07.

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'Cuando tomas una decisión, el universo conspira para que suceda.'

El que Chloé permitiera a Adrien darse un baño fue la oportunidad perfecta para que él revisara su cuerpo en busca del dibujo del día. Grande fue su decepción al no encontrar rastro de colores o figuras ajenas por ahí, no en brazos, ni en las muñecas ni sobre las manos (eso completamente descartado desde un inicio), pero tampoco había en sus muslos o tobillos, menos aún en la espalda o en las clavículas, o en alguna parte. Nada. Piel blanca en todas partes, como debía de ser desde el inicio, desde hacía ya 7 años.

El rubio salió del baño, vestido con ropa completamente limpia y refrescado. El cabello estaba revuelto y con algunas gotas que se caían y resbalaban juguetónamente por sus hombros. Se sentó en un sofá, el más cercano que tenía, era blanco y de tres plazas, seguramente el más costoso que había en la tienda. Chloé estaba sentada en un sillón, igualmente blanco, al otro lado de la habitación, veía lo nuevo en una revista de moda.

La rubia bajó su revista al escuchar a Adrien carraspear, en un intento para que le prestaran atención. Una pequeña sonrisa se posó en sus labios.

—A ver, ¿qué te trajo aquí, cabeza dura? —preguntó la rubia, recargándose cómodamente en el respaldo del sillón donde se encontraba.

Adrien tenía más bien la mirada baja, directa en lo único que le era ajeno de su piel y no era lo que quería: '¡Quítate de encima!', por supuesto que tampoco se animaba por ello.

—He tenido un pésimo día.

— ¿Y vienes hasta acá para contármelo? ¿En serio?

—En parte.

Las conversaciones que normalmente tenía esos dos parecen discusiones, porque Chloé se quejaba y Adrien intentaba hacerle ver las cosas de otra manera, pero sabían que así funcionaba entre ellos.

Adrien comenzó a decirle lo que había pasado en el día, y lo mal que lo había pasado, al final omitió un poco cómo decidió ir a por Chloé pero para la rubia ya se veía venir. Al acabar, la chica rubia había fruncido los labios en una mueca no muy gustosa.

—En serio, Adrien-boo, eres un total desastre al ser un adolescente.

— ¿Y quién es bueno siéndolo?

Touché.

La rubia se cruzó de brazos y de piernas, con la cabeza señaló detrás de ella.

—Las llaves están en un cuenco en la cocina, ve por ellas de una vez si quieres.

—Pero... —Adrien sabía que había un pero, siempre había uno. A veces Chloé le recordaba a Rumpelstilkin cuando hace tratos, siempre busca alguna ventaja a cambio, Adrien había esperado que de pura casualidad se saltara aquello.

—Me conoces tan bien —previa complacida por eso, quitándole un poco el mal humor que había adoptado a lo largo del relato de Adrien.

—Por algo nos conocemos desde que somos fetos.

—Qué manera más vulgar de decirlo, pero cierto.

—Es científicamente correcto.

—Adrien, basta —la detuvo la chica. ¿Ven? Discusiones.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora