P.O.V Makena
-Pero joder, ¡mira cómo has quedado!- gritó Axel cuando me vio entrar al camarín. Rodé mis ojos, tenía un leve corte en el labio, el hombre me dio un puñetazo que no pude esquivar, obviamente se lo devolví tres veces más.
-Que no es nada.- me senté en una de las sillas blancas que había allí.
-¿Donde está Manuel?- pregunto Ethan
-Esperando a la policía. Hemos logrado reducirlo pero tal vez necesite ayuda.
-Bien, iré a ayudarle. ¿Estarás bien?
-Si, no te preocupes.- acomode mi espalda contra el respaldo de la silla. Ethan salió del camarín
-A ver, creo qué hay un botiquín por aquí.- dijo Axel mientras caminaba por la habitación.
-No será necesario nada, quédate quieto.
-¡Te está sangrando el labio!- él estaba perdiendo los nervios. Suspiré fuertemente.- y mira tu mejilla, tienes un corte.- fruncí el ceño y toque la zona. No me había dado cuenta de ese golpe. Apreté mis dientes.
-Tranquilízate, no es nada.- que caminase de un lado a otro también lograba ponerme nerviosa.
Al encontrar el botiquín se concentró en la él. Movía sus manos rápidamente.
-A ver, estate quieta.- se acercó a mí con un algodón.
Tomo una silla y la puso frente a mi, estábamos sentados frente a frente. Pude ver algo de molestia en su rostro. Levanto la mano lentamente y presionó con el algodón, que tenía algún tipo de líquido, sobre mi labio. Hice una mueca, era alcohol y esa mierda ardía.- quédate quieta.- ordenó. Rodé mis ojos. Él se concentró en limpiar mi labio inferior. Levanto la otra mano y pasó un pulgar por éste. El suave tacto logró ponerme la piel de gallina. Le miré a los ojos y el también lo hizo, me dedico una leve sonrisa de lado. Desvíe mi mirada, ¿que le pasaba? Se supone que es un capullo. Pasó nuevamente el algodón, no quitaba su otro pulgar de mi labio y eso estaba logrando ponerme incomoda.- a ver, curaremos esa mejilla.- dijo mientras se levantaba de la silla, tiro el algodón usado a la basura y se concentró en el botiquín nuevamente.
Se dio vuelta y camino hacia mi, volvió a sentarse frente a mi. Pasó suavemente el algodón por el corte que había en mi mejilla, ese si me ardió más así que moví un poco mi rostro hacia atrás.
-No...-dijo en un susurro. Puso su mano libre en mi nuca y movió mi cabeza hacia adelante. Presionó nuevamente el algodón, cerré mis ojos. Esto era una mierda.- así que sientes algo, no eres una chica de piedra como pensaba.- comentó. Abrí mis ojos y pude ver sus celestes ojos atentos a mi. Nunca había visto sus ojos con detenimiento, eran tan claros que llamaban mucho mi atención.
-Pues... es normal si hechas alcohol en una herida...-pronuncie perdida aún en sus ojos. El también miraba profundamente los míos de color mierda.
-Bien, vamos a poner un pequeño parche ¿Okey?- quito el algodón de mi rostro, la carne me ardía.
Tiro el algodón a la basura nuevamente y camino con el botiquín hacia mi. Volvió a sentarse y puso dos dedos bajo mi barbilla para tener mejor accesibilidad a mi rostro.-¿Arde?
-Algo.- dije cerrando los ojos mientras el soplaba delicadamente sobre la herida.
-Bien, pongamos esto y estás lista.- comenzó a mover sus manos con el parche entre ellas.- mira hacia arriba.- lo hice y el acercó un poco su rostro hacia el mío, podía sentir su cálida y tranquila respiración sobre mi piel. Colocó el parche sobre la herida y presionó un poco.- listo.- se separó de mí y volvió a sentarse frente a mi. Cruzo sus brazos sobre su pecho y me observó detenidamente.- guapa, ¿quieres ir a por un café?- pronunció, alce una ceja de seguro se había golpeado en la cabeza o algo y ahora estaba diciendo estupideces sin sentido.
-Axel.- apoye mis manos sobre mis muslos.- no soy ese tipo de mujeres.- hable claro, si él pensaba que yo caería en su trampa estaba muy equivocado.
-¿Y como eres?
-Soy alguien a quien no le va el flirteo.- me levante de la silla.- y mucho menos que venga de tu parte.- camine hacia el gran espejo que había allí y observe el reflejo de mi rostro, el había echo un buen trabajo con el parche.- gracias por el parche.- dije y camine hacia la puerta.
-¿A donde vas?- él permanecía sentado en su silla.
-Con los chicos.- le observe antes de poner una de mis manos en el pomo para lograr abrirla.
-No es por meterme en tu trabajo ni nada, pero uno- se levanto de su lugar- si sales y ese hombre dice que le has golpeado probablemente te lleven detenida. Y dos- se acercó a mí- no puedes dejarme solo, se supone que eres mi guardaespaldas.- sonreí, o al menos hice el intento.
-A ver.- quite mi carnet de guardia de seguridad que me había entregado la agencia de uno de los bolsillos internos de mi chaqueta.- uno- imite lo que había dicho pero alce mi carnet casi a la altura de sus ojos- si tengo esto no puede tocarme nadie, he actuado en tu defensa ese es mi trabajo.- el observó el carnet detenidamente, baje mi brazo y volví a guardarlo en mi bolsillo- dos- hable nuevamente imitándolo- puedes quedarte solo por cinco minutos, enviaré a Manuel en cuanto llegue a donde están.- el alzó sus dos cejas y me observó.
-No te vayas.- dijo serio, fruncí mi ceño.
-¿Por que?
-Te lastimaran de nuevo.- dijo algo dudoso.
-Claro que no.- respondí mientras abría la puerta.
-No quiero quedarme solo.- habló en un susurro. Alcé una ceja.
-Pues llama a una de tus amigas, ya sabes.
-Ellas solo sirven para tener sexo.- respondió seguro. Rodé mis ojos.- vamos, conversemos sobre algo.- camino hacia la silla en donde estaba sentado y se volvió a sentar. Suspiré mientras me observaba con una leve sonrisa en su rostro. Esta situación estaba siendo muy rara. Rendida cerré la puerta y camine hacia dónde estaba al principio, me senté de mala gana y le observe.
-Bien, ¿sobre qué quieres hablar? - él sonrió triunfante, este tipo era muy extraño.
ESTÁS LEYENDO
MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...