Capitulo 6

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-La noche ha estado tranquila...- habló Ethan, estaba sentado junto a Makena en el patio, ambos tenían una cerveza en sus manos y observaban la penumbra de la noche.
-Si...descartando el hecho del principio, lo demás todo bien..-le dio un trago a su cerveza.
-¿Hace mucho que trabajas de ésto?- cuestionó el chico. Makena lo observó.
-Si, prácticamente le he entregado mi vida a este trabajo.
-¿Es por eso que sabes pelear tan bien?
-¿Y tú cómo lo sabes? No hemos tenido ningún enfrentamiento, ni siquiera te he tocado un pelo.
-Te recuerdo que me diste un puñetazo justo en la nariz cuando ni siquiera llevabas diez minutos dentro de la casa.- el chico bebió de su cerveza.
-Eso no cuenta, fue autodefensa. Querías golpearme.
-No tenía idea de quién eras y aparte, tenias un arma.
-Te pedí que me dejaras explicar lo que sucedía.
-Sabes bien que en nuestro trabajo no necesitamos explicaciones.
-Es verdad. Pero bueno, ahora ya estas golpeado y no hay marcha atrás.- los dos rieron. Ethan quito una cajetilla de cigarros de uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero.
-¿Quieres?- tendió su mano para alcanzarle la caja.
-No, no fumo, gracias.
-Okey.- el chico puso un cigarrillo en su boca y lo encendió con un mechero de metal, el objeto tenía una calavera sobre el mismo metal.
-Lindo mechero.- bebió un poco más de su cerveza.
-Me lo ha regalado mi hermano menor. Él es soldado, se ha ido a hacer misiones.
-Vaya, ¿Y tú no has pensado en ser soldado?
-No, prefiero este trabajo. Es más simple y aparte estoy cerca de mi familia.- Ethan le dedicó una sonrisa de costado. -¿Y tu familia?- Makena dirigió su mirada hacia el frente, no le gustaba hablar del tema.
-No tengo.- habló fría.
-¿Por que?- ella volteó el rostro y lo observó. Su mirada se había vuelto oscura.
-No quiero hablar del tema.- sentenció dura. Le costaba, le costaba muchísimo. Se vio obligada a criarse sola, todas las noches recuerda aquel día en que llego la policía junto a los de servicios sociales. Ella con once años se encontraba en casa junto a su niñera. Sus padres se habían ido por viajes de negocios, decidieron ir en su barco. Le quitaron la casa, sus pertenencias, en fin, absolutamente todo. Nadie le apoyo, nadie se encargó de ella. Esa misma noche durmió en un orfanato. Fue un cambio demasiado brusco. Desde esa noche no volvió a ser la misma. Ese año fue una simple mierda para ella. Tuvo que aprender a defenderse sola, no tenía amigos en aquel lugar, debía sobrevivir, sus propios compañeros le robaban el alimento.
A los doce llego su ángel, al menos ella lo considera eso. Theodor la adoptó, él era agente en la misma academia de guardaespaldas en que ella trabajaba en el presente.
Comenzó a entrenar por gusto, necesitaba liberar toda la depresión que tenía. El hombre le apoyo en todo, le ayudó y le dio muchísimos consejos. Era como un padre para ella.
A los dieciséis volvieron los policías a golpear su puerta, Theodor había caído, protegió hasta lo ultimo a uno de sus clientes. Le habían matado de un disparo en la cabeza.
A diferencia de sus padres, él dejó el apartamento en el que vivía a su nombre, era donde vivía actualmente. Ella entendió que debía seguir sola, que debía luchar todas las batallas que la vida ponía en su camino. Y así lo hizo, siguió entrenando, siguió canalizando su oscuridad interior, pero jamás volvió a ser aquella niña inocente de once años. Se volvió una persona fría, siempre a la defensiva, ya no quería que nadie le haga daño. Para ella no existían los sentimientos, los había suprimido.
Cuando entro a la academia era fuerte pero débil de mente. Creyó que no podía, estuvo a punto de abandonar, pero no.
Siguió adelante por Theodor, él estaba orgulloso de ella, él quería que fuera como el. Siempre recuerda las últimas palabras que dijo antes de irse a trabajar aquella noche.
"Estoy orgulloso de ti pequeña luchadora, sigue adelante, sé que puedes con todo."
Esa frase le hizo dudar por años si el en verdad sabía que su fin iba a ser horas más tarde.
Siguió entrenando, se hizo más fuerte física y mentalmente, todos le creían débil, ella misma lo creyó por un momento.
Pero luego se dio cuenta de que no era así, había llegado hasta allí sola, sin ayuda. Y continuaría, persistiría.
Se graduó, nadie fue a verla en su graduación, no le preocupó absolutamente para nada, estaba acostumbrada. Investigo el caso de Theodor, quería saber si en realidad había algo extraño en su muerte, tenía esa duda. Pero luego abandono todo al comenzar con misiones, clientes que cuidar y más, mucho más entrenamiento.
Su última cliente, Macy Williams, debía protegerla, era la hija de uno de los empresarios más importantes de la cuidad. Ella estaba en su etapa de rebelde, Makena nunca pasó por esa etapa gracias a Theodor, el la guió por el camino serio, responsable.
Le tenía que cuidar en festivales, fiestas y de sus propios amigos. No eran una buena influencia para ella, se drogaba y bebía alcohol hasta quedar inconsciente.
Aquella tarde le había dicho que necesitaba unos medicamentos, ella había comenzado a ir al psiquiatra, tenía muchos problemas con su familia. Makena no dudó en ir a buscarlos, demoraría menos de veinte minutos.
Cuando volvió la vio, su mundo volvió a caer, Macy era una buena chica a pesar de todo.
Tenía una cuerda alrededor de su cuello, estaba colgada en su habitación. Había tomado esa terrible decisión y aunque Makena trató hasta lo imposible para salvarla, se llevó su vida, la triste vida que la joven tenía.
Mak dejó su arma y carnet de guarda espaldas sobre el escritorio de su jefe esa misma noche. No quería trabajar más, sentía que ya no podía. Todo lo que le rodeaba se moría y ella no podía impedirlo.
Se sentía inservible, su trabajo, su deber era cuidarle. Lo que nunca tuvo en cuenta era que también debía cuidar a su cliente de ella misma. Nunca imaginó que la chica atentaría contra su propia vida.
Todo había salido mal y no podía entender cómo pudo perder el control de la situación tan rápido.
Siguió yendo al gimnasio, prácticamente vivía allí dentro.
Un día mientras estaba en soledad dentro de su apartamento, llego una carta. Abrió la puerta bruscamente para saber quién la había tirado por debajo de la misma pero ya no había nadie.
"Tus padres viven." Decía la muy maldita. Provocó que Makena vuelva a tener ese impulso por investigar y así lo siguió haciendo hasta la actualidad. Tenía varias pistas, lo único que debía hacer y ese era su último paso, debía viajar a Africa. Había dado con el dato de que tenía familia allí y quería conocerles, quería saber la verdad.
Para ello debía tener dinero y fue así como volvió a la academia, comenzando nuevamente desde cero.

MAKENA. Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora