Capítulo 54

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La alarma empezó a sonar y miré confundida a todos los lados de mi habitación hasta darme cuenta de que tenía que ir a trabajar porque hoy me encontraría con alguien de los que defendía. Me levanté de la cama y fui a la cocina adormilada, oyendo a mi hermano hablar a su perra.

- Buenos días.

- Buenos días, dormilona.

Terminó de rellenar el cuenco de Kiara mientras que yo abrazaba a Lucía como saludó. Rellené la taza de café y me senté con ellos a desayunar, viendo que Miguel ya se había marchado. Terminé de desayunar y subí a cambiarme.

Terminé de colocar todo, tomé mi maletín y bajé para subirme al coche de mi hermano junto a Lucía y él. Me llevó hasta el bufete y después irían a la facultad ellos. Me despedí con un abrazo a cada uno y bajé del coche.

Entré en el edificio, saludando a los que estaban allí y entrando en el ascensor. Subí hasta mi panta, encontrándome con Antonella y Carla hablando. Sonreí y recordé a Migue.

- Chicas.

- Hola, Martina.- saludaron al unísono.

- Tengo que enseñarles algo.

- ¿El qué?

- Un chico.- las dos me miraron con una ceja levantada mientras buscaba una foto de él conmigo juntos para enseñársela.- Él.

- ¿Tu novio?

- No, Carla, mi mejor amigo.

- Ana, su novio es el futbolista ese, ¿No?

- Sí.

- Se me olvidó que eras famosa.- reí y se acercaron a verle mejor.- Es guapo.

- ¿Qué pasa con él?

- ¿Alguna quiere?

- ¿Él te mandó a esto?

- Algo así, me lo dejó caer.

- Ya.

- Bueno, el chico es guapo.

- ¿Cómo es?

- Bastante divertido, comprensivo y listo.

- Yo, lo siento Martina, pero ya tengo novio.

- ¿Y no me dices?- miré a Antonella.- ¿Lo sabías?

- Mi hermana lleva seis años con el mismo chico.

- Oh por dios, me siento mal por enseñarte el pecado.- las tres reímos.- ¿Anto?

- Es mono, me lo pensaré.

- ¡Esa es mi chica!

Reímos de nuevo y las abracé a las dos antes de irme a mi despacho a colocar todo. Saqué los papeles de nuevo para volver a leerlos, a buscar algún fallo entre ellos que me de ventaja en la defensa. Mientras, pasó el tiempo y llegó la hora de ir a comer.

Salí del despacho, encontrándome a Bastian y Ana y bajé con ellos hasta la puerta, donde estaban las hermanas. Fui junto a todos ellos hasta el restaurante de siempre para comer y charlar hasta que tuvimos que volver.

Bastian me acompañó al despacho para leer lo poco que tenía sobre el caso, aunque a él le pareció mucho. Y cuando se iba a marchar, apareció la secretaria para avisarme que ya tenía que ir porque ya estaban todos en el despacho con mi jefe.

Me despedí de él y la seguí hasta el despacho, dándole las gracias una vez llegué. Sujeté con fuerza la carpeta y di un gran suspiro antes de dar dos toques en la puerta y esperar a que me dijeran algo.

- ¿Sí?

- Soy Martina, ¿Puedo?

- Claro, pasa.

Volví a suspirar y abrí la puerta poco a poco. Asomé primero mi cabeza para sonreírle al señor Smith, que era el único que miraba a la puerta, y después entré cerrando la puerta.

- Martina, ellos son Jorge Andreu y Arnau Capdevilla, los que tendrás que defender.

- Encan...

Alcé mis cejas y él hizo lo mismo al levantarse apoyado en un bastón para verme. ¿Qué hacía él aquí? ¿De verdad tenía que defenderle a él? Sí, el tal Jorge Andreu era el gran amigo íntimo de mi padre, el padre de mi ex novio, aquel que me maltrató y jugó conmigo sin yo saberlo muy bien.

Estaba más mayor, se le notaba y no solo por el bastón. Tenía el pelo canoso, un par de arrugas en su cara y en sus manos y bolsas en sus ojos. Pero seguía igual de elegante que siempre, con una chaqueta negra junto una camiseta de botones blanca y unos pantalones y zapatos negros.

Me miró de arriba abajo, sin ningún sentimiento en su rostro. A su lado, un hombre de unos cuarenta años, castaño, moreno, con ojos azules, alto e igual de elegante que él. Supongo que era su socio o algo así. Carraspeé cuando el tal Arnau se acercó a mí y le di un apretón de manos que no pensaba darle a él ni aunque me quitaran del caso por eso.

- Buenas tardes, señores.- dije por fin, levantando mi barbilla y yendo hacia mi jefe.- ¿Cómo está, señor?

- Perfectamente, siéntate aquí.- gracias a dios fue a su lado. Hice lo que me dijo y le pasé la carpeta.- ¿Qué tal el caso?

- Eh... bien, encontré algunas cosas que podrían servirnos de ayuda.

- Genial, cuéntanos.

Volví a carraspear mi garganta y empecé a contar todo, intentando ignorarle en toda la reunión. La cual duró hasta la noche. Me despedí de mi jefe y de Arnau con un apretón de manos, recogí la carpeta y me quise marchar. Pero allí estaba Jorge para pararme.

- Martina.

- ¿Sí? ¿Quién me llama?

- No te hagas la tonta, sabes que soy Jorge, el padre de...

- Un maltratador, ya me acuerdo.- me miró serio y yo sonreí.- ¿Quieres algo? ¿No entendiste algo?

- ¿Por qué aceptaste el caso?

- Porque no sabía que era vuestra empresa y porque quiero unas vacaciones para irme a Italia.

- ¿Tan bien le va a tus padres?

- Y a mí, a mí también me va bien.

- Ya bueno no...

- Volví de Buenos Aires y fui a Italia, acabé en Barcelona y luego volví para volverme a ir a Italia.

- Vaya, viste mundo.

- Hay mundo después de su hijo.

- Martina...

- ¿Qué?

- ¿Qué tal te va?

- ¿Ahora vienes con esas? Por favor, Jorge, olvídanos como hicimos nosotros.

Abrió sus ojos, yo puse los míos en blanco y me fui de allí mientras la respiración me iba a mil. Llamñe a un taxi y volví a casa sofocando, Miguel y Roc estaban despiertos y me vieron.

- Martina.

- ¿Pasó algo?

- Jorge, defiendo a Jorge.

- ¿Qué Jorge?

- El padre de Matías.

- Pero...

- Sí, si le defiendo a él y su empresa defiendo también a Matías.- porque era verdad, él trabajaba en la empresa de su padre como supongo que todos sus hermanos.

- Está bien, tranquila.

- ¿Viste a Matías?

- No, no lo vi, por suerte.

- Venga, tranquila, Martina.

Mi hermano y mi mejor amigo me abrazaron para calmarme y después subí a mi habitación pensando que ahora más que nunca debía irme a Turín un fin de semana a desconectar.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora