POV Axel
-¿Todo estará bien?- la observe. Estaba sentada al borde de la cama al igual que yo. Sus pelos estaban todos alborotados, como siempre y como tanto amaba verla. Blue estaba a nuestros pies, expectante. Lo habíamos adoptado hace un tiempo, necesitábamos un compañero que haga mierda el jardín cuando no estábamos. Era un border collie blanco y negro y nos amaba tanto como nosotros a él. Makena se había encargado de entrenarlo y pues, dada esas circunstancias a mí no me hacía caso en absoluto.
-Claro que estará todo bien, no puede no estarlo ¿o si? - pregunto nerviosa.
-Todo estará bien.- afirme. Ambos necesitábamos seguridad y yo iba a ser el sostén de esta situación.
-No he hecho esto jamás.- se arrimó a mi y la envolví en mis brazos.
-Pues yo tampoco cariño.- ambos observamos por el gran ventanal de nuestra habitación. Era un domingo soleado y las cortinas blancas del ventanal se movían indicando que afuera había un poco de viento.
Al igual que dentro de nosotros, había algo que nos sacudía, algo que nos tenía nerviosos y con las emociones a flor de piel.
-Quiero quedarme así para siempre, no pienso moverme de este lugar.
-Pues yo lo deseo más que tu, pero tenemos que hacerlo.- acaricie su cabello.
-Tengo miedo.
-Yo también, pero debemos ser fuertes como siempre lo hemos sido.- beso mi pecho y sentí su cálido aliento en mi piel desnuda.
-¿Quieres algo de comer? - pregunto enderezándose. No podía quedarse quieta un segundo.
-¿Tu tienes apetito? Porque la verdad es que mi estómago está completamente cerrado de los nervios.- ella alzó sus hombros, ni siquiera ella misma sabía si tenía hambre o no, se levanto de la cama y pude verla, usaba una de mis remeras viejas pues se negaba totalmente a utilizar uno de los tantos camisones que Mary le había regalado. Iba de bragas y descalza, camino hacia la puerta de la habitación y se dio vuelta.
-Vamos Blue, a por comida muchacho.- él perro acato la orden y enseguida salió tras ella. Rodé mis ojos, si yo le decía eso probablemente el perro seguiría en su lugar observando lo estupido que sería al creer que me haría caso.
Estire mis piernas y brazos, me acomode un poco mejor en la cama. Observe la habitación, estaba ordenada y no me sorprendía. No tenía problemas de orden con Makena, la habían entrenado lo suficientemente bien como para ser muy, tal vez demasiado ordenada. Ambos éramos obsesivos por la limpieza y más la de nuestro hogar.
Pase la mano por su lugar en la cama, ella era una compañera excepcional y la verdad era que no me imaginaba la vida sin esa mujer.
Con el correr del tiempo hemos aprendido a entendernos, a respetar nuestros espacios y a comprender las necesidades del otro.
Pase mi vista por la cómoda que estaba frente a nuestra cama, sobre ella había varías fotos. Fotos de momentos que eran imposibles de olvidar y que estaban grabados en mi cerebro por siempre. Hemos viajado mucho, hemos visitado a nuestros amigos, viajado por placer y demás. Vivíamos en un paraíso pero absolutamente todos los variados paisajes que habíamos visitado nos sorprendían muchísimo. Había más de quince fotografías en esa cómoda, a Makena le encantaba capturar momentos. Estábamos contentos ya que la cantidad de sellos en nuestros pasaportes aumentaba cada vez más y eran viajes que hacíamos juntos, éstos alimentaban nuestros recuerdos de pareja y de seguro serían unas buenas anécdotas a futuro.
-He comprado sandía, ¿quieres un poco?- pregunto entrando a la habitación nuevamente con un plato lleno de sandía en cubos. El perro, como gran compañero, de ella, iba detrás. Atento por si caía algún pedazo que pudiera comer.
-Esta bien, solo un poco. Será refrescante.- tome dos o tres cubos con mis dedos y los lleve a mi boca saboreando el dulce jugo que emanaba la fruta.
-Ha llegado el diariero y el cartero. Blue casi se escapa y sabes lo que sucede si eso pasa.
-Si, mata a cualquiera de los dos.
-Tengo que corregirle esa conducta. Es lo único que no soy capaz de controlar aun.
-No lo entiendo, con los vecinos es sumamente amigable pero con ellos dos se transforma.
-Cosas de perros.- dijo masticando.
-¿Ya estará listo?- pregunte nervioso.
-No lo sé, no quiero ir a fijarme. Tengo miedo.
-¿Makena Robins con miedo?
-Si, Makena Robins con miedo, deja de molestarme.- dijo metiendo más fruta a su boca. Podía darme cuenta de que la emoción llenaba sus venas, estaba igual que yo.
-Iré a por el...
-Suerte cariño...- dijo sonriente mientras se acomodaba en la cama. Rodé los ojos y camine hacia el baño.
-Charlie... ¿has hecho popo ya?
-Estoy limpiándome papi, espera un momento.- sentí la dulce voz de nuestro hijo a través de la puerta y mis pelos se pusieron de punta. Era el momento definitivo, se estaba limpiando. Ambos rogábamos a dios que no ensucie con excremento todo el baño como la última vez, su madre le había dejado solo unos segundos.
Era la primera vez que lo dejábamos hacer "popo como los grandes" como el le decía y estábamos aterrados de que todo saliera mal.
Blue estaba atento a la puerta, yo estaba más que pendiente y Makena había dejado la sandía a un lado.
-¿como vas cariño?- pregunto ella gritando.
-Todo bajo control mami..-respondió el chiquillo.
-Trata de no ensuciar nada que no debas hijo, por favor...- rogué. Si lo hacía me tocaba limpiar a mi, pues había perdido él piedra papel o tijeras. Sentí como el agua del bater corría.
-Listo, he hecho popo como los grandes. Ya soy mayor.- dijo nuestro pequeño mientras salía del baño. Makena sonrió contenta y el niño subió a la cama para abrazarla, yo con los ojos cerrados entre al baño y cuando los abrí, sorprendentemente todo estaba limpio.
Salí más que feliz del lugar y me tiré sobre la cama totalmente tranquilo. Blue dio un ladrido, como entendiendo la situación. Los tres estábamos felices, nuestro hijo ya había dado otro paso en su vida y aunque para muchos no haya sido importante, para nosotros tenía toda la importancia del mundo. Estábamos juntos y apoyándonos en cualquier circunstancia que estuviéramos. Porque eso aprendimos con el tiempo, a apoyarnos y a querernos como a nada, a pesar de las cosas malas.
Obtuvimos nuestra recompensa al fin, y nada podía ser mejor que esto. Habíamos constituido una hermosa familia, teníamos a lo mejores amigos del mundo, un hogar y todos teníamos salud y trabajo. ¿Que más puedo pedir? La vida me ha dado a una mujer excepcional y nunca podría haberme imaginado terminar con ella como lo hice. Estaba agradecido por ella, estaba totalmente agradecido por Makena porque literalmente, ella llego para salvar mi vida.Gracias a tod@s por leer esta historia! Los quiero, feliz año!
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MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...