza dentro de ellos.

—No —respondió, acercándose más al suave toque—, pero todavía me ayudaste bastante sin saberlo —añadió con una pequeña sonrisa.

La cual Froid terminó besando.

Un suspiro se le escapó a la mitad del beso y no pudo evitar avergonzarse, así que rompió el beso y escondió su rostro en el cuello del más bajo, embriagándose con su suave esencia y sonriendo con suavidad.

Todavía le resultaba difícil creerse que ahora tenía alguien en quien apoyarse.

Adversarios [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora