Chaud.
Estaba tiritando de frío mientras movía la manguera de agua en diferentes direcciones, regando los claveles y hortensias que se encontraban sembrados a lo largo del jardín delantero del edificio de la escuela. Su ropa estaba empapada y sus tenis blancos hacían un sonido gracioso cuando caminaba debido a lo mojados que se hallaban. Y todo había sido culpa de Froid, lo que había comenzado con un pequeño chorro de agua cayendo accidentalmente en su sudadera había concluido con ambos empapados hasta la médula y el entrenador vigilándolos para que no se volviera a repetir.
—Riega bien esas hortensias, Chaud —le gritó el entrenador Smith a sus espaldas—. Así como los papás se riegan en-
—¡Padre nuestro que estás en el cielo! ¡Santificado sea tu nombre! —el repentino grito de Froid, aparentemente rezando, cortó lo que sea que el entrenador iba a decir y Chaud no terminó de entender una mierda. Se encogió de hombros, restándole importancia y se dispuso a regar de manera adecuada las bonitas flores.
—¡Yo tan mojado y usted con tremendo paraguas, jefe!
Chaud hizo una mueca ante el comentario que le brindó el entrenador al director, quien venía saliendo por las puertas principales del edificio con una expresión meramente avergonzada.
—¡Smith! —reprendió con aquel particular tono de reproche, aquel tono que toda la escuela se sabía de memoria.
El entrenador simplemente soltó una fuerte carcajada mientras que el director negaba con la cabeza y les hacía un gesto con la cabeza a los tres como despedida.
—Entrenador, ¿puedo hacerle una pregunta? —inquirió Froid, cerrando la manguera para detener el agua, cuando el director ya no estuvo presente.
Chaud terminó de regar el último arbusto de hortensias y cerró la manguera mientras se apartaba los rizos castaños del rostro con su muñeca. Sentía sus músculos entumecidos y sus labios morados.
—¿Qué? —preguntó de manera tosca el entrenador, sacando su teléfono celular del bolsillo del pantalón de su sudadera y revisándolo superficialmente.
Froid caminó hasta quedar a un lado suyo: —¿Están el director y usted en algo?
El entrenador levantó de inmediato la cabeza y posó su mirada azul en el rostro sonrojado y cansado de Froid. Lo observó fijamente durante unos diez segundos, hasta que una sonrisa burlona se deslizó por sus labios y negó con la cabeza, pero no parecía una negación literal para Froid, sino más bien una negación a algún chiste privado que solamente él entendió.
—No —respondió finalmente, pero seguía sonriendo—, Michael está felizmente casado —añadió.
Chaud observó la extraña sonrisa en el rostro del entrenador y algo hizo click en su cerebro. Su boca se abrió y sus ojos casi se salen de sus cuencas: —¡Usted es su-
—Shh —chistó Smith en su dirección—, más trabajo y menos charla —dijo mientras señalaba con su índice el resto de arbustos y flores que les faltaba por regar y volvía su atención al teléfono celular entre sus manos.
Chaud soltó un suspiro entrecortado, su mente todavía en shock cuando se dispuso a regar las flores al otro lado de la acera.
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Adversarios [EDITANDO]
Teen FictionChaud y Froid han sido enemigos desde que tienen memoria, siempre andan discutiendo y peleando, jamás han logrado mantener una conversación que no termine en insultos o en un castigo en la dirección. Los maestros, directivos y hasta el conserje, han...