Capítulo 22

1.6K 74 0
                                    

Me levanté de la cama por la alarma y fui a la cocina, in que hubiera ningún rastro de Higuain pero sé que aún no se había ido al entrenamiento, no era la hora. Desayuné y empecé a sacar todos los papeles del trabajo.

- Buen día.

- Te despertaste algo tarde.- sonreí a Higuain y no pude evitar mirar su torso desnudo.- Y sin camiseta.

- ¿Pasa algo?- me sonrió y yo hice lo mismo, negando con la cabeza.

Se fue a la cocina a desayunar y luego subió a cambiarse. No estaba mal. Después de un rato, bajó ya listo y se despidió de mí.

Decidí que iría al entrenamiento de la tarde, así que tenía que hacer bastante más trabajo por la mañana. Me conecté con mi jefe por Skype para anunciarle novedades que había conseguido y de que pronto viajaría a Moncalieri para hablar con testigos.

- Ya llegué.

- ¿Ya pasó la mañana?

- Se pasa rápido en frente de una pantalla y papeles.

Se fue a la cocina a hacer la comida mientras que yo recogía todo y preparaba la mesa para sentarnos a comer. Una vez más, se durmió en el sofá a la siesta mientras que yo daba unos últimos detalles esperando a que pasara el tiempo.

- Me voy a preparar.

- ¿Puedo ir contigo?- pregunté cuando e levantó del sofá y me miró confundido.

- ¿Querés ir al entrenamiento?

- ¿Por qué no? Solo dime a donde tendré que ir y espera a que no me pierda.

- No tengo ningún problema en que vengas.

Nos sonreímos y subió, bajando después para irnos juntos a Vinovo. Una vez allí nos encontramos a algunos de los jugadores y les saludé en italiano, eso sí sabía y estaba aprendiendo algo con Higuain.

- Quédate acá, así nos podés ver y te esperas a que venga a por vos.

- Está bien.

Le sonreí y se marchó, dejándome sola en las gradas. Estaba hablando con Roc, mandándole fotos del campo, cuando salieron los jugadores y me saludaron con la mano mientras se preparaban para entrenar. En especial estaba Paulo, que sonrió al verme y me mandó un beso.

No quité la mirada de ellos, viendo como corrían, daban pases, tiros, etc. A veces miraba a Higuain y otras como entrenaban los porteros, en especial Buffon, aunque al final mis ojos acababan en Paulo. Poco a poco me acostumbré a dejar de llamarle Bruno.

Acabó el entrenamiento y los chicos se fueron, entonces, hice lo que me dijo Higuain y le esperé mientras hablaba de nuevo con mis amigos. Pero no fue é quien llegó a mi lado.

- ¿Y el pipita Higuain?

- Me dijo que viniera yo, estaba tardando mucho y no quería dejarte acá.

- Que caballeroso.- me levanté y sonreí a Paulo.- ¿Ves? He venido.

- Lo he visto, créeme que lo he visto.- él también sonrió.- ¿Qué te parecía el entrenamiento?

- Duro, pero se te veía bien.

- ¿Sólo me miraste a mí?

- ¿Qué? No, no...- maldita sea Martina no te ruborices.- Pero estoy hablando contigo.

- Ya, ya... ¿Nos vamos?

- Sí, por favor.

Me sonrió con diversión y me dejó paso. Sonreí mordiendo mi labio inferior, nerviosa, mientras pasaba por su lado y nuestras manos rozaron una milésima de segundos. Me guió hasta una especie de cafetería bastante grande y allí estaban los chicos, Higuain incluido.

- Al fin venís, pensé que se habían perdido.

- Algo tiene que pasar para que yo me pierda acá, pipita.

Los dos amigos se sonrieron y me senté entre ellos, enterándome de lo que decían todos gracias a Higuain que, como siempre, era mi traductor.

- ¿Nos vamos ya?

- Como quieras, yo estoy bien.

- Si quieres no quedamos un rato o...

- Higuain, si estás cansado podés irte que yo la llevo a tu casa.

- ¿En serio? Gracias, Dybala.- Higuain dejó de mirarle para mirarme.- No me despiertes cuando llegues.

- Intentaré no hacerlo.

Nos sonreímos y abrazamos, después se marchó y dejé enterarme de las cosas a empezar a hablar en la conversación, gracias a mi nuevo traductor, Paulo.

- ¿Quieres que nos vayamos?- preguntó al notar mi cara de cansancio.

- Sí, por favor.

Sonrió y nos despedimos de todos, marchándonos. Me llevó hasta su coche, de color negro, y subimos en el yendo a casa de Higuain.

- Gracias por traerme.

- No hay de que, somos amigos.

- Sí.- nos sonreímos.

- Y podemos quedar algún día, ¿No?

- Claro, cuando quieras, Bruno.

- Hace tiempo que no me llamas así.

- Creo que solo lo haré en momentos especiales.

- ¿Este es uno de ellos?

- No sé, dímelo tú.- volvimos a sonreírnos. Dios, las luces de la calle lo hacían más guapo si era posible.- ¿Nos vemos mañana?

- Lo intentaré.

Mordí mi labio inferior nerviosa, no paraba de mirarmedirectamente a los ojos y me provocaba incomodidad. Abrí la puerta de su cochey me quité el cinturón, saliendo del coche y despidiéndome de él con la manoantes de que se marchara a su casa, con su novia.Q

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora