Drugs, Money and Sex || Tysh ||

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ESPECIAL 10k
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(Sáquense un pañuelo ahorita, pero no toda la caja, esa guárdenla para el final ah)

OMNISCIENTE

3 años después... (esto desde la última vez que narré a Josh).

Josh estaba revisando los expedientes de las personas que entrevistó hoy. Ahora otra persona ocuparía el lugar con el cual entró a su trabajo, parece que había pasado ayer...

Estaba demasiado enfocado que se le había olvidado alimentar a su perro, se acordó cuando a él también le dio hambre.

—Un descanso no me vendría nada mal. —murmuró para él y sonrió. —Vente Jim, vamos a alimentarte.

Josh se levantó de su asiento siendo seguido por su perro para llegar a la cocina para que le pudiera servir su comida. El peli-negro le dio su comida al perro y empezó a ver que se podía preparar. Decidió preparar una sopa, y en lo que estaba lista, se sentó en el sillón a ver la televisión mientras que en su celular ponía una alarma de 15 minutos.

La puerta fue tocada provocando que el peli-negro frunciera el ceño, nadie lo visitaba, y si lo hacían, normalmente le avisaban. Pensó que era su imaginación hasta que nuevamente tres golpes resonaron en sus oídos.

Se levantó del sillón no sin antes apagar la televisión y se dirigió a la puerta. Estaba calmado, no tenía propósito alguno de estar alterado, ¿cierto?

Abrió la puerta y se paralizó de inmediato.

Ese cabello castaño. Ese cuerpo delgado. Esos labios rosados y gruesos. Esa manzana de Adán perfecta. Esas pestañas encantadoras. Esas manos huesudas.

Esa persona que alguna vez amó.

—¿Q-Qué haces aquí? —preguntó mientras aún seguía estando nervioso, no, no era eso, era otra cosa... simplemente no sabía qué era lo que sentía en ese instante.

—Hola, Josh. —le regaló una pequeña sonrisa sin dientes.

El castaño se sentía igual de nervioso, ¿visitar a aquella persona que había lastimado desde hace años? Ni siquiera él se lo creía.

—¿Cómo conseguiste mi dirección? —tensó su mandíbula.

—Alguien me la dio.

—¿Quién? —sorbió su nariz.

—Ryan. —bajó la mirada y luego la volvió a subir encontrándose con esos ojos que nunca olvidó. —Necesitamos hablar.

—¡Oh! ¿En serio? —rió con ironía. —¿Necesitamos hablar después de  tres años?

—Sólo, escúchame...

—¿Quieres que te de algún tipo de droga? ¿O primero cogemos? ¡Así lucías al menos feliz conmigo! —se estaba alterando, y eso no era una buena señal.

—Ya no he hecho eso en más de un mes... —murmuró.

—¡Felicidades! ¿Quieres que vayamos a celebrar y folles como nunca con alguien más? Es tu especialidad, ¿no es así? —dijo con lágrimas en sus ojos.