Capítulo 52

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- Estoy nerviosa.

- ¿Por qué? Vaya escusa más mala para decir que te estoy ganando al FIFA.

- Porque Paulo viene ahora, idiota.- le di una colleja a Miguel sin quitar mi mirada de la televisión.- Es más, deberíamos estar ya en el aeropuerto.

- Venga, falta poco, terminamos esta partida y vamos.

- Está bien.

Conseguí poner el marcador en empate y terminamos la partida así. Nos levantamos y yo tomé mi bolso y mi chaqueta antes de salir de la casa y subirme en su coche.

En el camino, puse la radio para bailar con él como hacíamos siempre. Hasta que llegamos al aeropuerto y bajamos del coche. Entramos en el edificio y avisaron de que un avión de Turin hasta Madrid ya había llegado, así que ya estaba aquí. Miré nerviosa a todos los lados hasta que lo vi con una pequeña maleta.

- ¡Paulo!

- ¡Martina!- sonreí y fui corriendo hacia él para abrazarlo con todas mis fuerzas.- Te eché de menos, bebé.

- Yo también, cariño, mucho.- me separé de él para poder besarle como hace tanto tiempo.- ¿Qué tal el viaje?

- Bien, tranquilo.

- Paulito.

- Al fin conozco a tu mejor amigo.- sin quitar su mano de mi cintura, le dio un apretón con la otra a Miguel.

- Bueno, ¿Nos vamos?

Él sonrió asintiendo con la mirada y comenzamos a andar hacia la salida, él y yo dándonos pequeños besos. Llegamos hasta el coche de Miguel y yo me senté a su lado atrás.

- Las manos quieta, Paulito.

Reí levemente viendo como Miguel nos miraba de reojo a veces hasta que llegamos a la casa. Salimos del coche y yo abrí la puerta, volviendo a aparecer Kiara para saludarme y atrás de ella mi hermano.

- Hombre, ¿Qué hace aquí mi cuñado?

- Visitar a tu hermana y darme celos.

- Vos me das celos a mí, que vivís con ella.

- Venga, deja las cosas.

Dejé de acariciar a Kiara y fuimos los dos a mi habitación, donde estaría solo hoy pero al menos era algo. Dejó su maleta en la cama y me sonrió antes de tomarme de la cintura y pegarme a él.

- Te extrañé mucho, todos los días y todas las noches.

- Yo también te extrañé.- sonreí pasé mis brazos alrededor de su cuello antes de unir nuestros labios por unos segundos.- ¿Y mi regalo?

- Sólo me querés por el regalo eh.

- Y por muchas cosas, pero como no me dijiste que era.

- Esta tarde iremos a por él, ¿Sí?

- Vale.

Sonreí de nuevo y ahora fue él quien me besó, hasta que la puerta sonó y nos separamos para ver a mi hermano serio y con los brazos cruzados.

- ¿Qué?

- Iba a venir a deciros que ya nos íbamos a comer, pero creo que ustedes ya comieron.

- ¡Roc!

Él y Paulo rieron mientras que yo le miraba con el ceño fruncido antes de que se marchara volviendo a dejarnos solos. Nos dimos un último beso y bajamos con las manos unidas, saliendo de casa con ellos dos y yendo a un restaurante para comer.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora