Capítulo 55

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- Martina, despierta.

- ¿Qué pasa?- abrí mis ojos y vi a Miguel sonriéndome.

- Los chicos están abajo, como te vas pronto pues quieren que salgamos para estar un rato juntos antes de que te marches.

- Vale.

Le sonreí y se marchó de la habitación. Yo me levanté de la cama y bajé a desayunar encontrándome a Lucía, la saludé y recogí todo al terminar. Subí para ducharme y cambiarme y tomé mis cosas antes de salir para ver a Miguel con los demás.

- Hola.

- Hombre, la que se va a nacionalizar italiana.

Reí abrazando a Zoe y después a los demás. Empezamos a caminar sin rumbo propio, solo hablando y riéndonos de nuestras tonterías. Llegamos hasta el Retiro, nuestro sitio de siempre, y nos sentamos en la hierba a hablar hoy que no hacía tanto frío. En un momento, mientras que hablábamos, Eric me puso su gorra negra y nos hizo una foto a Sara y a mí.

Miré la hora en el móvil y vi que ya debería de estar en casa con la maleta, así que los chicos y yo volvimos a mi casa para que, Miguel, me ayudara con la maleta y nos subiéramos todos a su coche.

En el camino seguimos hablando con la música de fondo, hasta que llegamos y nos bajamos todos del coche. Entramos en aeropuerto y me di la vuelta para mirarles con una sonrisa.

- No me voy para siempre.

- Pero te vas, enana.

- Si me vuelves a llamar enana yo te mato.- señalé a Eric y él rió antes de abrazarme.

- Diviértete con Paulito.

- Pero no queremos sobrinos.

- No, no.- reí abrazándome ahora con Sara y Zoe.- ¿Abrazo?-miré a Miguel, que me miraba serio y con sus brazos cruzados.

- Abrazo.

Sonreí y abrí mis brazos otra vez para abrazarme a él un buen rato hasta oír por megafonía que me tenía que ir ya. Me despedí con la mano y pasé todo hasta conseguir llegar a la puerta de embarque.

Fuimos al avión y subimos a este, sentándome al lado de la ventanilla. Me puse los cascos y, como en todas los viajes, me dormí hasta el aterrizaje.

Salí del avión y fui a recoger mi malea, saliendo después de aquella zona y busqué con la mirada a Paulo o Higuain, los dos que sabían que venían. Y a lo lejos, lo encontré.

- ¡Bruno!- pero como era de esperar no respondió.- ¡Paulo!- ahora sí.

- ¡Martina!

- Al fin.- solté la maleta al llegar a él y le di un corto beso.- ¿Qué tal todo?

- Bien, ¿Y vos? ¿El viaje bien?

- Sí, durmiendo.

- Dormilona.- pellizco una de mis mejillas y le saqué la lengua, haciéndole reír.- ¿Vamos?

- Sí.

- ¿Higuain sabe que estás aquí?- preguntó mientras salíamos del edificio.

- Sí, pero se cree que estoy en un hotel.

- Sí, el hotel Dybala.

Reí y me puse de puntillas para llegar hasta su mejilla y darle un beso allí mientras unía nuestras manos. Fuimos hasta su coche y subimos en el, llevándome a su casa.

- Si no te importa, mañana a la noche vendrá mi vieja, antes de que te vayas.

- Ningún problema, así hablo más con ella.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora