Capítulo 33

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- Buen día.- dijo Higuain cuando iba abriendo poco a poco los ojos y me di cuenta que, desde su cama, me miraba sonriendo.- ¿Dormiste bien?

- ¿Qué? Ah sí, sí dormí bien.- le sonreí levemente y estiré mis extremidades antes de sentarme en la cama.- ¿Qué haréis hoy?

- El partido es hoy, así que iremos ahora a entrenar y después a esperar hasta la hora.

- ¿Y yo?

- Tendrás que ir por tu cuenta a estadio.

- Espero no perderme.

- Si lo haces llámame, que iré a por vos aunque me pille en el partido.

Le sonreí y me levanté para ir al baño y ducharme, acto seguido me cambié de ropa y salí dejándole sitio a Higuain para que entrara. Saqué el móvil y me di cuenta de que ya tenía un mensaje.

Paulo Bruno.

Buen día.

¿Dormiste bien?

No pudiste esperar al desayuno eh.

No.

Si a la que tengo que ver es a vos.

Pues amanecí bien y dormí bien.

¿Y tú?

Perfectamente.

Planeando mi venganza.

A ver que piensas, celosín.

¿Cuántos nombres me vas a poner?

Muchos.

Menos el tuyo😂

- ¿Estás lista?- preguntó Higuain haciendo que levantara mi mirada del móvil.

- Sí.

Le sonreí y me levanté de la cama para bajar junto a él al desayuno. Allí saludé a todos los que estaban y empecé una conversación con todos. Hasta que llegó él y no pude evitar no mirarle, sonriendo como una boba.

- Buen día.- me guiñó un ojo al sentarse a mi lado.

- ¿No me has dicho ya eso?- dije con cara pensativa.

Él me sonrió y yo hice lo mismo. Seguí hablando con ellos hasta que se tuvieron que ir y yo me quedé sola en la habitación, hablando por video llamada con mis padres toda la mañana.

- Ya llegamos.

- Papá, mamá, les presento a Higuain y su amigo, Paulo.

- Encantado, señor y señora Rodríguez.- dijo Higuain siendo el primero en aparecer.- Tienen a una hija muy linda y lista.

- Gracias, Higuain.- mi padre le sonrió.

- Hola, Paulito.

- ¿Paulito?- Paulo me miró confundido y yo levanté mis hombros.- Encantado.

- No seáis vergonzosos, que si no mi hija no os quiere.

- Mamá.

- ¿Qué? Nunca te gustaron mucho los tímidos.

- Oh dios...- di un golpe en mi frente y Paulo e Higuain rieron.

- Bueno, una vez...

- Mamá, para.

- Está bien, yo paro, pero es verdad.

- Por favor, Cristina, deja a los chicos hablar.- dijo mi padre mirando a mi madre, que puso los ojos en blanco.

A partir de ahí, sin darme cuenta, Higuain me robó el móvil y se puso a hablar con mis padres, conociéndoles mientras que Paulo y yo les escuchábamos sentados en mi cama.

- Bueno, creo que ya me puedes devolver a mis padres, ¿No?

- Sí, perdona.- Higuain me sonrió y dejó el móvil.

- Hija, yo me voy a dar una vuelta que llevo demasiado tiempo sentado.

- De verdad, Héctor, no paras quieto.- reímos al escuchar a mis padres discutir.

- Adiós, papá.

- Adiós, hija, adiós.- se levantó con ayuda de su bastón y salió de la pantalla.

- Yo también me voy a ir, hija, que pronto me toca el turno de tarde en el hospital.

- Vale, mamá, te hablaré a la noche.

- Está bien, tengan cuidado, adeu.

- Adeu.- terminé la llamada y me miraron los dos.- ¿Qué?

- Nunca te oímos hablar catalán.

- Soy medio catalana, saber sé algo.

- Pues tendrás que enseñarnos.

- Sin problema.

Estuvimos un rato más los tres hablando hasta que se tuvieron que ir, les di suerte y les abracé antes de que se marcharan al estadio.

Yo me quedé un rato más en el hotel, recogiendo las cosas de Higuain y mía para cuando tengamos que volver a Turín. Me cambié de ropa, colocándome la camiseta de Higuaín con unos pantalones ajustados negros, una chaqueta de cuero y unas Adidas.

Agarré mi móvil y salí del hotel, empezando a andar hacia donde se suponía que estaba el estadio según Google Maps. Di mi entrada y pasé adentro, siguiendo a la gente hasta las gradas y buscando mi sitio, cercano al campo.

Los jugadores por fin saltaron al campo y les animé como toda la afición bianconera, tomando la atención de Higuain que me saludó y aplaudió a ese lado de la grada. Paulo, al ver a Higuain, también supo donde estaba y me saludó.

Terminaron con el calentamiento y se colocaron para después saludarse y ponerse en su sitio hasta que el árbitro pitó. No tardaron en marcarnos gol y nosotros en reaccionar al ver como empataba la Juventus con un gol de cabeza de Chiellini.

Fuimos al descanso empate y así continuó la segunda parte. Hasta que Pjanic lanzó un pase largo que cayó en los pies de Paulo, que controló el balón para pasarlo por encima del defensa y volver a tenerlo en sus pies antes de chutar y marcar por la escuadra.

Sonreí y alcé mis brazos saltando y cantando con la afición su nombre. Él hizo la Dybala Mask justo en la parte donde estaba yo, abrazándose luego con sus compañeros. Pero cuando todos volvían a su lugar, miró hacia donde estaba y acercó su mano a sus labios para mandarme un beso y guiñarme el ojo.

Alcé las cejas sorprendida y todos me miraban a mí. Por dios, que vergüenza. El partido prosiguió sin ninguna novedad y por fin terminó, saliendo poco a poco del estadio y yendo hasta el hotel andando.

Los chicos entraron y los del hotel les aplaudieron como bienvenida, yo incluída. Supongo que todos vieron el gran partido. Me abracé con cada uno de ellos hasta que llegó Paulo.

- ¿Y eso?

- Mi venganza.- me sonrió y yo mordí mi labio, nerviosa.- Sabía que te daría vergüenza así que...

- Bien jugado, Bruno.

Él me sonrió y lo abracé con fuerza, al igual que él a mí.

Friends (Paulo Dybala)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora