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ESPECIAL 10k
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OMNISCIENTE

El día recurría normal, bueno, normal del término de ambos jóvenes que ya habían vivido junto por más de lo esperado; años si me dejaban decir.

Tyler estaba recostado en el sillón, oyendo todo lo que la televisión decía pero no podía creerle, pues ya ni siquiera sabía donde estaba.

Sus ojos chocolate estaban dilatados, su respiración agitada y su boca semi-abierta dándole a entender que estaba en un gran trance consigo mismo.

Oh, esperen, olvidé mencionarlo, sus dedos de su mano izquierda estaban sujetando un porro de marihuana mientras que en su brazo derecho estaba un cinturón apretándole este y lado de su brazo se encontraba una jeringa que ya había sido anteriormente utilizada no sólo por él, sino que por otros más también.

Estaba alucinando, o simplemente estaba muerto, cualquiera de las dos era válida si lo veías en ese instante.

La puerta comenzó a abrirse dando a conocer a alguien alto de cabello marrón, alguien que ya se había hecho presente en la mayoría de historia del castaño.

Su ceño se frunció al ver que la tele estaba prendida, y se frunció aún más al ver que el canal era acerca de un programa de cocina, un programa que Tyler no estaba interesado en lo absoluto provocando extrañeza en el más alto.

—¿Tyler? —se acercó hacia aquel sillón negro que habían comprado hace poco y que había sido espectador de los coitos del castaño.

Su preocupación aumentó al ver que no tenía respuesta, se acercó aún más y pudo ver a su amigo verdaderamente relajado mientras tenía su mirada posada en aquella televisión.

Pensó que tal vez estaba durmiendo, pero eso era imposible ya que el castaño nunca dormía con los ojos abiertos, en verdad que nunca lo había hecho.

—¿Tyler...?

Tomó sus manos y abrió fuertemente los ojos al notar lo helado que estaba. Era invierno, eso era cierto, pero la frialdad de su cuerpo no se comparaba con el frío que se podía sentir en esos días.

—¡Tyler! ¡Contesta! —agitó fuertemente a su amigo.

Su preocupación había aumentado al no recibir una respuesta, así que hizo lo único que se le ocurrió en ese instante mientras que lágrimas inundaban su rostro.

El cuerpo de Dallon temblaba, no sabía si lo que iba a hacer era una buena idea, sin embargo, le dio un fuerte golpe en la mejilla al contrario esperando por lo menos otro golpe como respuesta.

No recibió nada.

—¡Tyler! —le gritó en su cara. —¡Tyler dios santo! —comenzó a quitarle el cinturón de su brazo. —¡Tyler! —alargó la "e" mientras se aferraba al cuerpo del castaño. —¡Contéstame, cabrón! ¡Contéstame, Tyler! —las lágrimas seguían saliendo y saliendo de sus ojos, no podía ser cierto, ¿verdad?

Su amigo no podía estar muerto, ¿verdad?

Cargó a Tyler con todas sus fuerzas y lo llevó a su auto dejándolo recostado en los asientos traseros, mientras seguía sin recibir respuesta alguna.

Dallon subió al asiento del piloto con rapidez y se dirigió hacia el hospital, era absurdo llamar a una ambulancia en ese instante, siempre tardaban en llegar o "no es importante", pero vaya que era importante ahora.

Tardaron minutos en llegar, varios a decir verdad y Dallon tan sólo sentía el terror Fe imaginar a su amigo muerto, o tal vez ya ni siquiera era una imaginación como tal.

Drugs, Money and Sex || Tysh ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora