Capítulo 51

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Desperté y me levanté de la cama para ir hacia la cocina. Por suerte, ayer a la noche antes de que cerrara todo, pudimos conseguir algo de comida con lo que hacerme un desayuno.

Miguel fue el segundo en despertarse y acompañarme en la cocina y Roc le siguió unos minutos después, cuando yo subía las escaleras. Me duché y cambié, yendo a por mis cosas y al bajar, Miguel ya estaba listo y esperándome.

- ¿Ya?

- ¿Cómo eres tan rápido?

- A lo mejor es que tú eres la lenta aquí.

Sonreí y abrió la puerta para que yo pasara primera, despidiéndonos los dos de mi hermano. Subimos a su coche, un Volvo S80 T6 rojo, y me llevó hasta el bufete antes de irse a su trabajo. Nos despedimos y me bajé, entrando en el edificio.

- Buenos días.

Saludé a los que estaban allí y fui al ascensor, yendo a la planta donde estaba mi despacho. Encontré en el camino a Bastian y Carla que me acompañaron hasta llegar.

Me senté en la illa y empecé a trabajar hasta el descanso de comer. Bajé y me encontré en la puerta a los chicos, que me esperaban para ir a comer. Fuimos al restaurante de siempre y hablamos mientras pasaba el tiempo y tuvimos que volver.

Me despedí de ellos y volví a mi despacho. El tiempo pasaba lentamente y poco a poco, por muy concentrada que estuviera, acabé aburriéndome y tomándome un descanso. Descanso en el cual alguien me llamó.

- ¿Sí?

- ¿Estás trabajando?

- No, me tomé un descanso, ¿Qué tal por Turín? Hace tiempo que no me llamas.

- Estaba concentrado en los entrenamientos y los partidos, ¿Me perdonas?

- Te perdono si marcas un gol esta noche.

- ¿Cómo sabías que teníamos partido?

- Lo busqué, con la Roma.

- Sos la mejor.- dijo Higuain, recordándome a Paulo.

- Gracias, gracias.

- ¿Cuándo venís?

- A lo mejor me dan unas vacaciones y puedo ir, sino iré un fin de semana.

- ¿Más vacaciones?

- Sí, tengo un jefe bastante bueno.

- Ni que lo digas.

Seguí hablando con Higuain hasta que llegó la secretaria del señor Smith que me llamaba para ir al despacho. Dejé todo y la seguí, entrando en el gran despacho donde me recibió mi jefe con una carpeta llena de documentos sobre aquel gran caso que me quería asignar.

Fui al despacho cuando ya iba anocheciendo y abrí esa gran carpeta, empezando a leer todos los papeles para ir entendiendo de que iba todo, un caso en el que tendría que defender a una empresa. Sin darme cuenta, ya había pasado la hora y no había casi nadie en el edificio.

Me levanté mientras cerraba todo y lo metía en el maletín, después salí del despacho y poco después del edificio, despidiéndome de los que estaban ya marchándose al igual que yo. Miré la hora y supuse que ni Miguel ni mi hermano vendrían así que llamé a un taxi que estaba cerca y que paró.

- Gracias por pararse.

- De nada.

Le sonreí al hombre algo joven y le di la dirección. Era castaño, con el pelo corto con un pequeño tupe peinado hacia un lado ya que no estaba rapado a los lados como la mayoría de los chicos ahora. Tenía algo de barba pelirroja y ojos color miel. Tanto él como yo compartimos algunas miradas ya que me parecía conocerle de algo, pero no sabía muy bien.

- Llegamos.

- Gracias.

Le sonreí levemente mientras le pagaba y salí del taxi yendo hacia mi casa. Abrí la puerta y no los encontré a ninguno de los dos, la única que vino a saludarme fue Kiara. Cené y subí a la habitación averiguando que los dos estaban en sus respectivas habitaciones, dormidos. Me cambié y cuando me tumbé en la cama llamé a Paulo.

- Hola.

- ¿Pasó algo?

- No, ¿Por qué?

- Raramente me llamas.

- Bueno, quería hablar contigo.

- ¿Vas a romper conmigo?

- No, bobo, solo quería hablar contigo de cualquier cosa.- reí y oí como suspiraba.- No voy a romper contigo, sería tonta si lo hiciera.

- Gracias a Dios, me asustaste.

- ¿Dónde estás?

- En el autobús, estamos ya cerca.

- En ese caso te dejo, te veré ahora.

- ¿No me deseas suerte?

- No la necesitas, pero suerte.

- Te quiero.

- Y yo, dedicame un gol.

- Todos son para vos.- sonreí.- Chao, te quiero.

- Chao, yo también te quiero.

Terminé la llamada y busqué el ordenador para buscar allí una página donde ver el partido. Me senté en la cama con las piernas cruzadas y el partido comenzó. Higuain marcó un gol en el primer tiempo y Pjanic le siguió con un tiro bastante lejano de la portería. En el segundo tiempo, les marcaron pero por suerte Paulo hizo lo que le pedí y marcó otro gol que les dio más ventaja.

Sonreí al verle celebrándolo en primer plano y me quedé confundida al verle levantarse un poco su camiseta para enseñar que en la que tenía debajo estaba escrito "Madrid". Así que viene a visitarme y no me entero hasta ahora... ¿Cómo no quererlo?

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Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora