Me desperté, pero no en el sofá, sino en la cama con Paulo a mi lado. Me giré sin despertarlo para verle dormido, con el pelo despeinado y abrazándome por la cintura. No pude evitar sonreír al verlo así, era demasiado para mí.
- Paulo...
- Mm...
- Paulito, despierta.- suspiró y se acurrucó a mí.
Yo reí levemente y empecé a acariciar lentamente su rostro con uno de mis dedos sabiendo que se estaba volviendo a dormir. Cosa que no quería. Así que paré de acariciarle para empezar a darle besos por toda su cara, desde sus labios hasta la punta de su nariz, pasando por su mentón, sus mejillas, sus ojos cerrados y su frente.
- Martina...- y pude jurar que en ese momento me enamoré más aún de él al escucharle decir mi nombre con aquella voz ronca.
- Buenos días.
- ¿Buenos días? ¿En serio?- abrió sus ojos y reí.- Venganza.
- ¿Venganza de qué...?
Y como si no estaba dormido hace segundos, empezó a hacerme cosquillas y yo a retorcerme de la risa oyendo la suya de fondo. Empecé a patalear y él se sentó encima de mi cintura sin hacerme daño,
- ¡Para, Paulo, para!
- Vale, ya paró.- dejó de hacerme cosquillas para tomar mis muñecas sin mucha fuerza y apoyarlas a mis lados.- Pero no vuelvas a despertarme.
- ¿Te recuerdo que tienes entrenamiento?
- Es temprano, la alarma no sonó.
- Pensé que era una buena escusa.- sonreí y él rió.- Paulo.
- ¿Qué?
- Te quiero.
- Yo también te quiero.- acercó su rostro al mío.- Enana.
- Te ma...
Pero no me dejó terminar la frase porque ya me estaba besando. Al separarse reí y se bajó de encima de mí, soltándome las muñecas y levantándose de la cama. Yo me levanté después y antes de que saliera de la habitación, me subí a su espalda.
Me llevó encima de él hasta la cocina y ya allí me bajé de su espalda para hacerme el desayuno. Me senté junto a él a desayunar en silencio. Solo con las caras raras que me ponía para hacerme reír.
Terminamos y yo recogí todo mientras él subía a cambiarse para el entrenamiento de hoy. Me senté en el sofá con las piernas cruzadas y hablando con Miguel, que ya estaba despierto.
- Me voy ya.
- Chao, te quiero.
- Chao.
Se acercó a mí para darme un beso antes de desaparecer de mi vista y después oírse la puerta al cerrarse. Seguí hablando con mis amigos hasta que cada uno se tuvo que unir a su trabajo, entonces, fui a mi habitación para hacer lo mismo yo.
Sí, sin que Paulo lo supiera me traje el trabajo. Sabía que se molestaría si lo sabía, así que no le conté nada. Abrí la carpeta y empecé a trabajar fijándome en la hora para ver cuando llega Paulo y así esconderlo.
Poco a poco pasó la mañana y yo volví a esconder la carpeta en mi maleta. Después, fui a la cocina y una vez conocí donde estaban todos los sitios empecé a cocinar cualquier cosa con la música de fondo.
Cuando estaba a punto de terminar, al estar la música tan alta, no escuché la puerta de la casa abrirse y cerrarse y no me percaté de que alguien había entrado. Hasta que, mientras tarareaba la canción, sentí unas manos en mi cintura y di un pequeño brinco del susto hasta que, al girarme la cabeza, vi a Paulo sonriéndome y con el pelo mojado.
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Friends (Paulo Dybala)
Fiksi Penggemar- ¿Te quieres casar conmigo? - Por supuesto que sí, Bruno. - ¡Genial!- sacó un aro de gominola de la bolsa y me lo puso en el dedo.- Seremos felices por siempre y juro amarte hasta el final. - ¿Lo prometes? - Sí. - Pues yo juro recordarte...