39.

130 22 3
                                    

'La cosa es esta, tienes que ser fría para ser la reina.'

Adrien optó por lo seguro. Es decir, Nathalie.

La mujer lo esperaba fuera de la escuela en su auto, revisando su celular por si tenía que hacer algo antes de dejar al chico en su casa. Adrien entró al coche, después de despedirse de sus amigos, y cerró la puerta con cuidado.

— ¿Qué tal te fue? —preguntó la mujer con cierto tono sincero. Adrien sonrió, pensando en que realmente a la mujer le importaba su aburrido día en la escuela.

—Bien. Normal. Como siempre.

— ¿Acaso siempre es un buen día? —cuestionó la mujer al dejar el aparato electrónico a un lado para prestarle un poco más de atención al joven.

—Bueno, no me quejo.

El muchacho se encogió de hombros, formándole una sonrisa a Nathalie.

—Me alegra escuchar eso. Estás llevando bien el castigo, ¿eh?

La mujer le dio un apretón en la rodilla a Adrien antes de volverse al volante y arrancar el coche. Unos minutos le siguieron antes de que Nathalie ya estuviese en una avenida tranquila para que Adrien comenzara a hablar.

—Nathalie, hay algo con lo que quisiera que me ayudaras.

— ¿Sí, petit?

La mujer tenía la mirada al frente, sin embargo le prestaba toda la atención posible a Adrien, y él lo sabía, así que continuó.

—Ya sabes que encontré a "la persona"...

—Sí, tu persona especial.

—Eso. —Asintió el chico. Adrien no estaba como tal nervioso, pero sí sabía que la posibilidad de que Nathalie aceptase no era tan clara como el agua potable en una botella de plástico—. Bueno, Chloé la conoce y me dijo que podría verla en una semana, ya que su escuela va a presentar un evento, abierto al público.

—Ajá.

—Bueno, me preguntaba si pudieses convencer a mi padre de me lleve con él al evento. Por eso de que estoy castigado y tal.

Nathalie guardó silencio. La mujer mantuvo la vista al frente y un silencio meditabundo la rodeó. Adrien la miró de reojo, recta y firme sosteniendo el volante, llevándolos a cada. Una asistente personal muy trabajadora y siempre ocupada que finalmente se cargaba de más tareas que descuidaba su jefe, eso, en grandes rasgos, era Nathalie. Adrien bajó la cabeza, para verse las manos de manera desinteresada. En su interior el chico esperaba una respuesta afirmativa, pero también había una posibilidad de negación. Tal vez el porcentaje se inclinaba más a lo segundo que a lo primero.

El motor del auto ronroneando, las ruedas rodando, el vehículo moviéndose entre otros vehículos. El celular de Nathalie vibraba cada dos por tres, seguro eran mensajes y notificaciones que tendría que atender. Adrien tuvo la sensación de que el silencio de Nathalie era la negación absoluta, suavizada claro está.

—Bueno, petit, mándame la información del evento por mensaje, yo sé lo comunicaré a tu padre lo antes posible. ¿Sólo dura un día?

—Sí, eso creo. Chloé no mencionó más días —respondió Adrien, recuperando la esperanza, y una pequeña sonrisa formándose en sus labios.

Nathalie suspiró.

—Vale, dame la información y yo me encargaré de decirle a tu padre. No te aseguro que vayan, pero lo intentaré. Y, sobre el castigo, tengo una especie de buenas noticias, posiblemente tu padre te levante el castigo para la próxima semana. Él sabe que eres alguien muy obediente, pero lo extiende lo suficiente para verificar que puedes continuar portándote bien. La próxima vez pide permiso o pídeme ayuda, ¿de acuerdo, petit?

Nathalie era tan buena con él. La mujer le regaló una suave sonrisa y le guiñó el ojo derecho para que el chico supiera que ella estaba hablando en serio. Un suspiro de alivio dejó sus labios. Bueno, ya tenia a Nathalie de su parte, la cosa era que la mujer lograra convencer a su padre.

