- Martina.
- ¿Qué?
- Esta noche vendrán mi hermano y mi vieja, ¿Te importa?
- Claro que no.- le sonreí y él me devolvió la sonrisa, sentándose conmigo en el sofá.- Ningún problema.
Nos pasamos la mañana sentados tranquilamente ya que hoy no tenía que entrenar, así que no hicimos nada aparte de estar juntos y después salir a un restaurante cualquiera.
- ¿Próximo destino?
- Ya te dije, Argentina.
- Queda mucho para el verano.
- No tanto, solo semanas.
- Bueno, pero yo no me quiero quedar en Turín estas semanas.
- No te quedas, te tienes que ir por el trabajo, ¿Recordás?
- Se me olvidó, gracias por recordarlo eh.
- Yo no quiero que te vayas, pero sé que te gusta trabajar allá así que...
- ¿Y si pido un traspaso?
- ¿Un traspaso?
- Sí, trabajar desde aquí, ahora con toda la tecnología es fácil.
- ¿Sólo por mí harías eso?- sonrió y yo hice lo mismo.
- Por nosotros, ahora más que nunca quiero estar contigo.
- Pues en dos días te marchás y lo pedís y al siguiente ya estás acá, conmigo.
Asentí con la cabeza y me dio la mano, acariciándola con el pulgar. Salimos del restaurante y pasó su brazo por mis hombros sin soltar mi mano, yendo así hasta su casa.
Ya allí acabé durmiéndome a la siesta en el sofá, yo en una esquina y Paulo en la otra, entrelazando nuestros pies en el medio. Cuando me desperté él estaba sonriendo mientras hablaba por el móvil con alguien.
Disimuladamente, para que no se diera cuenta de que estaba despierta, yo también miré mi móvil para ver si eran los argentinos los que estaban hablando o si alguno de la Juventus estaba en línea. Pero no.
- ¿Con quién hablas?
- Despertaste.- me miró y dejó el móvil.- Con un amigo.
- ¿Qué te contaba que te hacía tanto reír?
- Tonterías de él.
Sonreí mientras se levantaba para acercarse más a mí, agachare a mi altura y besarme antes de volver a levantarse e irse a la cocina. Yo volví a cerrar mis ojos e intenté dormirme de nuevo, aunque no pude porque ya estaba cansada.
El día pasó hasta que llegó la noche y Paulo y yo hicimos la cena entre risas y mimos. Yo coloqué la mesa y entonces sonó la puerta, apareciendo Alicia con Mariano.
- Martina, ya nos contó Paulo que volviste.
- Sí.- sonreí abrazándoles.
Nos sentamos a la mesa y hablé de todo lo que hice en España, ocultando aquel suceso que nos volvió a juntar a mí y a Paulo. Después de la cena, seguimos hablando ya fuera de la mesa hasta que se hizo tarde y nos despedimos de ellos dos.
- Paulo, ¿Por qué tienes que dar toques con el balón hasta en casa?
- Me aburro.
- ¿Te aburres conmigo?- paró de dar toques para mirarme y sonreírme.- Vaya novio tengo.
- El mejor de todos.
Dijo sentándose a mi lado del sofá, acercándose a mí para besarme y poco a poco ponerse encima de mí, recostados en el sofá.
- Veo tus intenciones.- dije separándome de él y sonriéndole.
- ¿Vos no querés?
Subí mi hombros y él rió antes de volver a besarme. Pero no siguió como pensaba, simplemente se colocó a mi lado para sonreírme y cerrar sus ojos.
- ¿Te vas a dormir? ¿Ahora?
- ¿Qué pasa ahora?
- Eres un idiota.
- ¿Qué hice?- preguntó abriendo los ojos, mirándome confundido mientras sonreía.
- Me voy en dos días, Paulo.
- Creo que sé a qué te refieres.
Y al mirarle volvió a besarme y a ponerse encima de mí, deshaciéndose rápido de mi sudadera para después levantarnos sin separar nuestros labios e ir a la habitación.
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Friends (Paulo Dybala)
Fanfiction- ¿Te quieres casar conmigo? - Por supuesto que sí, Bruno. - ¡Genial!- sacó un aro de gominola de la bolsa y me lo puso en el dedo.- Seremos felices por siempre y juro amarte hasta el final. - ¿Lo prometes? - Sí. - Pues yo juro recordarte...