- Buen día.
- Echaba de menos que me dijera eso.- reí colocando el móvil mejor en mi oreja.- Pero no me vuelvas a despertar.
- Que yo sepa, lo hice antes de la hora de trabajar así que te hice un favor.
- Como digas... ¿Para qué llamas?
- Para quedar con vos a la noche si querés.
- Está bien.
- Genial, nos vemos, chao.
- Chao, chao...
Suspiré terminando la llamada y dejé el móvil en la cama antes de irme de la habitación y bajar a la cocina, desayunando sola porque Roc ya se estaba yendo y Miguel ya lo había hecho. Subí a cambiarme y bajé para irme de la casa.
Fui andando hasta el bufete y ya dentro, saludé a Bastian que me acompañó hasta la planta. Fui caminando hasta el despacho del señor Smith. Señalé la puerta a su secretaria y negó con la cabeza, entonces, toqué para que me dejara entrar.
- ¿Sí?
- Soy... hola, pensé que no había nadie.
- Ya se iban.
- Solo veníamos a agradecer el trabajo.
- Ya...
- ¿Tú qué haces aquí si tienes vacaciones?
- No quiero las vacaciones, estoy bien para seguir.
- ¿De verdad?
- Sí.
- Vaya fichaje has hecho, Smith.- Arnau le dio una palmada a mi jefe en el hombre mientras estos dos reían.
- Anda, pues Martina, puedes volver a tu sitio de trabajo y comenzar.
- Gracias y adiós.
- Adiós.
Cerré la puerta y suspiré mientras comenzaba mi paso a mi despacho, ya pensaba que no me dejaría volver. Me senté en mi silla y empecé a ojear los papeles que ya había en la mesa, eran casos fáciles de resolver así que podía tener varios terminados para hoy.
La mañana pasó y yo salí a comer, como hacía tiempo que no, con mis compañeros. Reímos y les conté las novedades de mi vida, pocas. Después volvimos al trabajo.
Fui a por café para continuar mejor y volví a mi despacho, sentándome en la silla de nuevo. Cuando ya estaba concentrada, sonó la puerta.
- ¿Sí?
- Soy yo.
- ¿Qué haces aquí?
- De nuevo, para que me des tu perdón, ¿Puedo entrar?
- Sí.- resoplé, si no le dejaba no me dejaría. Al entrar, hoy menos arreglado que las otras veces, me enseñó un ramo de rosas.- ¿Qué haces con eso?
- Para ti.
- ¿Piensas comprarme con un ramo de rosas?
- No voy a comprarte, es lo que menos quiero hacer.
- Entonces...
- Entonces lo he hecho como un simple regalo, ¿Lo aceptas?
- Sólo porque sé que eres tan cutre que no serán verdaderas y al verlas, me acordaré de lo cutre que eres.
- Muy graciosa, pues son verdaderas.
- Como digas.- me apoyé en el respaldo de mi silla y él dejó el ramo en la mesa.- Ya te puedes ir.
- Me dejaste entrar.
- Y ahora te echo.
- Pero no me quiero ir, no hasta que me perdones.
- ¿Por qué no aceptas mi "no" y te marchas? No te arrastres más, Matías.
- Por favor, sé que hice mal.
- Muy mal.
- Muy mal, lo hice todo muy mal. Pero ya pagué.
- Y yo no veo lo que pagaste por ningún lado.
- Mi reputación cayó.
- Te lo merecías.
- Las chicas ya no me miraban.
- También te lo merecías.
- Y mi familia se distanció, al menos mi madre.
- ¿Y tu hermana?
- Mi hermana me quiere demasiado.
- Y ciegamente.
- Martina.
- Está bien, está bien... ¿Eso es todo?
- ¿Te parece poco?
- No sé, la humillada en esta historia soy yo, la que fue pegada y cuestionada fui yo...sí, me parece poco.
- Y te pido perdón por todo eso.
- Y yo lo rechazo.
- Por favor...
- Matías, ¿Sabes cuánto me costó salir con un chico? Por tu culpa pensé que todos harían lo mismo y acabé dándoles la espalda.
- A mi ellas me dieron la espalda a mí.
- Porque eres un maltratador.
- Fui, Martina, fui un maltratador.
- Solo dime una cosa.
- La que quieras.
- ¿En qué momento de nuestra relación, por cinco años y desde pequeños, dejaste de confiar en mí?
Alzó sus cejas al escuchar aquella pregunta que me rondó los primeros años sin él. Esperé su respuesta, pero no vino. Simplemente suspiró y se levantó de la silla, marchándose en silencio y dejándome respirar tranquila.
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Friends (Paulo Dybala)
Fanfiction- ¿Te quieres casar conmigo? - Por supuesto que sí, Bruno. - ¡Genial!- sacó un aro de gominola de la bolsa y me lo puso en el dedo.- Seremos felices por siempre y juro amarte hasta el final. - ¿Lo prometes? - Sí. - Pues yo juro recordarte...