*~^~^~*

Adrien estaba haciendo tarea el viernes en la tarde, era aburrido pero necesario para que su castigo se levantase. Sin embargo se había quedado muchos segundos viendo un problema, no porque no lo entiende, si no que simplemente su mente estaba a la expectativa. Nathalie no había hablado del asunto con él, y los días se estaban yendo rápidamente. ¿Y si no podía asistir a la presentación? ¿Cuánto más tendría que esperar para volver a ver a Nathaniel?

Sus conversaciones a través de su piel mágica no eran muy entretenidas. Adrien quería decirle muchas cosas, preguntarle lo que se le ocurriera, pero se le hacía muy difícil siquiera formular sus dudas, plantarlas en su piel. Y Nathaniel, en cambio, estaba distante, ocupado. Adrien pudo comprobar que la información de Chloé era correcta, porque Nathaniel dejaba escapar algunas quejas con respecto a su amiga, con la que tenía que trabajar.

Entonces ahí estaba el rubio preguntándose qué iba a pasar con él, ¿sus planes funcionarían o no? Pero si Nathalie conseguía que su padre fuera con él a la presentación podría ver a Nathaniel, ¿y después qué? Esa sería una visita, ¿después planearía más? Probablemente.

Un carraspeo lo sacó de sus cavilaciones. El muchacho se irguió de inmediato, casi como hubiese estado en el servicio militar y tuviese que atender a alguien de mayor rango. El chico volvió su cabeza hacia la puerta abierta de su cuarto. Su boca se abrió levemente por la sorpresa.

—Me place ver que trabajas tan duro como nosotros.

En el umbral de la puerta estaba la silueta de una mujer, y en realidad estaba una bien formada mujer. Era rubia con ojos verdes. Sin embargo el rostro era serio, lo suficiente para describirlo también como severo. Adrien se levantó de inmediato, empujando hacia atrás la silla giratoria.

—Madre, está en casa —apenas las palabras salieron, de manera atropellada, como si la sola presencia de la madre del muchacho lo trastocara por completo. Pero lo hacía, lo hacía realmente.

La mujer arqueó la ceja. Sí, ella no era una mujer de abrazos y besos cariñosos. No era una madre de lo más cálida, era estricta pero también muy trabajadora e independiente. Y la reacción de su hijo al verla no la complació por alguna razón. No quería esa sorpresa reflejada en el rostro del muchacho, porque con ella no había verdadera felicidad de verla de nuevo.

—Ya he regresado, así que espero que no haya pasado nada muy fuera de lo normal.

<<¿Acaso no sabe de mí situación?>> dudó el chico, sin embargo asintió, como si no hubiera pasado nada.

—Estabas trabajando, sigue en eso, voy a ir a mi despacho si necesitas algo.

Claro que eso de "si necesitas algo" era por mera cortesía. Ya que Adrien no debía irrumpir en el despacho de su madre, nunca.

—De acuerdo, madre.

—Bien.

La mujer enfundada en un muy formal y costos vestido negro, le dio la espalda a su hijo y desapareció al bajar las escaleras. Adrien sintió que el alma se le iba a los pies, ¡¿y ahora qué haría con su madre rondando?!

¿Alguien me ha extrañado? ¡Lo siento tanto por dejarlos una semana!

He estado algo ocupada lidiando con acostumbrarme a algunas cosas nuevas en mi vida, entonces mi tiempo para escribir se fue medio al garete, voy a intentar compensarlos sin embargo. ¿A alguien le gustaría un maratón como la otra vez?

Les deseo una asombrosa semana, pequeñas criaturas de este gran universo. ☺️ Y nos vemos, más pronto de lo que creen.

Bye bye.

Posdata: No voy a abandonar, en serio, y les debo otro capítulo que subiré tan pronto lo tenga.

Perfectly ImperfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora