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'Créeme, Cuando me levanté de la cama no tenía planes de ser asombroso.

Pero mierda sucede.'

Nathalie tocó la puerta antes de entrar, a pesar de que ésta seguía abierta para mostrar qué hacía Adrien en prácticamente todo momento. Adrien levantó la cabeza del libro de química que estaba leyendo en aquel momento, y sonrió a la mujer.

—Hola, Nathalie, ¿todo bien?

—Te tengo una buena noticia.

Nathalie pasó a la habitación, se sentó en la cama, a los pies, y vio a Adrien que se sentó con las piernas cruzadas a su lado.

— ¿Qué es? —preguntó el rubio en lugar de preguntar "¿Para quién es realmente buena la noticia?" Como le hubiese gustado, pero era mejor no ser grosero con Nathalie, ya que ella era tan amable con él.

—Ten. Tu castigo a terminado.

Natalie le expendió un celular, el celular de Adrien. El muchacho se sintió mucho más contento de lo que imaginó alguna vez (aunque esa era una cuestión que no abordó mucho cuando se encontraba castigado). Adrien aceptó el aparato de inmediato, sin embargo no marcó el número, eso lo haría en privado, no necesitaba que Nathalie escuchara la conversación.

—Gracias por el celular y por decirme. Entonces, ¿ya puedo salir y volver a ir a la escuela con Monique?

Nathalie asintió, sacándole una gran satisfacción al muchacho.

—Pero te recomendaría que no empezaras a pedir permisos tan rápido, espera dos semanas más. Y es claro que no te tengo que recordar las reglas del celular, cuando estés fuera...

—Anunciar dónde estoy y con quien. Y no usarlo en la mesa ni cuando esté hablando con alguien, que es irrespetuoso. También prestarle más atención a mis estudios y clases que al celular. ¿Han puesto un tiempo límite de horas de uso?

—Tienes suerte de que no.

—La tengo.

—Bueno, era eso principalmente por lo que he venido hasta acá.

—No es como si subir un piso fuera una travesía que amerita gran esfuerzo, Nathalie.

—Lo hace si tienes que abrir campo para un nuevo negocio en los que tus jefes están interesados.

— ¿Nuevo negocio?

—Si nos ponemos técnicos sí. Pero tus padres han estado interesados en él desde hace años, el caso es continuar abriendo espacio para nosotros. Todavía no somos visibles pero ya hay trabajo hecho, mas no el suficiente para decir que vamos en el camino a la grandeza.

—No entiendo qué estás diciendo —admitió Adrien, por no reconocer que la había dejado de escuchar a mitad de la explicación.

¿Nuevo negocio? Adrien sabía que podía clasificar a sus padres como adictos al trabajo y también como avariciosos. Aunque lo primero era mucho más cortés y soñaba mejor que lo segundo.

—El caso es que tengo que continuar trabajando, disfruta tu tiempo libre.

— ¿Es un aviso? ¿Mis padres quieren volver a meterme a clases extracurriculares que no me gustan?

—No puedo decirte mucho, lo que sé es que quieren que estés cerca aunque no quieren que sientas que estás castigado. De alguna manera te envolverán en el asunto.

Adrien frunció el ceño. Oh, no. Eso no sonaba para nada bien.

—Bueno, gracias por decirme igualmente.

—Ya sé que no suena muy bien para ti, pero es mejor que lo tengas en mente. Vuelvo a trabajo entonces, la comida estará lista en tres horas.

— ¿Cocinarás o trabajarás?

—Trabajaré, pediré comida de un restaurante.

Nathalie le regaló una sonrisa y le guiñó el ojo antes de levantarse de la cama y retirarse, dejando tras de sí la puerta por fin cerrada.

Cuando Adrien se encontró solo no pudo evitar prestarle atención al asunto que Nathalie tocó. ¿Sus padres querían incluirlo en sus negocios? Bueno, no era un tema tan nuevo, pero sí tal vez querían abordarlo un poco diferente. Sus padres lo habían intentando guiar por 'el camino correcto', es decir el de la seriedad, rectitud y responsabilidad necesarios para cualquier empresa. Pero no había funcionado muy bien, así que lo mantuvieron a raya, con el niño sabiendo qué hacían en general pero no incluyéndolo en sus planes directamente. Sí, una especial situación.

El muchacho se puso a prestarle atención a lo que había planeado hacer cuando se le fuera devuelto su celular, un mes después del inicio de su castigo, bastante tiempo, ¿eh? El objetivo era llamar a Nathaniel. Afortunadamente los chicos habían decidido no cortar la comunicación y continuaron "hablándose" a través de mensajes en su piel. A pesar de que la piel fuese el órgano más grande del cuerpo humano, Adrien y Nathaniel no encontraban esa opción como la mejor. Y Adrien me había prometido al muchacho pelirrojo que lo llamaría tan pronto recuperase su móvil.

Adrien marcó el número, seguro de que un error no sería posible de cometer. Porque lo había estado repitiendo como un mantra por una semana, su memoria, que de por sí era buena, lo tenía bien sujeto. Pulsó el botón para llame, y esperó. A los dos timbres contestaron.

— ¿Adrien?

—Hola.

— ¡Qué bien que eres tú! Porque he contestado a siete llamadas de diferentes números desconocidos que no sé ni porque me han llamado, bueno dos sí, uno era de la compañía de teléfono y otro era de la pizzería, pero ha sido muy incómodo.

Adrien se rió.

— ¿Eres así de... extrovertido sólo cuando estás al teléfono?

—Eh, no sé. Normalmente la palabra extrovertido no es usada para describirme.

— ¿Qué adjetivos utilizan quienes te conocen?

Ahora Adrien podía tachar de su lista de Qué Preguntarle en la que había estado trabajando bastante. Había algo más normal a través del teléfono, como si pudieran ser ellos mismos y no tuviesen que lidiar con la atracción magnética que normalmente sentían al estar frente al otro.

—Callado, tímido, solitario, tal vez.

—No, ¿en serio?

—No tienes que ser sarcástico —riñó desde el otro lado de la línea.

—No lo soy, sólo lo sobre actúo.

—Ajá.

Adrien se sintió u pasó más adelante de lo que había estado (antes y) después de su tercer encuentro cara a cara. Por fin podría preguntarle cosas, parecía más sencillo por teléfono, sin embargo también estaban presentes las ganas de verlo. Verlo una vez, dos o tres o siempre.

Porque realmente quería verlo y no podía hacer nada con ello.

QUINTA PARTE DEL MARATÓN. Lo siento ayer estuve algo ocupada/desinspirada. ¿Qué creen que va a ocurrir?

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora