Capítulo 50

1.1K 54 1
                                    

- Buenos días.

Saludé a todos entrando en la cocina y me miraron en silencio, dejando lo que estaban haciendo hasta que les miré esperando a que dijeran algo. Pero no lo hicieron, siguieron con sus cosas.

- ¿Te ayudo con las cajas?- preguntó mi hermano.

- Solo quedan dos, puedo yo sola.

Le sonreí y me senté con ellos a desayunar. Cuando terminé fui a por esas cajas para bajarlas y llevarlas al coche de mi hermano. Esperé a que terminara el con sus cosas y subimos toda la familia para ir a la casa de mi tía, que nos esperaba mientras hablaba con Miguel.

- Hola.

- Aquí tenés las llaves, no me rompáis nada.

- No.

La sonreí y mi padre abrió la puerta. Entramos en la casa y volví a sonreír recordándome aquí con Paulo. Miguel me ayudó con mis cajas y después yo con las suyas, ayudando mi madre y mi prima a Roc.

Empecé a colocar las cosas, sacándolas de la caja y poniéndolas en la cama de matrimonio que tenía la habitación. Abrí los armarios y empecé a colocar mi ropa, después la mesilla, cajones, escritorio...Hasta terminar antes de comer.

Bajé hablando con Miguel, al que le encantaba la casa. Nos despedimos de mis tíos y mi prima y salimos a comer todos juntos, volviendo luego a la casa. Estuvimos con mis padres hasta que se tuvieron que marchar.

- Bueno, cuidaos mucho y no tardéis en visitarnos.

- No, mamá.- la abracé y miré a mi padre.- Y vosotros tampoco.

- Si por mi fuera, me vendría ya que hay sitio.- reí levemente y le abracé.

- Adiós, papá y mamá.

Mi hermano pasó su brazo alrededor de mis hombros y les sonreí mientras se subían al coche de Miguel, que los llevaría a casa. Miré a mi hermano y cerramos la puerta, entrando. Fuimos al salón y cada uno se sentó en una esquina del sofá, entrelazando nuestras piernas en el medio y sacando nuestros móviles.

- Martina.

- ¿Sí?

- ¿Qué pasó ayer?

- ¿Ayer?

- Sí, con las fotos.

- Solo quise recordar momentos.

- Malos.

- Pero lo son, son mi vida. Parte de mí.

- Está bien.

Lo miré durante unos segundos y después suspiré encendiendo mi móvil. Hablé con mis amigos, que ya querían preparar una fiesta aquí a la que yo me negué y entonces, él me llamó.

- Hola.

- ¿Pasó algo? Tenés la voz algo apagada.

- No, no, nada.- carraspeé.- ¿Qué tan en Turin?

- Bien, mañana tenemos partido.

- Sí, lo veré.

- Con la Roma, recordá.

- Ya, ya lo sé. Tengo un calendario con tus partidos.

- Sos mi amuleto, tenés que verlos todos.

- Y todos veré, tú tranquila.

- ¿Y como va Madrid?

- Bien, ya me instalé en la casa de mi tía.

- Donde estuve yo, ¿No?

- Sí, tú y tu familia.

- ¿Y cuál es tu habitación?

- La nuestra, elegí bien.- él rió y yo sonreí alegrándome un poco al oírla.- Paulo.

- ¿Sí?

- Te echo de menos.

- Yo también a ti, bebé.

- ¿Bebé?- sonreí aún más.

- Sos mi bebé.

- Solo tuya.

- Y yo solo de vos.

- No, pero en serio, te echo de menos.

- Intentaré ir uno de estos días, vos sabes que...

- Puedo ir yo si quieres.

- No, no. El regalo te lo tengo que dar allá, en Madrid.

- ¿Así? ¿Y no me vas a decir que es?

- No.

- Eres malo eh.

- Solo por vos.

- ¿Por mí?

- De lo que te quiero, me hiciste malo.

- No tiene sentido.- reí y Roc me miró sonriendo.- ¿Qué tal Higuain?

- Bien, bien...no sabe nada ni cree nada, eso sí, tiene las mismas ganas que yo de verte.

- Es que os enamoré al segundo.

- No te lo niego.

- ¿Ves? Soy la mejor.

- Ajá, la mejor de las mejores.

- Deja ya de piropearme.

- Es la única forma que tengo de saber que estás bien, porque sé que te gustan.

- Eres el mejor.

- ¿Así?

- Sí, el mejor de todos.

- ¿Más que Miguel?

- No te motives.- los dos reímos.- Te quiero, Bruno.

- Yo a vos también, doble zeta.

- Chao.

- Chao, da recuerdos.

- Tú igual.

Sonreí y termine la llamada mientras mi hermano conectaba la Play, sabiendo que quería jugar conmigo. Me acomodé en el sofá y cuando empezamos a jugar al FIFA, llegó Miguel para vernos jugar y después jugar él con nosotros.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora