31.

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'Nadie dijo que iba a ser fácil.'

Al bajar del coche las miradas recayeron en él. Andrien suspiró. <<Ay, atención no, por favor>> pensó quejumbroso. Bajó la mirada al suelo. Y comenzó a ir hacia la entrada del edificio principal. Entendía hasta cierto punto la sorpresa de sus compañeros. Coche caro, y él que nunca llegaba en coche... bueno era claro que algo había sucedido el fin de semana.

— ¡Adrien!

Ya dentro del edificio Adrien escuchó la voz de Monique llamándole. Levantó la cabeza y comenzó a buscarla con la mirada. Dentro del colegio ya nadie parecía captarlo, qué alivio. Y doblando una esquina ahí apareció ella. Con un cabello oscuro extrañamente echado hacia atrás por una diadema. Una gran sonrisa estaba decorando su rostro, cosa contraria de lo que Adrien mostraba en esos momentos, una expresión demasiado seria.

—Adrien. —Monique llegó a abrazarlo. Rodeó con sus brazos el torso del chico, con todo y extremidades. El chico se dejó hacer. La efusividad en Monique no era extraña, al contrario, era su pan de cada día proviniendo de ella.

—Lo siento —fue lo que pudo decir unos segundos después.

Monique separó su rostro del pecho de Adrien, para verlo, mas sin soltarlo. La chica tenía una gran sonrisa, y sus ojos brillaban.

— ¿La encontraste?

— ¿A quién?

— ¡A tu alma gemela, tonto!

Monique soltó a Adrien, para que éste recuperase el aliento. El chico se alejó de ella. Que si la había encontrado, ¡claro! Desde hacía algo de tiempo en realidad.

—Sí.

Monique dio una bocanada de aire, emocionada. Adrien no pudo sentir la misma alegría, casi nunca lo hacía de igual forma.

—Y te atraparon, ¿no es cierto? Mis mensajes y llamadas no son contestadas. Parece que no traes celular ahora, porque te estuve llamando mientras llegaba al escuela, pero no hubo reacción de tu parte. Y ese coche... estás castigado. Qué lindo.

Adrien no sabía qué le sorprendía más, que la chica lo dijera con tanta soltura, casi como sí describirse algo divertido, un chiste malo tal vez, o que no le molestase exactamente eso, que lo hubieran atrapado y castigado limitando su comunicación.

—Espera, ¿Señor Perfecto castigado? ¡Esta debe de ser una dimensión paralela! ¿Acaso yo ahora soy el más popular del colegio?

Monique se rió ante la bobada de Nino. Adrien rodó los ojos, para mantener personaje, pero, y por alguna extraña razón, los comentarios de Nino sí le daban risa, al contrario que la mayoría de las cosas que Monique decía.

—Ya, Señor Sarcástico. Sí, me castigaron. —Adrien se encogió de hombros, no dándole tanta importancia. Porque en su opinión no valía la pena dársela.

Monique le dio un amistoso golpe en el brazo al rubio. El chico sonrió levemente. No era nada malo que lo castigaran, se repetía incesantemente. Quería conocer al chico. Quería hablar de él con sus amigos y con él cuando no estuviera con Chloé, Monique, o Nino.

— ¿Me prestas tu teléfono? —Adrien extendió su mano, esperando a que el aparato le fuese entregado aún antes de cualquier afirmación.

Monique no tardó en dárselo con una sonrisa.

—Mi cumpleaños —especificó para que Adrien no la mirara cada vez que el celular se bloqueara.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora