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recuerden que hay un epílogo después de esto..

—¡Tyler Joseph! ¡Quiero ver a Tyler Joseph!

Era la mañana del siguiente día y un peli-negro estaba en la recepción buscando a un tal "Tyler Joseph".

—Señor, cálmese. —le dijo una enfermera.

—¡No me voy a calmar! ¡El día de ayer me marcaron diciéndome que Tyler Joseph estaba hospitalizado! ¿¡Dónde carajos esta!? ¡Necesito ver a Tyler Joseph! —gritaba un peli-negro con los ojos llorosos.

Después de la llamada de anoche estaba llorando a mares, no se podía creer que la persona que alguna vez amó estaba muriendo y él no estaba con él. No había podido ir porque tenía un compromiso, pero a decir verdad no disfrutó para nada estar ahí mientras en su cabeza tenía una sola palabra »Tyler«.

Así que a las nueve de la mañana él se encontraba en un hospital de los muchos a los que había ido ya que no tenía ni idea en donde estaba Tyler.

—¿Busca al Señor Joseph?

—¡Sí! —el peli-negro se acercó al doctor que le había hablado con rapidez. —¡Dígame donde está! ¡Por favor! ¡Se lo suplico! —decía con lágrimas en sus ojos que no paraban de salir.

El doctor se mantenía firme, pero se podía notar la lástima que le tenía al muchacho parado frente suyo.

Sería muy doloroso esto.

—Acompáñeme por favor.

El de piel pálida asintió y comenzó a seguir al doctor; no se dirigían a un cuarto, no se dirigían a un quirófano, no se dirigían a un laboratorio. Se dirigían al consultorio del doctor, o bueno, al menos eso pensaba Josh.

Al entrar, Josh estuvo buscando con sus ojos alguna señal de Tyler, pero simplemente nada, era solamente un cuarto común y corriente con muebles neutrales.

—Siéntese, por favor. —le dijo el doctor a la vez que él también se sentaba.

Josh se sentó en una silla vacía y comenzó a ver al doctor a los ojos, no con una mirada amenazante, más bien con una mirada confundida. Seguía sin entender que hacía él ahí.

—Supongo que a usted le importa mucho Tyler Joseph, ¿no es así? Por eso su reacción al llegar aquí.

—Es alguien muy importante para mí, sí. Por favor, ¿me podría decir que pasa con él?

—Necesito que sea muy fuerte, ¿de acuerdo? No cualquiera lo puede manejar. ¿Está seguro de querer escuchar?

—Sólo dígame, por favor. —le suplicaba.

—Bien... —el doctor suspiró. —No sé si sabía, pero el Señor Joseph sufría de sida; misma que fue causada por el consumo de drogas, o más bien en este caso, de inyectarse heroína.

—Sí, sé eso. —asentía a la vez que quería escuchar más, no importaba si eso le torturaría los oídos. Necesitaba escuchar más.

—El Señor Joseph, por ende, era un drogadicto. —dijo. —Y creo suponer que sabe como se comportan los drogadictos: cambios rápidos de humor, poco amor hacia los demás y él mismo, depresión, ojos rojos, dejar de interesarse por algunas cosas, amistades con ese tipo de falta de importancia...

Mientras más escuchaba Josh, más quería callar sus oídos.

Todo lo relacionaba a Tyler, él era un drogadicto y lo sabía, pero en cambio, no hizo nada para alejarlo de ese mundo.

—Y todos esos síntomas llevan a algo en la mayoría de los que sufren la drogadicción: el suicidio.

Josh abrió grande sus ojos al escuchar esa palabra. No podía, no quería, no debía. Su respiración se aceleró y su ansiedad se hizo presente a la vez que las lágrimas en sus ojos también.

Drugs, Money and Sex || Tysh ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora