Capitulo 8

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P.O.V Axel
-Sube..- sentenció seria. Se encontraba sentada en MI lugar, el del piloto.
-No iré si conduces tú.
-Sube- sus nudillos se volvieron blancos de apretar con tanta fuerza el volante. Hacían aproximadamente veinte minutos que estábamos discutiendo de esta manera.
-Puedo morir, no es la idea. Te recuerdo que debes cuidarme, no matarme.
-¡Sube de una vez gilipollas!- gritó. Puse mis manos en los bolsillos de mi chaqueta divertido. Observó su reloj, estaba nerviosa e impaciente.-Escúchame- suspiro, estaba tratando de controlarse, yo sonreí y me dirigió una mirada amenazante- si no subes al coche ahora y no llegamos a tiempo probablemente me despidan, así que hazme el favor.- tenía él rostro rojo.
-No subiré.
-Suficiente.- se quitó el cinturón de seguridad bruscamente y bajo del coche. Di unos pasos hacia atrás cuando vi que se acercaba peligrosamente hacia mi.- sube al coche.- negué con mi cabeza. De un momento a otro quito su arma de su cintura y me apunto.
-No puedes matarme.
-Pero si herirte, sube al coche.- habló siniestra. Un escalofrío recorrió mi espalda. No le conocía y no sabía hasta qué punto llegaría.
-No subiré, que cambien de guardia, no quiero ir contigo.- ella tenso su mandíbula, pude notar que apretaba sus dientes fuertemente.
-No hay otro guardia, súbete al puto coche.- se acercó más y yo retrocedí dos pasos más. Preparo su arma, sabía que estaba lista para disparar, lo veía en sus ojos.
-¡Makena!- sentí la voz de Richard retumbar por todo el patio delantero, estaba parado en la puerta principal de la casa. Ella me observó rabiosa y guardó su arma en la cintura.- vengan aquí, los dos ¡Ahora!- Richard parecía desquiciado. Rodé mis ojos y camine hacia adentro. Ella lo hizo tras de mí, tenía sus puños cerrados fuertemente a los costados de su cuerpo. Richard entro al despacho, yo lo hice después y luego. la pequeña guardaespaldas.- ¿que clase de comportamiento es ese?- preguntó con voz potente luego de que la chica terminó de cerrar la puerta.
-En mi defensa diré que no quiero morir, al menos no en manos de ella.- la señale con un movimiento de cabeza. Ella rodo los ojos, se mantenía con el cuerpo apoyado en la gran puerta de madera y sus brazos cruzados en su pecho.
-Mak, sé que no quitas tu arma de la cintura si no es sumamente necesario ¿que ha sucedido?- ella solo negó con su cabeza y no pronunció palabra alguna.- ¿no te defenderás?- volvió a negar con su cabeza.- bien- dijo él saturado.- estas suspendida tres días, sin paga.- ella rodo los ojos y luego asintió con la cabeza. Vi como los músculos de sus brazos se tensaban y me envió una mirada amenazante. Le guiñe un ojo y corrió su cabeza para mirar hacia otro lado.
-¿Solo tres días? Casi me mata, se supone que no puede atentar contra mi integridad física.- hable algo divertido.
-Axel, cállate.- habló Richard. El enojo se podía ver claramente en su rostro.- tú también tendrás pena- levante una ceja- no puedes traer a nadie, escuchame bien, a nadie a la casa. Si lo haces, hablare con tu madre y sabes que eso no es bueno.- me observó, sus ojos estaban totalmente oscuros. Apreté los dientes. Gilipollas.
-¿Puedo irme ya?- pregunte impaciente, esta situación ya estaba molestándome demasiado.
-Iras con Ethan, espéralo en el living.- rodé mis ojos, parecería que no iba a librarme de mi madre. Me levante, vi a Makena quitarse de la puerta, ella seguía tensa. Salí rápidamente y camine a la cocina, la verdad, me importaba poco lo que sucedía con ella. Al llegar vi a Ruth caminar de un lado a otro haciendo diferentes tareas.
-Quiero un zumo de naranja y un plátano cortado en trozos pequeños. Estaré en el living.- ordene y camine hacia el living.
Me senté en uno de mis grandes sillones de cuero blanco, les amaba. Encendí el televisor y puse un programa de cotilleo. Tome mi móvil, lo desbloquee y comencé a revisar todos los mensajes que tenía sin abrir. Casi todos eran de mujeres con las que había estado y con las que podría llegar a estar, en su gran mayoría eran preciosas modelos. Sonreí, soy un completo ganador.
Ruth llego con una bandeja, ésta contenía mi alimento sobre ella. No había tardado, sabe que si lo hace puedo llegar a hacer un recorte en su sueldo y eso no es de su conveniencia.
Comencé a comer el plátano tranquilamente mientras observaba la televisión, Ethan se estaba demorando mucho.
Al terminar, deje la bandeja sobre la mesa ratona del living y subí la escalera para ir hacia mi habitación.
Abrí la puerta y pase, inmediatamente sentí mi cuerpo chocar de frente contra la misma, luego de eso, una gran presión en mi brazo izquierdo. Solté un quejido de dolor.
-Escúchame bien cabron hijo de puta.- sentí su voz demasiado rabiosa, rodé los ojos.- vuelves a meterte en mi trabajo y juro por dios que no me haré cargo de mis actos.- presionó un poco más y sentí más dolor, aunque era pequeña tenía una gran fuerza.- me da lo mismo si eres el puto Axel Lowell, Madonna o Lady Gaga, te destruiré igual.
-Sabes que no te conviene hacer esto ¿verdad?- hable incomodo ya que tenía mi rostro pegado en la madera.
-Y tú sabes lo que te conviene, no jodas conmigo Axel.- habló dura y me soltó bruscamente, logrando que me golpease el rostro contra la dura superficie. Me movió y abrió la misma, me envió una última mirada asesina y cerró fuertemente. Quedé anonadado con su actitud, era una chica con un carácter demasiado fuerte.
Camine con una mano en mi rostro, me observe en el espejo que había en mi cuarto, una marca roja había aparecido en mi mejilla, gruñí. Le estaba comenzando a odiar más de lo que ya lo hacía. Creo que será ella quien me conocerá verdaderamente y no le gustará para nada.
Era una pequeña cabrona y le iba a dar su merecido, si tanto le gusta su trabajo pues que disfrute de sus últimos días en la casa. 

MAKENA. Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora