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'Algunas chicas están llenas de dolores del corazón y poesía y están otros tipos de chicas quienes intentan salvar a los lobos en lugar de huir de ellos.'

Nikita Gill.


Nino había estado insoportable desde la mañana, y Monique, simplemente, se lo quería quitar de encima.

—Adrien, ¿regresamos juntos? —pidió la chica casi colgándose de su brazo y alejándose de Nino, quien se había tomado un momento para ver un mensaje.

—Uh, claro. Está bien.

Monique sonrió complacida. Esa semana había estado muy extraña, empezando con que la presumidilla de Chloé-Soy-Rica-Bourgeois la había abordado, aunque fue agradable ver que estaba por sobre de ella; después Adrien, Nino y ella habían podido salir juntos en la tarde; Nino la acompañó a ver un maratón del final de una de sus series favoritas de los últimos tiempos; y luego Nino se había puesto bien pesado, poniendo como excusa cualquier tontería. Normalmente su semana iba que ella era la pesada e intentaba ser el chicle que uniera a sus amigos. Ahora Adrien estaba en clase siempre distraído, <<"seguramente está anhelándola">> había pensado la chica; y Nino no la dejaba en paz ni cinco minutos, ¡hasta le hablaba fuera del baño de niñas!

Monique sabía que Nino vivía para otro lado, entonces el que Adrien y ella regresaran juntos sería perfecto para quitárselo, aunque fuera un par de minutos, los suficientes para llegar a la casa de Adrien y posteriormente a su casa. Monique ya podía imaginar el sencillo ruido de la ciudad y no la voz de su amigo sobre la última actualización de quién sabe cuál juego.

—¡Chicos, esperen!

—Nino, ya nos vamos. ¿Sí? Nos vemos mañana. Yo acompaño a Adrien.

Para evidenciar más el asunto, la chica movió el brazo que tenía bien enganchando al de su amigo.

—Nos vemos mañana, Nino —se despidió Adrien, amablemente.

Monique y Adrien ya estaban por voltearse e irse, pero Nino los detuvo al tomar un hombro de cada uno.

—No, esperen.

—¿Tienes algún problema? Sabes lo pesadita que se pone Nathalie cuando Adrien no llega a tiempo.

Nino apretó los labios y Monique frunció el ceño. <<¿Y a éste qué le pasa? >> se preguntó sin más remedio, otra cosa extraña. Y que dijera extraña no significaba siempre desagradable, sólo fuera de lo común. Normalmente Nino asentía, hacia algún gesto con la mano y se iba por su propio camino.

—Monique te necesito aquí un momentito más. ¿Sí?

—¿Y eso? ¿Para qué me necesitas?

—Uhm... para que me ayudes con un proyecto.

—¿Qué clase de proyecto? En todo caso sería Adrien quien lo hiciera, ¿no? Adrien, el chico estrella de la escuela, ¿recuerdas?

Ante eso Adrien los miró con curiosidad pero no agregó nada. Monique tuvo que separarse de su amigo a insistencia de su otro amigo. La chica rodó los ojos y pronto aceptó sin más.

—Adrien, si quieres adelántate.

—No, gracias. Quisiera ir contigo.

Monique se sorprendió un momento pero luego sonrió, más amable.

—Oh, entonces eso es perfecto, sí —murmuró la chica, sin saber bien qué más agregar. Nino hizo un gesto hacia el interior del instituto y Monique entendió—. Este, claro. Entonces, espérame en las jardineras. Porque al parecer Nino quiere hablar de su proyecto más en "privado". En un ratito volvemos.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora