Drugs, Money and Sex || Tysh ||

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ESPECIAL 10k
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JOSH POV

Me es casi increíble que esté haciendo esto, ¿cómo lo logré? Vaya, ni siquiera lo sé. Creo que era tiempo de dejar de huir de mis problemas, de mi realidad.

No era empezar de nuevo, más bien era volver al pasado donde todo era mejor; más tranquilo, menos preocupante, yo era más feliz.

Termino de guardar mi ropa en la segunda maleta que me dio Halsey, la primera la ocupé para algunos objetos tanto de valor como cotidianos.

Me pongo en el umbral de la puerta y sonrío, casi un año aquí y por fin me iré a donde debo de estar, a mi casa.

Saco las maletas de la habitación y me dirijo a la sala donde puedo apreciar a Halsey jugando con un teclado pequeño para luego posar su vista en mí y sonreírme.

Se levanta del sillón dejando el teclado en el mueble y se acerca a mí mientras sonríe tiernamente, tal vez algo triste, la delatan sus ojos llorosos.

—Así que, esto es todo. —me pronuncia mientras acaricia mis hombros, tal vez tenga un impulso de hacer algo. —Ya te vas.

—Sabes que nos seguiremos viendo.

—Pero ya no tendré que buscarte tu ropa porque no sabes donde está. —soltó una pequeña risa y bajó la mirada al instante. —Nos graduaremos el siguiente mes, Josh. —me dice y es algo inevitable no ponerme nostálgico con ello; seremos adultos, buscaremos trabajo, una vivienda en la cual estar mientras puedes conocer a más gente de por ahí, todo cambiará a cómo está ahora. —Tengo miedo de que ya no nos veamos. —frunció los labios y eso hizo que mi corazón se estrujara. —Tal vez estoy exagerando las cosas, pero, es la verdad. —sorbió su nariz.

—Ay, Ashley... —solté las maletas y le di un fuerte abrazo sintiendo como es que mi playera se humedecía con las miles de lágrimas que andaba soltando provocando que algo dentro de mí se rompiera al escuchar sus sollozos.

Nos mantuvimos un tiempo así, tal vez unos minutos nada más, pero para mí esos fueron los minutos más dolorosos de mi vida. ¿Dejar todo? Ya lo había hecho, y dos veces, pero ahora se sentía peor. Tal vez se sentía así porque era verdad, tal vez ya no nos veríamos a ver; era imposible pensar que de ver a tu mejor amiga todos los días a casi todas horas, ahora sólo la verás poco tiempo porque ambos estaremos ocupados viviendo en el mundo real.

La realidad apesta, claro que sí.

Por fin nos alejamos y mi mano se dirigió directo a sus lágrimas para que se las quitara, así como alguna vez él hizo conmigo...

Repito, la realidad apesta.

—Prometo visitarte cada vez que pueda, ¿de acuerdo? Mínimo una vez al mes estoy seguro de que nos veremos. —digo sonriente, tratando de calmarle y veo que así es cuando igualmente sonríe aunque sus comisuras estén temblando levemente. —No quiero que te desanimes porque me voy, mira el lado positivo, ¡ya volverás a ocupar tu apartamento para las reuniones! —soltamos ligeras carcajadas, ya que no hemos tenido una reunión en demasiado tiempo.

—La casa de Brendon es más grande.

—Más bien, la casa de los padres de Brendon, él es un niño de papi y todos lo saben.

—Bueno, al parecer ya no lo será y el anillo es el culpable. —se alzó de hombros divertida haciendo referencia a la boda de hace unas semanas.

Es agradable compartir momentos así con ella, me reconforta, me da tranquilidad saber que mis amigos me conocen mejor que yo mismo o que siquiera estemos recordando todo esto juntos porque lo vivimos, ¡es impresionante!