P.O.V Makena
Había ganado, el maldito yacía en el suelo, quedó inmóvil, muerto. Quebré su cuello, como me lo había enseñado Theo, creo que estaría orgulloso de esto. Observé todo a mi alrededor, de repente había salido un sol tan fuerte que tenía que parpadear varias veces ya que molestaba en los ojos.
Comencé a caminar buscando a alguien, alguien que me diga en donde estaban todos y por qué de repente la carretera estaba vacía. Mis rodillas dolían, bah, todo el cuerpo me dolía. Camine por bastante tiempo pero no podía encontrar a nadie, el sol era cada vez más brillante y había comenzado a molestarme del todo. Ya no podía ver casi nada. Llegue a un barranco y observé todo desde allí, una bonita vista debía aceptarlo.
Por esquivar una piedra y por no ver una mierda a mi alrededor tropecé, lo que logró que cayera al vacío. Cerré los ojos esperando el impacto que nunca llego, abrí los ojos y observé todo a mi alrededor ya no estaba en el barranco, fruncí mi ceño, ¿que carajos sucedía aquí? Definitivamente quede mal de la cabeza. Estaba en un hospital por lo que veía, había muchas máquinas a mi alrededor y tenía una gran molestia en mi garganta. Debido a las arcadas que me daba el tubo que tenía metido allí mis ojos comenzaron a lagrimear y al sentir ahogarme comencé a desesperarme, no podía mover mis brazos para arrancarme ese tubo de una vez. Observé a mi alrededor desesperadamente, las máquinas comenzaron a hacer ruidos extraños, era una situación demasiado perturbadora. Cerré los ojos esperando teletransportarme o algo, estaba loca así que no dudaba que ocurriera algo así. Escuche a varias personas correr a mi alrededor, ¿que sucedía?, abrí los ojos nuevamente y me asuste al ver a un hombre abalanzarse sobre mi. En otra ocasión y con un mejor físico que este lo hubiese derribado de un golpe.
-Hola Makena, soy Mark tú doctor, voy a ayudarte con esto ¿si?- dijo desprendiendo las cintas que rodeaban mi boca y tomando el tubo en sus manos- afloja los músculos de tu garganta, no te esfuerces, lo quitaré de aquí rápidamente.- se preparo- bien, relájate- comenzó a tirar suavemente del tubo, sentía una gran molestia en mi garganta, molestia y dolor. Solté un quejido por inercia y automáticamente cerré los ojos, vaya mierda que me tocaba.- tranquila, ya termino.- la voz de mi doctor era realmente relajante. Trate de aflojar mi cuerpo por completo y así facilitarle las cosas para que termine de una vez.- muy bien, ya está.- termino de quitar el tubo delicadamente.- trata de no hablar, tu garganta está irritada, has tenido ese tubo demasiado tiempo- asentí con mi cabeza y al mismo tiempo fruncí mi ceño, ¿demasiado tiempo? ¿Cuanto? ¿Años? ¿Meses? Joder, ahora si estaba muy confundida. Trate de hablar, quería preguntar cuánto tiempo, pero mi voz no salía, dolía demasiado. Mark me observo.
-Se lo que quieres preguntar, han sido casi ocho meses. Has estado en un coma profundo desde hace ocho meses.- dijo mientras escribía algunas cosas en una tablilla.- no te preocupes, todo estará bien, ahora queda una larga recuperación pero sé que podrás con ello, diría que es un milagro pero solo creo en la ciencia -Sonrió de costado- ¿Quieres ver a las personas que han estado aquí casi siempre?- asentí. Quería ver a Axel, quería saber cómo estaba.- está bien, los llamaré.
El doctor salió de la habitación junto a las dos enfermeras que también habían entrado. Se veían todos más tranquilos, excepto yo, ¿ocho meses? Joder. Me quede pensando, ¿que habría pasado todo este tiempo? Espero que la vida no me sorprenda mucho, ya es muy fuerte despertarme luego de ocho meses en un hospital. Sentí como golpeaban la puerta suavemente y luego la abrían.
-Creo que ella está consciente, tenemos que ser lo más delicados posibles, recuerda lo que dijo el médico.- sentí la voz de Eduard a través de la puerta. Quería hablar, quería decirles que estaba bien y que no debían tratarme como a una muñeca de cristal. Steven entró lentamente.- Steven, es tratarla delicadamente no entrar a la habitación como si estuviéramos por robar algo, quítate. - quería reír, estos dos no cambiarían jamás. Vi como Eduard abría la puerta bruscamente y empujaba a Steven a un costado para entrar. Tenía un ramo de rosas rojas en sus manos.
-Hola hermosa.- habló alto, más bien grito.- ¿me escuchas?
-Ha salido de un coma no de una operación de oídos idiota.- ví a Steven acercarse a la camilla.- ¿cómo estás? Me han dicho que no puedes hablar aún así que solo asiente si estás bien.- lo observé entendiendo sus palabras. Con gran esfuerzo moví mi cuello y cabeza para asentir.- bien, entonces me quedo más tranquilo. Pensamos que te perdíamos, vaya susto nos has dado. Y como te encanta ser tan misteriosa has estado dormida ocho meses ¿te parece bonito?- rodé los ojos.
-Déjala en paz Steven, la agobias. A ver quítate animal.- está vez fue Eduard quien se acercó.- te hemos comprado rosas, eso es lo que hacen las personas normales ¿no?- fruncí mi ceño, quería reír y no podía, ¿en serio? ¿Rosas? ¿A mi?
-Le dije que no te gustaban esas clases de mierdas pero insistió.- habló Steven desde atrás.
-Son para darle un toque de alegría a tu despertar.- dejó las rosas sobre una mesilla que había a un costado.- se secaran de todos modos, nunca fuiste buena cuidando de las plantas. Han sido los siete dólares más mal desperdiciados del planeta.
-Ahora déjala tu tranquila idiota, le has comprado rosas que sabes que no le gustan, ha sido tu culpa no de ella, ella estuvo dormida ocho meses.- rodé mis ojos nuevamente, se pondrían a pelear en breve, los conocía. Trate de emitir algún sonido para interrumpir su inicio de discusión. Ambos me observaron.
-Gra...cías...-solo pude pronunciar y debo decir que realice un esfuerzo descomunal. Sonreí para adornar mi palabra. Ellos me observaron algo extrañados.
-Vaya voz te ha quedado, pareces un hombre.- suspire, las palabras de Eduard no eran alentadoras pero al menos había evitado que discutiesen. Ahora venía el momento de la verdad, solo pronunciaría una palabra y creo que es la indicada para sacarme las dudas.- ¿Ax..el?- dije. Ambos quedaron congelados, como si estuviera invocando al mismísimo diablo. La mirada de Steven se oscureció, y Eduard comenzó a ponerse nervioso. ¿Que sucedía aquí?
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MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...