Drugs, Money and Sex || Tysh ||

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OMNISCIENTE

Ese sentimiento había aparecido de nuevo después de tanto tiempo; ese sentimiento de asco, repulsión, culpabilidad, dolor.

Odio.

Un castaño se encontraba en su cuarto mientras veía a la nada a la par que tenía un cigarrillo de tabaco entre sus manos.

Su respiración era tranquila mientras que su mente estaba echa todo un revoltijo de cuestiones, pero la que más destacaba era el cómo es que le pudo haber dicho que lo odiaba.

El sentimiento de la depresión lo desconocía, verdaderamente así era pero... ¿Por qué pensaba que ahora la tenía? Tal vez ni siquiera lo pensaba y solamente se necesitaba ver lo qué pasó toda una semana después de la partida del de rizos.

En toda una semana el castaño no salió a ninguna parte, la droga se le había acabado y es por eso que ahora recurría a la nicotina aunque no le llenara completamente como lo hacía la droga, cada noche sollozaba a más no poder hasta que había un punto en el que su garganta dolía gracias a tales gritos desgarradores que daba espantando a sus vecinos, había adelgazado aún más de lo que ya estaba, sufría de insomnio y rara vez podía pegar un ojo en medio de la noche, las ojeras no faltaron en hacerse presente debajo de sus ojos chocolate que alguna vez tuvieron un brillo.

Y todo eso era gracias al protagonista de los gritos que daba en medio de la noche.

¿Así era sentirse con depresión verdaderamente? Supongo que no lo sabremos hasta que uno de los protagonistas hable.

Porque por más que lo veas, no puedes asegurar si en verdad lo es o no.

Simplemente no se puede saber.

Pero como había dicho anteriormente, el castaño estaba en su cama con tal cigarrillo de nicotina mientras pensaba millones de cosas, hasta que de pronto comenzó a sentir hambre, oh sí, no había ingerido nada desde la última vez que salió.

Así que a duras penas se levantó y cuando estaba a punto de salir de su apartamento recordó algo muy importante.

—Mierda... —suspiró para que luego aventara sus llaves con fuerza y enojo hacia alguna parte del local. —¡Joder! ¡No! —se recargó en la pared y comenzó a negar repetidas veces. —No de nuevo, n-no... en serio no, y-ya basta con esto. —decía a la par que millones de lágrimas se le iban derramando haciéndole sentir nuevamente ese sentimiento de odio hacia sí mismo. —¡Ya detente!

Su respiración estaba acelerada, no quería volver a ese lugar de nuevo, no quería volver de nuevo al club a que fuera a hacer su trabajo.

Pero necesitaba dinero si es que quería consumir algo, y eso es lo que le hacía falta para poder digerir algún alimento aunque fuese el peor de todos.

Aún con su trauma de hace unos días, fue por sus llaves y se dirigió a la puerta para tomar el picaporte de ésta y salir de ahí teniendo la conciencia de que cuando volviera nadie lo estaría esperando.

Esta vez no.

☑️✖️

Eran alrededor de las cinco de la tarde cuando el castaño pudo visualizar el lugar que le trajo pesadillas por años, y que hasta la fecha, le seguía trayendo en varias ocasiones.