- ¿Quién es el idiota que me llama por la mañana?- pregunté con voz de adormilada.
- Un tal Bruno para vos y Paulo para los demás.
- ¿Paulo? ¿Qué haces llamándome a estas horas?
- ¿De verdad que estabas dormida? Pero si son las once.
- Aquí cada uno se despierta cundo quiere, ¿Qué pasa?
- Necesito que vayas a un sitio.
- ¿A dónde?
- Al aeropuerto.
- ¿Al aeropuerto? ¿Por qué? Te recuerdo que no tengo carnet de coche ni...
- Dale, ve hacia allá y ya verás por qué.
- ¿Debo confiar en ti?
- Sería dar un paso en nuestra relación.
- Está bien, iré.
- Vale, chao.
- Adiós, adiós...
Terminé la llamada y resoplé dejando el móvil en la cama y levantándome de esta. Fui a la cocina, saludando a mi hermano y hablando con él mientras me hacía el desayuno.
Me fui a cambiar y me despedí de mi familia antes de salir de casa e ir andando hasta el aeropuerto pensando qué demonios hacía aquí en vez de estar durmiendo. Me crucé de brazos al llegar y le mandé un mensaje. Recordemos que no sé qué hago aquí.
- ¡Martina!- oí a alguien gritar pero no le di importancia, a lo mejor no era yo esa Martina.- ¡Doble zeta!- me giré y le vi sonriéndome a lo lejos.
- ¿Pero qué?
Sonreí y negando con la cabeza con diversión, fui hasta él para abrazarle mientras que él reía. Nos separamos y nos quedamos mirando con una sonrisa.
- ¿Qué haces aquí?
- Era mi última día en Barcelona, le dije a Anto que quería ir a Madrid y que estaría en Barcelona a la tarde.
- ¿Sólo para verme?
- Sí.
- ¿Y ella lo sabe?
- No.
- Estás loco, Dybala.
- Sólo un poco.
Sonreímos y comenzamos a andar a la salida. Llamamos a un taxi y lo llevé a mi casa, donde estaba mi hermano jugando a la Play con Sergio, su mejor amigo.
- ¿Qué hace aquí el Dybala?
- Vino a verme, a la tarde vuelve a Barcelona.
- Pues quede a comer.- mi hermano se saludó con él amistosamente.
- Él es Sergio, el mejor amigo de mi hermano.
- Yo soy...
- Paulo Dybala, ya te conozco y además, Roc no se calló que conocía a dos futbolistas.
- Para una novedad que tengo.
Reímos y nos sentamos a hablar mientras veíamos como jugaban. Hasta que Paulo tomó el mando y ganó a Sergio, pero no pudo con mi hermano.
- Soy el mejor, el Cristiano en este juego.
- Digan lo que digan, es mejor "La Pulga".
- Como se nota que es argentino.
- Al menos sabe opinar.
- Tú a callar, Sergio.
- Vale, vale.
- ¿Sos culé?
- Sí, un culé siendo mejor amigo de un madridista.
- Algo que solo pasa una vez.- sonreí mirándoles chocar los cinco.- ¿Alguien tiene hambre?
- Yo.
- Tú siempre.
- Yo también.
- Pues levantaos que comemos fuera, ya se lo diré a papá.
- Claro, como no soy Dybala no me haces caso.
Reí mientras me iba al despacho de mi padre a aviarle que salíamos. Él dejó sus cosas y me dio el visto bueno antes de volver su mirada a los papeles. Lo dejé solo y volví con los tres chicos que me esperaban en la entrada.
- Vamos.
Salimos de casa y llevamos a Paulo a uno de nuestros restaurantes favoritos en la capital de España. Entre risas los chicos se conocieron más, mientras que yo solo era espectadora y opinaba a veces. Después, nos despedimos de los mejores amigos y fui con Paulo hasta los columpios de un parque vacío a estas horas.
- Vente conmigo a Italia.
- Contigo y con Anto y Gonzalo, te referirás.
- Sabes a lo que me refiero.
- A que no pienso ir, tengo que trabajar y quiero hacerlo en España después de tanto tiempo.
- Puedes hacer lo mismo en Italia.
- No sé italiano.
- ¿Qué idiomas sabes?
- Español e inglés, pero tampoco tanto como...
- Te enseñaré italiano.
- Estás loco.
- Por eso vine, venga, ya nos separamos una vez.
- Pues hablaremos por Skype, ya nos seguimos en Instagram y tienes mi número. Ya no somos tan chicos y vivimos más cerca.
- En ese caso, te vendré a visitar en cuanto pueda y tú harás lo mismo.
- Paulo...
- Di que sí.
- ¿Si digo que sí me dejas?
- Sí.
- Pues entonces sí, nos visitaremos.
- ¿Prometido?
- Prometido.- me extendió la mano y se la di, moviéndolas de arriba abajo.- ¿Cuándo te vas a Barcelona?
- Faltan dos horas aún.
- Pues te enseñaré algo de Madrid.
- ¿En dos horas?
- Me sobra una.
Él sonrió mientras nos levantábamos y comenzamos a andar. Por supuesto, hubo varios parones porque lo reconocieron por la calle.
Me quise hacer la lista y le llevé a los estadios, pero claro, él eran el futbolista y había estado más de una vez en los dos. Así que lo llevé a la Gran Vía a cualquier sitio para pasar el tiempo mientras pasaron las horas y ya había que ir al aeropuerto.
- Nos hablaremos.
- Tenlo por seguro.
- Y si no, vendré acá y te llevaré a Italia.
- Eso no lo tengas tan seguro.- los dos reímos y nos abrazamos.- Adiós, Paulo.
- Chao.
Le miré marcharse por la puerta de embarque a lo lejos y desapareció de mi vista. ¿Qué tendrá este chico que me siento como en casa con él?
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Friends (Paulo Dybala)
Fanfic- ¿Te quieres casar conmigo? - Por supuesto que sí, Bruno. - ¡Genial!- sacó un aro de gominola de la bolsa y me lo puso en el dedo.- Seremos felices por siempre y juro amarte hasta el final. - ¿Lo prometes? - Sí. - Pues yo juro recordarte...