Capítulo 43

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- Vale, tranquilízate, Martina, todo saldrá bien.- suspiré y cerré mis ojos repitiendo mi defensa en inglés una y otra vez, aprendiéndomela de memoria.

- ¿Ya estás?

- Higuain, me estaba concentrado.

- Vamos, todo saldrá bien, vos tranquila.

- ¿De verdad?

- Desde que llegaste no paraste de trabajar y si no podías un día, al siguiente hacías el doble. Martina, sos la mejor.

- Gracia, pipita Higuain.- le abracé y él rió levemente.

- Solo dije la verdad, doble zeta.

- En ese caso, estoy lista.

Nos sonreímos y salió de la habitación dejándome sola. Tomé el maletín con todo lo que necesitaba, a defensa incluida, y volví a mirarme en el espejo. Repasé mi vestido negro, también mis medias por si estaban rotas y por último mis pequeños tacones rojos por si estaban sucios antes de ponerme el abrigo, también rojo, y abrochármelo.

Salí de la habitación y bajé las escaleras, viendo a Higuain apoyado en la pared y esperándome en la entrada. Él también iba elegante, ya que se había ofrecido a acompañarme al juicio y ser espectador, al igual que Paulo y Cuadrado.

Salimos de la casa y subimos al coche, emprendiendo el viaje a Moncalieri, donde sería el juicio. En el viaje puse algo de música y canté para relajarme aunque la mirada de Higuain sobre mí hacía que no pudiera conseguirlo.

Por fin llegamos y al bajarnos nos encontramos con los dos chicos en la puerta de donde sería el juicio. Le saludamos con la mano y nos acercamos a ellos, abrazándoles como saludo.

- ¿Preparada?

- Sí.- sonreí a Paulo.- Todo saldrá bien, ¿Verdad?

- Por supuesto, demasiado pesada como para no ganar un juicio.

- ¿Perdona?- miré a Cuadrado y Paulo e Higuain rieron mientras que él levantaba sus hombros.- No te pego porque estoy nerviosa.

- Salvado.

- Bueno, ¿Entramos o...?

- Ya es la hora así que...

- Ya, ya entramos, pesados.

Disfrutaban viéndome así, yo lo sé. Entramos y me despedí de ellos para ir hacia delante donde saludé al que defendería y estuve hablando estos días con él.

Miré hacia atrás y me encontré con los tres o grabándome o haciéndome fotos con su móvil. Sonreí y volví mi mirada hacia delante, preparada para lo que pasaría.

El juicio empezó y me empecé a poner nerviosa, tanto que me costaba hasta respirar. Pero me supe calmar cerrando mis ojos, respirando tranquila y recordando el viaje a Venecia que tanto me relajó después del estrés que iba acumulando por el trabajo y Paulo supo que me pasaba.

Dije mi defensa tal cual era, demostrando que podía ganar este juicio y después de todo, eso fue lo que pasó según el juez. Sonreí y me abracé con el chico al que defendía, deseándole suerte y él a mí.

- ¡Gané!

- ¡Ganaste!- me abracé con los tres.

- Sabía que podías.

- Sos la mejor.

- Si es que...quien mejor para ganar un juicio que tú.

- Gracias, chicos, de verdad.

Les sonreí y salimos de la gran sala. Higuain y Cuadrado se adelantaron un poco y Paulo se aprovechó de eso para poder tomar mi mano y darme un pequeño beso. Le sonreí y él hizo lo mismo.

- Sabía que podías ganarlo.

- Estaba demasiado nerviosa, pero Venecia me ayudó.

- ¿Venecia?

- Sí, pensé en Venecia y en ti y me calmé.- él sonrió aún más.- Al final vas a ser mi amuleto de la suerte.

- Vos por ahora sos el mío, cada partido al que venís ganamos.

- No me di cuenta.

- Pues espero que no me faltes nunca.

Reí levemente y le dije a Higuain que iría ahora con Paulo y él aceptó algo confundido, mientras Cuadrado aguantaba la risa. Me subí al coche y esperamos a que el de Higuain se fuera antes para seguirlo.

- ¿Le pasa algo a Cuadrado?

- No, ¿Por qué?

- Porque me comentó aquello y ahora casi se ríe.

- Ya eh...

- ¿Qué?

- Que lo sabe.

- ¿El qué sabe?

- Que me gustas y que estamos juntos.

- ¿Se lo has dicho?

- No, pero lo supuso y por eso también se rió cuando casi nos pillan en casa de Higuain, ¿Te acordás?

- Sí.- Y le dije que iría a Venecia, pero no le dije que fuera contigo, así que cuando vio tu foto no paró de mandarme mensajes y se lo tuve que contar.

- ¿Dirá algo?

- No, pero, ¿Por qué hay que ocultarlo?- me miró unos segundos y luego volvió a mirar la carretera.

- No te hagas el loco, sé que le gusto a higuain.

- ¿Qué?

- Os oí hablar en el vestuario cuando jugasteis contra el Atlanta.

- ¿En serio?

- Sí.

- Entonces... ¿Lo sabes todo?

- Todo.

- Y por eso no querés contarlo.

- Exacto, no sé qué querrás tú, pero no quiero hacerle daño y Miguel me dijo que esta sería una forma, aunque Roc dijo que tal vez al enterarse después le molestaría más.

- Le moleste o no, seguiremos juntos, ¿Verdad?

- Claro, será mi segundo mejor amigo pero tú eres mi novio y al que quiero.- él sonrió y tomó mi mano para ponerla en el cambio de marcha y así no soltarla y poder seguir conduciendo.- ¿Tú quieres ocultarlo?

- A mi no me importa mientras estés conmigo.

- En ese caso, lo ocultaremos.- le guiñé un ojo y él rió.

Después de eso, en el camino, conecté la radio para bailar en el coche y animarlo a que cantara hasta que lo conseguí y parecíamos dos locos en un coche.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora