Capítulo 107

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Llegué a la habitación del pequeño hotel donde dormiría, no me quitaría mis vacaciones en Argentina por mucho que me haya enfadado con él.

Pero aún así, cuando dejé las maletas en el suelo, no pude evitar tumbarme boca abajo en la cama, abrazar a la almohada que tapaba mi cara y llorar en esta, sacando todas las emociones que guardaba desde que me fui de su casa. Y así, me pasé la noche llorando sin dormir.

Desperté al día siguiente por la luz que entraba por la ventana. Miré la almohada, llena del poco maquillaje que llevaba y se fue con las lágrimas de anoche.

Me levanté y fui al baño que estaba dentro de la habitación, mirándome al espejo y viendo mis ojos rojos e hinchados, además de que estaba despeinada y parecía un payaso después de un show en el circo toda la noche.

Me metí a la ducha, borrando todo rastro de maquillaje en mi cara. Me puse el pijama y me volví a tumbar en la cama, intentando dormir lo que no dormí esta noche y lo hice en tan solo segundos.

Pero el hambre fue la culpable ahora de despertarme. Me senté en la cama y saqué el móvil de mi bolso, poniéndolo a cargar en uno de los enchufes que había al lado de la cama y aparecieron varios mensajes, algunos de mis amigos, otros de Nicolás y al final de él.

Paulito.

Perdonáme.

Por favor.

Volvé.

Te extraño.

¡Ella y yo no somos nada!

De verdad, créeme.

Te necesito.

Te quiero.

Te amo.

Dejé de leer sus mensajes, dejándole en visto. Suspiré y contesté los demás mensajes antes de llamar a Eric primero, pero como no contestó llamé a mi mejor amigo.

- ¿Qué pasa? Estoy durmiendo.

- Me enfadé con Paulo.

- ¿Otra vez? Ay dios, ¿Ahora qué?

- ¿Te acuerdas que te dije que hablaba por el móvil y se reía?

- Sí, ¿Qué?

- Que es con una chica, la misma con la que la vi en la discoteca hablando bastante juntos.

- Tú y tus paranoias.

- Encima conocí a cuatro chicos simpáticos y volvió a lo de antes.

- Sois los dos unos celosos, de verdad, Martina tú más que nadie deberías saber como acaban parejas así.

- Si te refieres a Matías, no fue eso.

- ¿A no? ¿Cómo empezó entonces? ¿Te tengo que recordar los interrogatorios que te hacía tan solo por salir unos minutos conmigo?

- Bueno pero...

- Además, siempre me llamabas para decirme que os habíais vuelto a pelear, como ahora.

- ¿Estás sugiriendo que Paulo puede volverse Matías?

- No sugiero nada, corrijo. Martina, ni él puede ser celoso ni tú tampoco, deben confiar el uno el otro como yo con Antonella en Berlín y ella conmigo aquí, en Madrid.

- Pero...

- Y encima lo nuestro es más complicado, no puedo saber que hace cada minuto pero vosotros están siempre juntos, venga Martina, perdónale y dejad los dos de ser celosos, porque seguro que él también se enfadó.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora