El tiempo pasaba. Los recuerdos se iban así como las amistades. Te obligabas a ti mismo a volver a amar. Eras feliz nuevamente.
Era Diciembre, unos días antes de Navidad.
El peli-negro estaba guardando unas cosas en una maleta que se llevaría, pues se iría de viaje. Guardaba todo con suma delicadeza, mientras podía escuchar el sonido de unas tiernas risas infantiles en el cuarto de a lado.
De pronto, unas manos se posaron en su cintura dejando que la cabeza de quien poseía tales manos se recargara en el hombro del peli-negro pudiendo observar que hacía su esposo.
—¿Ya estás listo? —le preguntó agarrando la mano de su marido, pudiendo observar el anillo de bodas que le había dado hace unos años.
—Me falta poco. —respondió apretando el agarre que le daba el contrario. —¿Tú ya estás listo?
—Desde hace rato, cariño. —le plantó un beso sonoro en su mejilla. —Iré a ver si me falta algo en lo que tú estás listo.
—Está bien, amor. —le respondió para luego sentir un dulce beso por sobre sus labios haciéndole sonreír. —También ve si Sarah está lista, por favor.
—Claro que sí. —y así, tal persona salió del cuarto dejando a un joven de 27 años siguiendo empacando.
Cuando terminó de empacar, cerró la maleta y se sentó en aquella cama matrimonial dejándole ver toda esa habitación que había disfrutado compartir por mucho tiempo, y que esperaba seguir haciéndolo por mucho más.
Dirigió su mirada hacia una foto que se encontraba en su buró causándole una sonrisa tierna y tomó aquel marco con suma delicadeza.
Posó su vista en aquella foto y sonrió aún más al ver lo que había formado en tan sólo unos pocos años.
Era una foto familiar. Ahí se encontraba una pequeña niña de cinco años que estaba siendo abrazada por sus dos padres; la foto apenas la habían tomado el año pasado y el peli-negro sentía que ya había pasado una eternidad.
Sus ojos desviaron la vista de la foto para luego dirigirla hacia su mano donde se podía ver una argolla de matrimonio de color plata; hace ya unos tres años que se casó y hace uno que aquellos habían decidido adoptar.
El peli-negro seguía sin creer que después de aquella boda de su mejor amigo, conocería a quien ahora sería su esposo.
Cada mañana disfrutaba despertar a lado de su marido, acariciarle la espalda y plantarle besos en sus hombros para que despertara y comenzara la jornada del día. Le encantaba sobre todo el hecho de que le llamaran "Señor Reynolds" en vez de "Señor Dun", pues ahora llevaba el apellido de su esposo desde hace más de tres años.
También le era una bendición peinar a su pequeña hija para que la llevara al kínder, y de ahí, dirigirse a su trabajo para finalmente recogerla y llevarla a casa para que ambos prepararan la comida y la mesa juntos.
Verdaderamente disfrutaba su vida, por fin después de tanto tiempo había encontrado una estabilidad emocional y por fin podía decir que era totalmente feliz.
Aunque claro, también tenía sus bajones.
Nunca pudo superar ese día del hospital, siempre trataba de olvidar tal día amargo, incluso había ido unas cuantas veces a terapia para que le ayudasen.
Pero nada sucedía.
En ese caso, decidió mejor vivir con aquello en su mente. Era cierto que había veces en las que extrañaba a aquel castaño como nunca, incluso había llegado a confundir a su esposo con aquella persona que le conquistó el corazón alguna vez.
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Drugs, Money and Sex || Tysh ||
Fanfic-Es un stripper Josh... ¿Crees que esto va a terminar siendo como una película de amor donde encuentras a tu alma gemela y viven felices para siempre? -Tal vez... tengo derecho a creer eso y a intentarlo. #1 en Tysh (25/02/2019) #1 en Skeleton Cli...