09.

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'Encuentros importantes son planeados por las almas mucho antes de que sus cuerpos se vean.'

Adrien tardó en reaccionar pero al final se levantó. El pelirrojo se alejó de él y también se puso de pie. Pronto una chica con un par de coletas se acercó a éste preguntándole si estaba bien. Chloé no daba crédito a sus ojos, ni a sus oídos. El chico había dicho exactamente lo que Adrien tenía grabado en el brazo. Y no sólo eso, ella tenía la (mala) suerte de identificar quiénes eran esas personas. Pronto se encontró a ella misma fulminando con la mirada al par que Adrien, en cambio, observaba con curiosidad mientras estaban ensimismados ellos.

Hasta que el pelirrojo volteó de nuevo al chico. Respiró, cerró los ojos y suspiró algo rendido. Los dos rubios habían ignorado la conversación que los otros habían tenido.

—Lo siento. ¿Estás bien? —preguntó, lamentablemente se notaba que no se encontraba preocupado en lo absoluto si Adrien en realidad estaba herido.

Por alguna razón a Adrien se le habían mezclado tanto las ideas que le costó procesar la nueva información, y más aún contestarla.

—Y-Yo... eh. Sí, eh, e-estoy bien.

Chloé vio como a su amigo se le enredaba la lengua y parecía un merluzo.

—Vale. Adiós. —Confirmado, al otro chico le valía un cacahuate Adrien.

El pelirrojo le dio la espalda y con la cabeza le indicó a su acompañante que le siguiera. Adrien se les quedó viendo hasta que desaparecieron entre las personas, la lejanía y alguno que otro coche.

—No podrías tener peor suerte —le dijo su amiga para que dejara de estar tan... embobado observando e impidiendo la entrada del café.

Chloé le dio un pequeño golpe en la espalda (con ayuda de la caja) y que despertara. A través de la puerta de cristal veía a un par de adultos que les miraban mal por el show que no les dejaba abrir, salir e irse. Adrien se quejó, volteó a su amiga y ella le miró como diciendo: 'Se te ha derretido el cerebro'.

—Adrien, quítate de la entrada. —La rubia le indicó.

El muchacho volteó, intercambió una mirada apenada con las personas ahí y se retiró de la entrada por fin. Los adultos comenzaron a salir y Adrien se sintió apenado por todo.

Había algo magnético en ese chico con el que se había chocado y, correctamente, se le habían freído los cables. Cuando los adultos acabaron de salir Chloé fue rápida y sostuvo la puerta para colarse, Adrien le siguió un tanto lento. Ambos cogieron una mesa, eran escrutados por las personas en su interior. A Chloé le dio igual, a Adrien también, ambos estaban más ocupados pensando en la caja y en el muchacho (respectivamente).

Chloé se alivió de poder dejar la caja en un asiento, lo malo era que Adrien estaba atontado y podría hablar bien con él. Entonces ella pidió por los dos, bajo la fría mirada de un mesero que no creía que podría ser en serio que un par de niños estuviesen ahí. Al retirarse el empleado Chloé se volteó al otro rubio, sentado frente a ella, y le dio una patada en la espinilla. Adrien reaccionó de inmediato con un: ¡Auch! ¡¿Qué te ocurre?! y por fin le volvió a prestar atención.

—Estás perdido —le aseguró la muchacha, inclinada hacia atrás y cruzándose de brazos.

— ¿Y eso a qué viene?

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora