P.O.V Makena
Camine tan rápido como mis pies lo permitían, iba pechando gente y tenía mis oídos apagados, no quería escuchar los insultos que probablemente me estarían gritando, si los escuchaba lo más seguro era que volvería y golpearía a quien fuese y ese no era el objetivo.
Doble la esquina y me detuve unos segundos mientras buscaba con la mirada el café que había dicho el chico. Divisé un pequeño local y entonces avance nuevamente.
Era inexplicable la ira que tenía dentro, ¿si alguien lo descubría? ¿Si un montón de fans lo arrinconaban en alguna parte? ¿Si otro loco le golpeaba otra vez? Apreté mis dientes, no podía irse sin avisar y menos sin un guardia cuidando de su culo.
Abrí la puerta del local bruscamente y le busque con la mirada, camine entre las mesas pero no le veía. Fruncí el ceño, había dos tasas de café vacías sobre una mesa.
Seguí caminando entre las mesas pero no le veía. Entre al baño de mujeres, revise cada cubículo pero no había nada. Apreté los puños, le mataría a puñetazos.
Entre al baño de hombres sin importarme absolutamente nada.
-Preciosa, éste es el de hombres, pero si vienes por algo más te ayudo.- habló un hombre obeso a mi lado, le observe, me llevaba dos cabezas de altura. Apreté mis dientes cuando me dedico una guiñada.
-Puedes irte tranquilamente a la mierda.- respondí, no tenía miedo, me he enfrentado a hombres aún más grandes que el.
Revise el primer cubículo, nada.
-Deberías dejar de buscar lo que estás buscando, ven a divertirte conmigo, como lo están haciendo aquellos dos allí.- señaló el último cubículo. Pude ver una prenda de ropa en el suelo, suspiré fuerte. Le mataría, lo juro.
Me di vuelta y camine hacia el hombre, le observe, el me observaba con una sonrisa en su rostro. Quite mi arma de mi cintura y le apunte, él abrió los ojos de par en par y levanto sus brazos.
-Quiero que te vayas del puñetero baño ahora mismo o te disparo en esa cara de mierda que tienes.- el tipo asintió con su cabeza apresuradamente y salió pitando del baño. No guarde mi arma, oh claro que no. Trate de controlarme todo el camino hacia aquí, pero no podía, ya no podía controlar más mis impulsos. Camine hacia el último cubículo, podía escuchar sus gemidos y mi cara de asco no dudó en aparecer.- abre la puerta ahora mismo antes de que la tire abajo.- grite. Nadie respondió, - ¡Axel! Sé que eres tú, ¡sal de ahí ahora mismo!- escuche unos movimientos dentro, apreté mi arma con una de mis manos. La otra la tenía libre. Golpee otra vez.
-Ya voy, joder.- le escuche y su voz en vez de tranquilizarme hizo que mi ira se disparase por fuera de los límites indicados.
Si dos pasos hacia atrás, pensé en patear la puerta pero trate de controlarme. Apoye mi cuerpo en la pared frente al cubículo. Guarde mi arma, no debía utilizarla, no quería utilizarla.
-Tienes tres segundos.- grite. Sentí movimientos bruscos dentro. En menos de dos segundos le tenía frente a mi, desaliñado y despeinado, tenía una gran sonrisa en su rostro que hizo que apretara mis dientes fuertemente. Una chica salió tras el, se estaba poniendo la falda y por lo que vi, no le importaba para nada estar en bragas delante de mí. Rodé los ojos.
-¿Se te va a hacer costumbre interrumpir mis folladas?- preguntó el rubio orgulloso que tenía delante, y esa fue la gota que rebalsó el vaso. Le di un puñetazo, de los fuertes, cayó al piso y colocó una de sus manos en su boca. Me observó con los ojos abiertos de par en par. La chica se arrodilló junto a él horrorizada.
-¿Acaso no sabes que no puedes irte como si nada por ahí? ¿Para que mierda has contratado seguridad? ¡joder!- peine mi pelo con una de mis manos y camine hacia la salida, le observe sobre mi hombro.- te quiero fuera en cinco minutos, decente, pareces un puto vagabundo.- hable autoritaria y luego de eso seguí mi camino hasta salir del baño.
Camine hacia la barra y llame a la chica que estaba atendiendo.- una botella de agua sin gas por favor.- hable, la chica asintió mientras me sonreía y fue a por mi agua. Me senté en uno de los bancos que había allí, Axel Lowell podía llegar a terminar con mi paciencia tan rápido que a veces me sorprendía. Hoy ha roto un nuevo récord.
Dentro del camarín ha sido otra persona, podía ver comprensión en sus ojos, estaba tranquilo y no se comportaba como un auténtico idiota, todo lo contrario al Axel que estaba dentro del baño ahora mismo. Odiaba a las personas que tenían doble personalidad, las odiaba con el alma.
Sentí su presencia a mi lado, le mire de reojo mientras apoyaba mis brazos en la barra.
-Lo siento ¿si? No he pensado con claridad.- su voz sonaba tranquila, la chica llego a mi con la botella de agua y le pague- ¿me traes un poco de hielo por favor?- habló. Vi como la chica asentía sonrojada y rodé los ojos, pero ¿en serio no había mujer en este mundo que no caiga en la redes de Axel? Joder, ni que fuera el hombre más perfecto del mundo, era un gilipollas con todas las letras, no sé que le veían.
Me giré para verle y una sonrisa quiso escapar de mi boca cuando lo hice, decidí mantener mi seriedad aunque por dentro moría de risa. El perfecto Axel Lowell tenía el labio inferior partido y se le estaba hinchando al punto de quedar deforme.- ¿era necesario el puñetazo?- preguntó dolido. No respondí y me concentré en abrir mi botella de agua.- Okey, otra vez aplicaras la ley de hielo conmigo, lo entiendo.- suspiró frustrado- ¡que madura eres eh!- reprochó. Encendí mi auricular.
-Chicos, estamos en en café que está cerca del estudio, vengan con el coche, sacaremos a este cabron de aquí.- hable, los dos asintieron y comencé a beber mi agua e ignorando completamente a Axel, mientras los esperaba.
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MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...