Capítulo 68

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- Buen día.

- Echaba de menos que me dijera eso.- reí colocando el móvil mejor en mi oreja.- Pero no me vuelvas a despertar.

- Que yo sepa, lo hice antes de la hora de trabajar así que te hice un favor.

- Como digas... ¿Para qué llamas?

- Para quedar con vos a la noche si querés.

- Está bien.

- Genial, nos vemos, chao.

- Chao, chao...

Suspiré terminando la llamada y dejé el móvil en la cama antes de irme de la habitación y bajar a la cocina, desayunando sola porque Roc ya se estaba yendo y Miguel ya lo había hecho. Subí a cambiarme y bajé para irme de la casa.

Fui andando hasta el bufete y ya dentro, saludé a Bastian que me acompañó hasta la planta. Fui caminando hasta el despacho del señor Smith. Señalé la puerta a su secretaria y negó con la cabeza, entonces, toqué para que me dejara entrar.

- ¿Sí?

- Soy... hola, pensé que no había nadie.

- Ya se iban.

- Solo veníamos a agradecer el trabajo.

- Ya...

- ¿Tú qué haces aquí si tienes vacaciones?

- No quiero las vacaciones, estoy bien para seguir.

- ¿De verdad?

- Sí.

- Vaya fichaje has hecho, Smith.- Arnau le dio una palmada a mi jefe en el hombre mientras estos dos reían.

- Anda, pues Martina, puedes volver a tu sitio de trabajo y comenzar.

- Gracias y adiós.

- Adiós.

Cerré la puerta y suspiré mientras comenzaba mi paso a mi despacho, ya pensaba que no me dejaría volver. Me senté en mi silla y empecé a ojear los papeles que ya había en la mesa, eran casos fáciles de resolver así que podía tener varios terminados para hoy.

La mañana pasó y yo salí a comer, como hacía tiempo que no, con mis compañeros. Reímos y les conté las novedades de mi vida, pocas. Después volvimos al trabajo.

Fui a por café para continuar mejor y volví a mi despacho, sentándome en la silla de nuevo. Cuando ya estaba concentrada, sonó la puerta.

- ¿Sí?

- Soy yo.

- ¿Qué haces aquí?

- De nuevo, para que me des tu perdón, ¿Puedo entrar?

- Sí.- resoplé, si no le dejaba no me dejaría. Al entrar, hoy menos arreglado que las otras veces, me enseñó un ramo de rosas.- ¿Qué haces con eso?

- Para ti.

- ¿Piensas comprarme con un ramo de rosas?

- No voy a comprarte, es lo que menos quiero hacer.

- Entonces...

- Entonces lo he hecho como un simple regalo, ¿Lo aceptas?

- Sólo porque sé que eres tan cutre que no serán verdaderas y al verlas, me acordaré de lo cutre que eres.

- Muy graciosa, pues son verdaderas.

- Como digas.- me apoyé en el respaldo de mi silla y él dejó el ramo en la mesa.- Ya te puedes ir.

- Me dejaste entrar.

- Y ahora te echo.

- Pero no me quiero ir, no hasta que me perdones.

- ¿Por qué no aceptas mi "no" y te marchas? No te arrastres más, Matías.

- Por favor, sé que hice mal.

- Muy mal.

- Muy mal, lo hice todo muy mal. Pero ya pagué.

- Y yo no veo lo que pagaste por ningún lado.

- Mi reputación cayó.

- Te lo merecías.

- Las chicas ya no me miraban.

- También te lo merecías.

- Y mi familia se distanció, al menos mi madre.

- ¿Y tu hermana?

- Mi hermana me quiere demasiado.

- Y ciegamente.

- Martina.

- Está bien, está bien... ¿Eso es todo?

- ¿Te parece poco?

- No sé, la humillada en esta historia soy yo, la que fue pegada y cuestionada fui yo...sí, me parece poco.

- Y te pido perdón por todo eso.

- Y yo lo rechazo.

- Por favor...

- Matías, ¿Sabes cuánto me costó salir con un chico? Por tu culpa pensé que todos harían lo mismo y acabé dándoles la espalda.

- A mi ellas me dieron la espalda a mí.

- Porque eres un maltratador.

- Fui, Martina, fui un maltratador.

- Solo dime una cosa.

- La que quieras.

- ¿En qué momento de nuestra relación, por cinco años y desde pequeños, dejaste de confiar en mí?

Alzó sus cejas al escuchar aquella pregunta que me rondó los primeros años sin él. Esperé su respuesta, pero no vino. Simplemente suspiró y se levantó de la silla, marchándose en silencio y dejándome respirar tranquila.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora