POV Axel
Cuando abrí la puerta principal de la casa la vi allí parada, con un hermoso vestido rojo, sus labios del mismo color y sus tacones negros que hacían que sus piernas se marcaran a la perfección pensé que iba a infartar inmediatamente.
-¿Que tal?- pregunte divertido. Ella me dedico una tierna sonrisa. Estaba preciosa. Me di cuenta segundos después de que me había quedado embobado mirándola cuando dirigió su mirada hacia adentro- lo siento, pasa.- dije corriéndome a un costado. Ella camino elegantemente hacia el interior de mi casa y yo cerré la puerta tan rápido como pude. No había querido que la vaya a buscar, prefería venir sola así que respete su decisión. Era nuestra primer cita después de tanto tiempo y mentiría si dijera que no estaba nervioso. Se volteó para observarme, yo llevaba un smoking negro. No íbamos a salir a comer por allí, ella prefería la intimidad de nuestros hogares así que decidimos a sorteo cuál de los dos sería. Igualmente, aunque no fuera una cita en el restaurant más caro de Bora Bora, ambos decidimos seguir con la formalidad y por eso nos vestimos allí. Aparte, era divertido.
-Te ves hermosa.- pronuncie con los ojos totalmente iluminados con su belleza.
-Tu igual, muy elegante.- dijo divertida. Una lenta balada sonaba de fondo y hacía que el momento fuera inolvidable. Había mandado a ambientar toda la casa para esta cita, el color que predominaba era el rojo, velas, pétalos de rosa por doquier e inciensos que soltaban unos aromas riquísimos.
No quería que cenemos en la mesa del comedor, era muy grande para nosotros dos y no mantendríamos el acercamiento que esperaba así que mande a quitarla. Pusimos una mesa más pequeña, en donde podríamos estar frente a frente y más cerca. Había dejados las luces tenues, como me lo había indicado la chica que me ayudó con todo. No entendía mucho de estas cosas pero por Makena haría todo lo que fuera.
-¿Quieres cenar o esperamos un momento?
-La verdad es que muero de hambre.- dijo casi avergonzada. Tome una de sus manos y la acompañe delicadamente hacia la mesa. Ella observo todos los detalles que había. Nunca había entrado aquí así que supongo que la curiosidad era doble. Le ayude a sentarse y acomode su silla.
-No he querido que nadie nos moleste así que voy a servir yo la cena.- dije mientras destapaba el vino.
-¿Quieres que te ayude?- pregunto preocupada.
-Claro que no, has venido a disfrutar.- dije con una sonrisa en los labios. Serví el vino y mientras ella bebía un poco, fui a buscar la tablilla con las entradas. Siempre con cuidado de no cagarla, no tenía mucha práctica con esto.
-Melón con jamón ibérico.- dije presentándole el aperitivo.- tenemos todo un menú que probar, así que comienza.- dije sentándome en la silla que me correspondía. Ella probó el bocadillo y cerró sus ojos para disfrutar, yo sin embargo disfrutaba pero de ella. De todas las mujeres que he conocido ella definitivamente era la elegida.
Recordamos viejos tiempos, lindos momentos. Por conveniencia de ambos dejamos los malos de lado, no queríamos estropear la cena con cosas pasadas y todavía malas.
Recordamos cuando nos conocimos, ella me dejó loco desde el primer día. Era tan...tan ella. Parecíamos perro y gato al pelear, todo el día nos la pasábamos peleando y aunque a veces nos amargábamos, la mayoría del tiempo era divertido.
Serví el plato principal, ella estaba cómoda y yo también. Estábamos muy tranquilos y a gusto. La música seguía sonando y era un deleite para lo oídos.
-Solomillo con mandarinas en salsa gorgonzola...- dije poniendo el plato que le correspondía frente a ella. Lo observo con cierta sorpresa.
-¿Te has aprendido todos los nombres de memoria no?- sonrío.
-Así es...- dije sentándome nuevamente. Rellene las copas con vino y bebí un poco para aclarar mi garganta.- he elegido esta comida especialmente para hoy, quería que probaras mis platos favoritos.- ella corto el solomillo y lo llevo a su boca.
-Delicioso.- dijo mirándome.
-Como tu..- se sonrojo.
-Come, que me pones nerviosa.- dijo haciéndose aire con una servilleta. Sonreí abiertamente y comencé a comer.
-¿Recuerdas aquella vez en el paintball?- a ella se le escapó una sonrisa.
-Eras insoportable.
-Y tu muy competitiva.
-Siempre lo he sido.
-Pude darme cuenta cariño. Y me encantas así.- seguimos comiendo con algún que otro chiste de por medio. Recordábamos varias cosas, peleas sin sentido que con el tiempo resultaron graciosas y llegó el momento del postre.
-Yo ya voy llena eh...-dejo los cubiertos sobre el plato.
-Tienes que probar el postre. Haz un esfuerzo.- dije juntando la vajilla.
-Se me reventara el vestido.- dijo acomodándose mejor en su silla.
-Mejor para mi...- sentí desde la cocina como sonreía nerviosa. Volví con el postre, lo llevaba con dificultad pero logré llegar a la mesa.-Panacotta de vainilla con caramelo de frambuesas.- puse el postre frente a ella.
-Uh, esto sí que es la estrella de la noche. - dijo tomando una cuchara.
-¿No que estabas llena?- pregunte mientras me sentaba.
-Me gusta lo dulce.- dijo probando casi con desespero.- te has pasado.. está riquísimo.
-Gracias, he estado horas cocinando.
-Mentiroso.- hablo con la boca llena. Sonreí.
-¿Más vino?- pregunte mientras rellenaba mi copa.
-Claro.- respondió concentrada en el alimento que ingería. Rellene también su copa.
-Se ha terminado.- dije sacudiendo la botella frente a ella.- menos mal que he comprado otro.
-Esta riquísimo, como todo lo que has servido.
-Gracias.- deje la botella vacía a un lado y comencé a comer mi postre. En verdad estaba rico y guarde un recordatorio mental de saludar y agradecer al chef que dejó todo preparado.
Ambos terminamos y luego de reposar un momento, ya llenos de comida la invite a bailar.
-No se hacerlo, pero si me guías podría intentar.- dijo coqueta.
-Pues entonces no te va a quedar otra que confiar en mi.- conteste tomando una de sus manos para ayudarla a levantarse. La balada romántica seguía sonando y ambos disfrutamos de un buen baile. Ella se dejó llevar por mí y yo no estaba más que agradecido a la vida por tenerla allí conmigo. El baile lento y el roce de nuestros cuerpos nos llevaron a terminar la noche de la mejor manera, los dos en la cama, totalmente extasiados por el momento que estábamos viviendo. Todo era perfecto ahora, todo era perfecto junto a ella.
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MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...