Capítulo 32

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- Era bonito el estadio.

- ¿Bonito? ¿Sólo eso?

- ¿Qué quieres que diga?

- No sé, es precioso.

- No tanto como tú.- dije sin darme cuenta, pero él sí porque nos paramos en seco. Me miraba con una sonrisa y yo tapaba mi boca con las dos manos. Idiota.- ¿Lo dije en alto?

- Sí.

- Eh...

- ¡Doble zeta!- miramos los dos hacia atrás, viendo como Higuain se unía a nosotros, poniéndose entre nosotros y pasando su brazo por mis hombros.- ¿Qué te pareció?

- Eh...grande, gigante.

- ¿Pero fue lindo o no?

- Sí, lo es.

- Bueno, pues, ¿Qué te parece si hacemos algo de turismo?

- ¿Tú y yo?

- Sí.

- Claro, sin problemas.- le sonreí y él hizo lo mismo, en cambio, Paulo nos miraba con una ceja levantada.

- Genial, se lo diré al entrenador.- me dio un beso en la mejilla y se marchó.

- ¿Qué fue eso?

- ¿El qué?

- Se supone que vos y yo haríamos ese turismo.

- Se me olvidó.

- Y me reemplazaste.

- No seas idiota, ya lo haremos tú y yo.- le sonreí y guiñé un ojo, pero él seguía serio. Así que se me ocurrió hacer lo de todas las abuelas, pellizcarle las mejillas.- Mi celosín.

- No estoy...

- Ya, ya, claro, claro. Me voy, chau.

- Chao.

Fui corriendo hasta Higuain mientras él negaba con la cabeza. Empezamos a andar por las calles de Roma, parándonos por los fanáticos que le conocían. Fuimos a la Fontana Di Trevi, donde tiré una moneda de espaldas ya que decían que daba buena suerte. Después, fuimos al Coliseo y paramos en una cafetería, después volvimos a recorrer Roma hasta que se hizo de noche y tuvimos que volver al hotel.

- ¡La pareja!- Cuadrado nos sonrió al vernos entrar.- Llegan justo para la cena.

- Idiota.

Me uní a ellos y cené al lado de Paulo, que no me miró bastante, ni siquiera me habló. Terminamos la cena y todos fuimos a recepción, sentados en los sillones y hablando entre nosotros.

No quité la vista de encima a Palo, no porque es él, si no porque lo notaba extraño conmigo, me ignoraba. Poco a poco se hizo tarde y Allegri, el entrenador, los mandó a todos a dormir para que mañana rindieran bien.

- Buenas noches.- le dije a Higuain ya tumbada en la cama.

- Hasta mañana.

Pero yo no me dormía, así que cogí el móvil y empecé a leer los mensajes de mis amigos, ocultando mis ganas de reírme. Tenía que explicarles y que mejor que a él, al que me entendía cuando ni yo lo hacía.

Miguelin.

Eo.

¿Estás?

Siempre.

¿Qué pasa baby?

Tenemos que hablar.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora