P.O.V Axel
-En el día de hoy se pudo ver a Axel Lowell, el chico que se ha ganado el corazón de todas, entrando a un club nudista por la puerta trasera. ¡Así es! ¡Un club nudista! Tenemos las imágenes que nos lo confirman..-apague el televisor, putos medios que estaban en todos lados.
Eran las dos de la mañana y permanecía sentado en el sillón de la sala, Makena no había regresado a la casa aún y eso me tenía nervioso.
Sonreí levemente al recordar la sensación de sus labios contra los míos, había sido algo ¿mágico? No lo sé, nunca lo había sentido antes.
Le pedí a Manuel que la rastree nuevamente, necesitaba ir a buscarla pero no me dejaron y tampoco quisieron seguir con el tema. Ambos estaban agostados, Ethan estaba furioso, pude verlo demasiado tenso cuando volvimos a casa. Ni siquiera ceno, subió a su habitación y se quedó allí encerrado.
Manuel, por otro lado, se quedo charlando conmigo hasta que el sueño se apoderó de él.
La casa estaba a oscuras, todos los empleados dormían ya. Había hablado con Richard por el móvil, David seguía mejorando pero los doctores aún no querían darle el alta.
Subí mis pies al sillón y me recosté un momento. Me sentía cansado y ella aún no llegaba. Quería verle entrar para por lo menos dormir tranquilo esta noche. Entrecerré mis ojos, el sueño se estaba apoderando de mi.
Sentí ruidos en la puerta principal y entonces me enderecé, trate de observar desde el living lo que sucedía. Ella camino torpemente por la sala hasta llegar a la base de la escalera. No noto mi presencia, fruncí mi ceño, ella era lo suficientemente atenta como para saber quién estaba a su alrededor. Era como una pequeña águila, tenía una gran vista panorámica de todo, era un don. Me levante cuidadosamente y camine hacia dónde estaba. Pude verle mejor, ella tenía una lucha intensa con sus pies que se negaban a subir los escalones como las personas normales. Sonreí ¿estaba borracha?; se dio la vuelta al escuchar el sonido de mi sonrisa, me observó detenidamente.
-Sabes que podría haberte matado si no te reconocía ¿verdad?- preguntó arrastrando la lengua. Asentí con mi cabeza, agradecía que este lo suficientemente torpe como para tomar su arma y dispararme.
-¿Has bebido?- cuestione serio.
-Algo.- respondió dudosa.- sé que no estoy dando una buena imagen ¿Okey? Pero solo olvídalo, es el único favor que te pediré en tu vida.- y con eso trato de seguir subiendo la escalera. Casi se cae así que avance y le ayude. Puse una de mis manos en su cintura y la otra en su espalda. Ella se detuvo y me observó- puedo hacerlo.- afirmó.
-Lo se, solo estoy controlando que tu escalada vaya bien.- ella hizo una de sus típicas muecas indicando que sonreía. Solté una pequeña carcajada al verle divertida, eso no era usual.
-Eres lindo.- dijo ahora más seria.
-Gracias, tú también.- respondí mirándole a los ojos.
-¿Puedes besarme como lo hiciste hoy?- pregunto en un susurro. Asentí lentamente con mi cabeza, ¿ella lo pedía porque estaba borracha o porque en verdad lo quería?
-Estas algo mareada, ¿que te parece si lo dejamos para mañana?- ella rodo los ojos. Me acerqué a su rostro y le di un pequeño pico.- mañana cuando estés bien te daré más, ahora sube.- ella suspiró algo frustrada y se concentró en los escalones, le seguí ayudando hasta llegar a la "cima" de la escalera. La observe entrar a su habitación y luego camine hacia el mío.
-Axel...-escuche que me llamó antes de que abriera mi puerta. Me voltee para observarla.- ¿puedes quedarte conmigo un momento? Es que ha sido una noche de mierda y..
-Si.- dije sin dejarle terminar. Camine rápidamente hacia ella y me detuve justo antes de entrar. La idea no era aprovecharme de ella, solo me había solicitado que la acompañase así que eso haría y estaba muy a gusto con ello. Nunca había hecho nada de esto con otra chica así que podría decir que estaba experimentando cosas nuevas.
-Pasa.-habló demandante, sonreí y entre. Observe toda la habitación, estaba muy bien organizada y ordenada.- iré a ponerme el pijama, vuelvo enseguida.- camino torpe por la habitación y tomo unas prendas de ropa de su armario. Entro a su baño y para mi desgracia cerró la puerta. Suspiré, las dos treinta de la mañana, nunca había tardado tanto en subir la bendita escalera.
Camine hacia la cama y me recosté en ella, no creo que Makena tenga algún problema con ello. Cerré mis ojos un momento para descansarlos.
-He vuelto.- tenía un pantalón pijama a rayas en tonalidades grises y una musculosa de breteles finos de color negro.- veo que te has apoderado de mi cama.- otra vez esa mueca, no entendía por qué no sonreía.
-Es muy cómoda, ven aquí.- abrí mis brazos, ella camino hacia mi y se acomodó en la cama, entre mis brazos. Olí su cabello, tenía un lindo olor a frutas en él. Ella suspiró contra mi pecho.
-Lo siento.- habló suave
-¿Por que?- pregunte.
-Por esto.- se pego más a mi.- por darte esta mala imagen, es lo que soy, no puedo cambiarlo.- habló algo angustiada. Pase una de mis manos por su espalda, el tacto era muy suave.
-Shh tranquila, nadie es perfecto nena.- bese su cabeza.
-No he podido conseguir información, esos gilipollas me han atacado antes de tiempo.- contó
-¿Información sobre que?- hice como que no sabía nada, porque para ella yo aún no sabía nada.
-Sobre mis padres...- dijo lentamente, antes de que siguiera contándome pude notar que se había quedado dormida.
Era raro, era extremadamente extraño que estuviera en esta situación con mi guardaespaldas. ¿que había sucedido? No lo sé, pero me gustaba, me gustaba mucho esto. Y no sé cómo clasificarlo, nunca había estado así con nadie.
Acaricie su espalda y ella se apoyo más en mi, sentía que debía protegerle, aunque podía ser una máquina de matar si se lo proponía al mismo tiempo era débil e indefensa, o al menos yo lo veía así.
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MAKENA. Terminada.
RomanceA Makena Robins le asignaron un nuevo protegido en su agencia de guardaespaldas. Hacia varios meses no se dedicaba a esa actividad, desde su último caso quiso retirarse pero su jefe insistió depositando muchísima confianza en ella nuevamente. Su nu...