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'La razón de por qué mantengo mis emociones para mí, es porque no puedo explicarlas.'

La pelota golpeó una vez más la pared, formando un eco cuya longitud de onda le interesaría muchísimo a Adrien para dejar de sentirse aburrido, si es que Adrien estuviera ahí, mirándola jugar squash. Ahora su raqueta y luego la pared, de nuevo. Mantuvo ese movimiento hasta que se tropezó y cayó, la pelota pasó a su lado, rebotando todavía, hasta "gastar su energía cinética y quedarse quieta", como hubiese señalado Adrien. La chica soltó su raqueta a un lado y se acostó en el suelo. La estúpida pelota seguía rodando en el suelo, no paró hasta chocar con su brazo. Y, entonces, Chloé suspiró.

La chica, al llegar a casa, no tenía ganas de sentarse con su computadora a ver sus redes sociales y cómo sus compañeros (aparentemente) vivían más que ella. Era una perspectiva demasiado triste. Por eso, al llegar a casa, tomó su raqueta, se cambió y se encaminó al centro deportivo donde estaba inscrita. Pidió una sala de squash para ella sola. Su papá, a petición suya, le mandó un mensaje a la señorita que intentaba detenerla, la misma acabó por ofrecerle sus servicios casi como si fuera su sirvienta personal.

Ahora estaba sola, viendo las paredes blancas, con el eco de los golpes en sus oídos todavía, el calor en sus extremidades y la mente hecha un lío. Esa mañana se había despertado con ganas de chismear con su mejor amigo, tenía ganas de verlo, que le contara de su vida, reírse juntos. Pero, todo fue una ilusión porque quien la había llamado no había sido Adrien sino Nathalie-Mamá-Gallina-Sancœur.

Putain! —exclamó Chloé al aire.

¿Por qué carajos había aceptado aquello? Claro, porque la preocupación en la expresión de Sancœur parecía real, probablemente lo era. Y eso le preocupaba a ella misma.

Chloé tomó la pelota y la aventó con fuerza contra el suelo. El salto fue muy alto, pero no lo suficientemente espectacular como para llegar al techo. Luego, bajó y siguió rebotando. Arriba, abajo, arriba y así sucesivamente hasta que volvió a rodar por el suelo. Unos momentos después, Chloé se levantó de este último y se arregló sus ropas. Bien podía estar algo sudada, con el cabello un tanto revuelto, la cara roja y el corazón acelerado, pero eso no le impediría verse genial.

Sí, ella había aceptado meterse en aquel lío, ahora vería cómo solucionarlo. Entonces mentalmente volvió a lo que había estado trabajando, una lista de posibles problemas para Adrien (un pequeño detalle que su mismo amigo parecía haberle pegado, la fascinación por hacer listas). En el primer punto estaba que su mente estaba hecha un lío por algún problema matemático o físico, alguna tontería así que probablemente su padre o su madre encontró y le pidió resolverlo para entretenerlo. Había veces en que los padres de Adrien hacían cosas sin que Nathalie lo notara, puesto que Nathalie se supone que no era su guardiana ni anda por el estilo, sólo una asistente (que acababa haciendo todo el quehacer de la casa).

La segunda cosa posible era que había sucedido algo en la escuela, pero no quería contárselo a Nathalie, y a veces Adrien intentaba lucirse mostrándose "maduro" e intentaba resolver esos conflictos solo. Pero ambas ideas estaban descartadas. La primera porque, a pesar de "sólo" ser una asistente, Nathalie ya se hubiese enterado de aquel problema físico-matemático si hubiese sido el caso de. Y, de lo segundo, Chloé se hubiera enterado casi de inmediato. A Adrien le gustaba pedirle consejo a ella, tal vez no a sus padres ni a ningún adulto porque era una forma de demostrar que él también era un adulto (más bien en proceso), pero, Chloé no era un adulto, y en esas cosas, extrañamente, luego ella tenía más idea que él.

La tercera opción era que había sucedido algo en la escuela con los amigos de él. Descartado porque también ella tendría el chisme. Como ya se dijo, Adrien tendía a pedirle consejo a ella.

Lo cuarto era que había sucedido un problema con Nathaniel. La sola idea se le hacía extraña. Antes, eso no hubiera acudido a su mente, ni siquiera sabían que Nathaniel era la persona. Qué sorpresa, compartir salón de clase con el alma gemela de tu mejor amigo y tú ni en cuenta. ¿Pero qué podría salir mal entre ellos? Eran los únicos que tenían certeza de acabar juntos, por algo eran almas gemelas. ¿De qué se preocupaban? Descartado por ser poco realista.

La quinta cosa era que había sucedido algo entre ellos, por eso Adrien no le hablaba. Pero ella no había hecho nada mal. Descartado por ser ridículo, simplemente ridículo.

Una sexta opción era que no tuviera que ver con sus amigos, sino que fuera un problema emocional del que Adrien no podía zafarse. Ésa parecía ser la única opción. Pero, ¿qué cosa podría despertar en Adrien mil cosas?

La imagen de Nathaniel volvió a acudir a su mente. Adrien le había descrito, de forma algo vaga, lo que aquel chido le despertaba. No era una detallada descripción científica ni una llena de metáforas de carácter romántico a más no poder. Pero, había algo que en serio lo hacía perder la cabeza, por muy bien pegada que parecía tenerla. No obstante, el problema no podía ser Nathaniel, ¿o sí?

Chloé intentó dejar la idea, pero era demasiado tentadora. Quitando la envidia que le daba el que Adrien fuera todavía más especial por ese detalle del alma gemela (era una envidia normal, igual, había días que ni la sentía porque luego de pensarlo un tanto parecía que uno estaba encadenado a alguien y así no era posible disfrutar de los "azares del destino" con más calma). Nathaniel era el dilema emocional más complejo que le conocía a Adrien, y era porque Adrien era demasiado calculador y lógico. Eso no necesariamente estaba peleado con la inteligencia emocional, pero, Adrien no era de esas personas con un desarrollo intrapersonal marcado. Al contrario, era alguien que se encerraba en cálculos para no tener que pensar, más bien, sentir.

—Por una mierda.

Chloé se levantó del suelo y volvió a golpear la pelota con la raqueta (que previamente había vuelto a sus manos). Siguió ejercitándose un rato más. Sí Adrien quería evitar pensar en problemas emocionales, ella quería evitar también pensar en un posible problema emocional para él.

Pero, la imagen del pelirrojo no dejó su mente.

Hola, ¿cómo están? ¿Alguien leyendo todavía esto? Espero que les haya gustado, cualquier cosa pueden dejármela en los comentarios. Así también sabré si les agrada o no.

¿Ya tienen idea de qué va a pasar o prefieren ignorar las posibilidades como Chloé?

Espero que la pasen bien esta semana. Qué tengan bonito lunes, ¡se pude iniciar bien, venga!

Les mando muchos abrazos.

Bye bye.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora