'Nunca seremos esos niños otra vez.'
Adrien se sentía asqueado de sí mismo. Se sentía un vil farsante, un timador, y eso que apenas eran las once de la mañana. Ni medio día llevaba y ya se sentía una peste. Gran forma de iniciar el día. Los minutos pasaban tan lentos que casi parecían detenerse. Y esa analogía la ligaba, sin poderlo evitar, a un tonto sistema de partículas al que alguien lo suficientemente cruel (o estúpido) le quita la energía de a poco, como si llegar al cero absoluto fuera posible. O como si, tan siquiera, fuera necesario que él se quedara congelado en el tiempo. Y, aunque temía llegar a casa, no quería quedarse en el cero absoluto.
—Hasta acá huelo a tus neuronas quemándose. ¿Qué pasa?, ¿se te ha olvidado cómo resolver el ejercicio?
Monique estaba ahí, en la banca de a lado mirándolo atentamente y con una sonrisa burlona en sus labios. Adrien apenas la miró, sin querer regalarle más tiempo de su atención y volviendo a divagar sobre qué tan lento sentía que iba el tiempo.
Monique suspiró, sintiendo el rechazo del otro inmediatamente. Adrien volvía a encerrarse en sí mismo y eso no era una buena señal. Algo malo ocurría y ella quería saber qué era. Pero, respetaba a su amigo, y no podía obligarlo (bueno sí que podía pero no sería ético y tampoco quería volverse a pelear con él) a decirle qué pasaba por su magnífica mente. Así que, como pudo, volvió a hacer el ejercicio de matemáticas que la maestra les había pedido. Su letra la intentó hacer lo más parecida a la de Adrien y luego fue a entregar ambos ejercicios, mientras el chico seguía con la mirada perdida.
Las excelentes notas de Adrien él mismo se las ganaba, pero a Monique le gustaba aparentar que podía ayudarle aunque fuera un poquito. Para eso estaban los amigos, para cubrirse las espaldas. Cuando regresó a su asiento, Monique notó que su amigo había empezado a temblar.
—¿Estás bien? —le preguntó ella con el tono más suave que pudo formular.
—No puedo estar aquí —respondió él antes de levantarse y salir de ahí sin el permiso de nadie más que de él mismo.
La maestra apenas pareció notarlo, como si eso estuviera bien por ella. Monique vio en su expresión algo de indiferencia, y podía escuchar las pobres palabras de la señora: "el chico sabe demasiado y luego ni me presta atención en clase, qué haga lo que guste." Monique tuvo la intención de levantarse e ir tras él. Pero, la misma bruja se levantó un momento después y les puso tres ejercicios más, agregando: "No pueden salir hasta que me los entreguen".
—Merde! —exclamó por lo bajo la chica.
La maestra le ordenó a Monique que se sentara, o si no, se quedaría ahí en el descanso. Ella asintió y de mala gana comenzó a resolver los fastidiosos ejercicios. Iría tras Adrien lo más pronto posible, porque no era normal que el chico estrella se saliera de clase como si su trasero se estuviera incendiando al mantener el contacto con la silla.
La punta del lápiz se quebró sin querer. Y Monique, quien siguió lanzando injurias por la preocupación que le despertaba Adrien, comenzó a sacarle punta con rabia al lápiz. Luego, mientras la profesora se distraía con alguna tontería de sus compañeros, la chica le mandó mensaje a Adrien (recordando tardíamente que el chico no le contestaría nunca) y otro a Nino. Al menos el otro podría intentar ir tras Adrien.
Todo eso hubiese pasado si tan solo Adrien hubiese seguido su impulso de salir corriendo de clases. Pero Monique seguía ahí, a su lado viéndolo como si fuera un idiota por no saber responderle.
—Estoy intentando encontrar una solución a la Teoría de Cuerdas —bromeó él con una mueca en los labios. Monique, por su parte, puso los ojos en blanco, dando a entender que no entendía a qué se refería—. Perdona.
Ahora de falso era molesto, ¡grandioso!
—Como sea. Bueno, cuéntamelo todo, ¿vas a planear alguna otra escapada épica para verle? —se interesó la chica.
—Mejor primero ve a entregar el trabajo.
Monique chasqueó la lengua.
—Nah. Me da igual que la maestra no lo registre, igual el examen vale más que estos pobres ejercicios y tú y yo tenemos una cita para estudiar juntos, ¿verdad?
Adrien asintió, aunque eso era de esperarse de parte de Monique. Teniendo a Adrien como amigo, ¿por qué no aprovechar? Igual, Adrien sabía qué Monique iría a su casa, en todo caso, a sacarle información de Nathaniel. Cosa que no se la dejaría tan fácil.
Adrien sonrió y bromeó con Monique para distraerla hasta que la maestra dio gracias porque la hora de la clase terminara y los dejó salir a todos. Adrien no dejó de sentir, en ningún momento, el malestar de su estómago. Sintiéndose mal por aparentar que todo en su vida era grandioso, que la idea de su madre era fantástica, que no le incomodaba que la chica Dupan-Cheng se fuera pronto a aparecer en su casa para mostrarle sus diseños a su madre, que no le desagradaba el hecho de que cada día que pasaba sería un día menos de su libertad, que ya era bastante limitada en sí misma.
Cuando Adrien llegó a casa aquel día, ni siquiera quiso darse una ducha y contemplar el lindo diseño que Nathaniel le había dejado en su muslo. Se sentía la peor persona del mundo, y su mente le daba vueltas al comentario sin poder solucionarlo de forma racional.
Adrien temió que su mente se hubiese achicharrado por un corto circuito al darse cuenta de que no había solución a su sentir, al menos no una solución lógica pasó a, b y c para dar el resultado d. No. Por alguna extraña razón quería huir, quería salir corriendo a algún lugar. Tal vez quería ir a Nunca Jamás y huir de los adultos para siempre.
No puedo creer que esta historia la empecé hace casi tres años, ¡¿por todos los dioses por qué no está terminada?! Jajaja, es broma, ya sé que no está terminada porque la he pausado mucho tiempo. Lo siento en serio.
No es para que me perdonen todo, pero de verdad siento no haber estado conectada pero sí en hiatus por tanto tiempo. No sé si pueda recuperar mi ritmo de antes (un capítulo por semana), pero lo intentaré.
Para quienes continúan leyendo las actualizaciones de esto y quienes siguen votando y comentando, en serio los aprecio mucho. Gracias por darle una cálida acogida a esta historia y a esta versión mía de los personajes. Gracias por leerla a pesar de tardar meses para subir un nuevo y pequeño capítulo que puede y no sea muy bueno. Gracias de todo corazón por continuar conmigo a pesar de los años. Ustedes son mis héroes. ❤️
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Perfectly Imperfect
Fanfiction'Nuestras almas están conectadas.' Cada día desde los nueve años le aparecían dibujos en su piel. Aparecían en sus manos, en sus tobillos, en sus muslos. También aparecían en su espalda y más frecuentemente en sus brazos. Todos los días cambiaban d...