Chaud.
Chaud se sacudió las gotas de agua sobre su abrigo, estremeciéndose ante el calor inmediato que lo envolvió, frotó sus manos juntas y se encaminó hacia las escaleras. A mitad de camino, su madre lo detuvo de un llamado.
—Chaud.
El castaño se giró hacia ella, mirándola con su usual cara de póquer, la cual fue interrumpida en cuanto vio que su mamá estaba vestida completamente de negro y con su rostro fruncido por el cansancio. Chaud dedujo que a donde sea que hubieran ido con su padre, y sin él, aquel fin de semana, fue a algo más que una simple visita a un "viejo amigo".
—¿Está todo bien? —preguntó, intrigado— ¿Dónde está papá?
—Está guardando el auto en el garaje —respondió ella, dejándose caer en el sofá y posando su mirada gris sobre él—. No te dijimos la verdad sobre a dónde íbamos ni de porqué no te llevamos con nosotros.
Su padre entró por la puerta trasera, parándose en medio de ambos; él no se veía mucho mejor, e igual que su mamá, traía puesto un traje completamente negro, incluso la camisa de botones que llevaba debajo del abrigo y la corbata que ya estaba algo desatada.
—¿A dónde fueron? —preguntó.
Observó a sus padres intercambiar miradas hasta que su padre suspiró y le dijo a su madre:
—Cuéntale.
Chaud recostó su cuerpo contra la baranda de las escaleras y se cruzó de brazos, colocando toda su atención en su madre.
—Estábamos en el velorio de tu abuela —informó ella.
Chaud parpadeó, sorprendido.
—¿C-Cómo?
—Paro respiratorio —informó su padre con frialdad.
Chaud dirigió su mirada a él, notándolo cansado, con el ánimo por los suelos y la mirada perdida.
—¿Por qué no me llevaron con ustedes?
—Creímos que no era un buen momento —respondió Marie simplemente.
Chaud se sintió consternado y solo atinó a reírse entre dientes.
—¿"Que no era un buen momento"? Quizá podríamos haberle pedido que se muriera el mes que viene —comentó con acidez.
—Chaud —El tono de advertencia que su padre usó lo hizo voltear a verlo, él le devolvió una mirada severa y dura—, realmente no es momento para discutir, así que por favor ve a tu habitación.
—¡No! —Se negó de inmediato, ya enojado— Quiero saber el motivo por el cual no me llevaron al velorio de mi propia abuela.
—Solo no es un buen momento para hablar de-
—¡Y una mierda! —Casi le gritó a su madre, su ceño fruncido y sus puños apretados, odiando la dirección que estaban tomando sus pensamientos— ¿Acaso están tan avergonzados de mí que llegará el día en el que ni siquiera salgan conmigo al pórtico?
Su reclamo era fuerte y sin titubeos, pero no era así como se sentía; el corazón se le estrujaba en el pecho con cada palabra que soltaba. Él se creía lo suficientemente fuerte para lidiar con esto, pero el hecho de que sus padres lo rechazaran por ser quien era siempre lo tiraba abajo, sin importar cuánto hubiese subido.
—Chaud, ve a tu habitación —ordenó Marie.
—No —Se volvió a negar—, no hasta que acepten que no me llevaron con ustedes porque les daba vergüenza que-
—¡Greg iba a estar ahí, maldita sea!
Chaud no pudo evitar sobresaltarse ante el grito de su padre. Algo pesado se asentó en sus entrañas, el nudo en su garganta se apretó tanto hasta tragó saliva con dificultad, tratando de regular sus emociones.
—¿No podemos dejar todo esto de lado y simplemente seguir? —preguntó su padre, lo escuchó exhausto, caminando hacia el sofá y dejándose caer allí también. Apoyó la cabeza en el respaldar y se cubrió el rostro con su brazo—. Mi mamá acaba de morir, por Dios, ¿puedes actuar como un hijo normal, respetar eso y quizá dar las condolencias por tu abuela?
Sus ojos estaban aguados, pero no tenía nada que ver con lo de su abuela, de todas maneras la mujer siempre lo había detestado. Aún recordaba con demasiada nitidez la forma desagradable en la que lo había observado a sus ocho años, cuando él había estado tan feliz de visitarla para al fin conocerla.
—Lamento lo de tu mamá —dijo al fin, girándose—, pero ella nunca se sintió como una abuela para mí —añadió, empezando a subir las escaleras.
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Adversarios [EDITANDO]
Teen FictionChaud y Froid han sido enemigos desde que tienen memoria, siempre andan discutiendo y peleando, jamás han logrado mantener una conversación que no termine en insultos o en un castigo en la dirección. Los maestros, directivos y hasta el conserje, han...