13.

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'Confía en la espera.
Abraza a la incertidumbre.
Disfruta la belleza del empezar a ser.'

Al día siguiente el primer mensaje que en su celular recibió fue uno de Chloé que decía: Paso 1-. Consigue un día libre (12 horas seguidas) en el que puedas salir conmigo. Adrien frunció el ceño. Era bastante temprano y el chico tenía escuela. El mensaje le llegó apenas se estaba arreglando, lo checó y respondió con un simple: Muy bien. Después acabó de colocarse la chaqueta que se había puesto tres veces en su vida desde que su Monique de la había conseguido. Prosiguió a verificar que todos sus útiles estuvieran en orden y luego bajó las escaleras con calma.

Cuando llegó a la cocina su celular vibro otra vez. Lo ignoró y fue a sentarse en la mesa de la cocina. Su padre por esta ocasión no traía nada más que el desayuno enfrente, no estaba detrás de una hoja de periódico, el celular, tableta o papeles que tuviera que revisar en el momento menos oportuno. A Adrien le pareció que algo venía con eso mismo, cuando su padre dejaba de hacer que siempre hacía era por algo importante.

—Buenos días —saludó Adrien al sentarse en su respectivo lugar.

—Buenos días, Adrien.

El joven fue a buscar a Nathalie con la mirada, no estaba en la habitación. Su desayuno estaba servido como siempre, genial, pero la ausencia de Nathalie le hizo seguir pensando que pasaría algo muy importante.

—Adrien, hijo, quisiera... —Adrien volvió la mirada a su padre. Intentó no exteriorizar su confusión y esperó a que su padre continuara. Gabriel Agreste carraspeó antes de hacerlo—. Quisiera pedirte perdón por lo que sucedió días atrás. He estado ocupado y...

—Lamento interrumpirle, padre —<<La verdad no>> pensó el chico al adelantarse y que los hechos encajaran—. No obstante, entiendo el tamaño de la responsabilidad que carga sobre sus hombros. Puede quedarse trabajando, no hay problema alguno con eso. Ya pasó el día de mi cumpleaños, entonces una compensación de éste, ya no va al caso.

Las palabras de su hijo, que parecían ser dichas sinceramente y pensadas por una persona madura y no molesta, hicieron que Gabtiel Agreste esbozara una leve sonrisa.

—Sin embargo, me gustaría pedir el fin de semana para ir a ver a Chloé.

— ¿Chloé Burgeois? No estaba enterado de que ya hubiesen hecho las pases.

—Sí. Está todo claro. Admitió ella que estaba mal —Adrien comenzó a mentir en ese momento. A su madre no le gustaba que hablase de los dibujos que aparecían en su piel, mucho menos a su padre. Sus padre conservadores, sus padres con la ciencia encajada hasta la médula, y nada de esa ciencia respaldaba a la posibilidad de un alma gemela. Pero Adrien no se metió en detalles, porque mientras más elaborada fuera la mentira, sería más fácil que la descubriera—. Me ha pedido verla y charlar.

—Muy bien. Regresa antes de las nueve, por favor. Y avisa cuando salgas.

—De acuerdo.

Adrien vio que su padre ya se había relajado. Seguramente quien lo había hecho disculparse había sido Nathalie, ya ni su madre había llamado para desearle feliz cumpleaños y una disculpa por el atraso. Le quitó importancia. Porque en serio... ya no importaba eso.

Ambos varones comieron su desayuno, Adrien un poco más rápido de lo normal por el tiempo perdido charlando con su padre. Y al finalizar se retiraron de la mesa, dejando los trastes sucios en el fregadero.

Adrien se despidió de su padre y tomó sus cosas. Luego el timbre sonó, y Adrien fue a la puerta a contestar, encontrándose de camino a Nathalie que le regaló una sonrisa y los pulgares arriba. Al llegar a la puerta y abrirla, Adrien se topó con su otra amiga, Monique.

— ¿Vamos a la escuela?

— ¿A dónde más?

Monique se carcajeó. Adrien salió de la casa, cerrando la puerta tras él, se colgó su mochila al hombro y fue avanzando detrás de ella. Sin embargo y con rapidez checó su celular antes de que Monique se pusiera hablar sobre mil y un cosas. El mensaje decía: Dime a qué hora nos vemos y que día, luego yo te digo el lugar. Espera mis siguientes instrucciones.

— ¿Pasa algo, Adrien? —preguntó Monique, y en un vago intentó por ver qué le había llegado al rubio.

Adrien bloqueó y guardó su teléfono en el bolsillo de su chaqueta.

—No, nada.

Monique lo vio como si supiera que se guardaba información, a veces lo hacía, pero era porque Adrien la censuraba, era sincero en el noventa y cinco por ciento de las ocaciones. Pero luego esa expresión desapareció.

— ¿Estás libre el sábado en la tarde? ¿Crees que podrían venir a mi casa para ver un maratón de películas?

—Lo siento, Monique, estoy ocupado el sábado.

— ¿El domingo, entonces?

—Sabes que los domingos son exclusivos para que me ponga a estudiar.

—Ay, contigo es imposible salir, Adrien Agreste.

—Hace una semana salimos juntos.

—Sí, pero jugar videojuegos sólo es una parte del plan. Necesitas vivir más, chico, saber qué se siente rasparse las rodillas, o quedarse despierto hasta el día siguiente aún cuando tienes algo "qué hacer".

Adrien ya se conocía ese monólogo, lo podría repetir palabra por palabra. Monique no tenía nada mejor para hacer en un fin de semana aburrido, y le gustaba colarse en su casa con esa excusa. Pero por esa ocasión se limitó a rodar los ojos y darle el avión.

Continuaron caminando hasta que llegaron a la escuela, ambos saludaron a Nino. Y luego los tres se fueron a sus clases. Adrien pensó en el horario en que vería a Chloé, ya había decidió tomarse el sábado. Lo mejor sería salir a las ocho y media, era temprano, pero como su rubia amiga le había dicho, necesitaba unas doce horas. En un tiempo libre Adrien mandó su mensaje:
Este sábado, te espero en la recepción de tu edificio a las ocho cuarenta de la mañana, espero que estés lista ya aunque sea temprano.

~*_*~

Lo que Adrien no sabía era que Chloé, al recibir el mensaje se encontraba en una clase. Con discreción abrió y leyó el mensaje, su maestra estaba dándoles la espalda y anotando algo en la pizarra.

Chloé tecleo su respuesta, anunciando que estaba de acuerdo con la hora y que Adrien vería que ella siempre podía estar lista a cualquier hora de la mañana.

Al guardar su celular la profesora encaró a la clase y antes de que preguntara algo más acerca del tema que veían llamó la atención de Nathaniel, que al fondo se encontraba echando una siesta.

Chloé sonrió aún más. Sabía que Nathaniel no era un mal chico, lo sabía, pero le faltaba algo de rectitud de Adrien, y a Adrien la flexibilidad del chico pelirrojo.

<<Espero que se lleven bien>> de dijo. Ahora tenía que convencer a Kutzberg de alguna manera para encontrarse con él y que los dos chicos se hablasen y conociesen por fin.

Hola, hola.

Voy a dejar pausadas ésta y mis otra historias. En el último capítulo de 'Diseños Pasados' lo mencioné, pero lo vuelvo a decir: Estoy en mucho desorden en mi vida y la inspiración de ha retirado de ella, al parecer. Voy a ponerme a ordenar mis cosas y tal, por eso pauso esto.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Y este es un hasta luego, no es un adiós.

Espero que estén bien.

Bye bye.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora