- Lo conseguí, me dan el traspaso.
- Entonces, ¿Venís acá a vivir?
- Sí, me voy allí.
- No puedo estar más enamorado de vos.- reí.- De verdad, te quiero.
- ¿Has averiguado ya que dije en catalán?
- Intento que Leo me lo diga.
- Eso no vale
- Cada uno tienes sus fuentes, nena.
- Idiota, así nunca aprenderás.
- Habló, al del italiano.
- Para eso tengo unos grandes profesores.
- Gracias, gracias.- sonreí tumbándome en la cama.- Martina, te tengo que dejar, voy al entrenamiento.
- Está bien, chao.
- Chao, te quiero.
- Y yo.
Terminé la llamada y me levanté para empezar a hacer la maleta, ignorando los millones de mensajes que me llegaban de mis padres diciendo que vendrían a cenar para que se lo contara todo, ya que ellos no sabían nada, ni ellos ni la familia, menos Roc.
Acabé de colocar la ropa y dejar el armario vacío y miré el móvil, viendo que mi jefe me había enviado un correo citándome en el bufete. Así que bajé y me despedí de los demás.
Tomé un taxi para ir allí más rápido y al llegar, le pagué y bajé del coche, yendo al edificio. Saludé a los pocos trabajadores que había y fui al despacho, abrí la puerta un poco y asomé la cabeza.
- Jefe.
- Aquí estás, toma, los papeles.
- Tengo que firmar, ¿No?
- Sí.- me senté y me los pasó.- Tienes una señal de donde hay que firmar.
- Está bien.- y firmé.- Ya está.
- Ha sido un placer verte por este edificio, eres una gran abogada.
- Gracias, señor Smith, usted es un gran jefe y cuida bien de sus trabajadores.
- Gracias.
Nos levantamos y nos dimos un apretón de manos, me dio una copia de los papeles y me marché sonriente del despacho. Me despedí de la secretaria, contándole que me marchaba y lo mismo hice con la gente que me conocía. Pero no pude despedirme de Bastian, Carla, Antonella y Ana en persona porque estaban en otros países, ni siquiera sabían de lo que me pasó con Matías.
Así que les mandé un mensaje a todos y al momento ya tenía sus respuestas de apoyo y despedida. Volví a casa andando y me encontré allí a mis padres.
- Hija, ¿Qué es eso de que te vas?
- Me voy a vivir en Turín, pero seguiré trabajando para el bufete, he pedido el traspaso ya y me lo han dado.- les enseñé los papeles.- ¿No están felices?
- Claro que sí, por fin te van bien las cosas.
- Pero te echaremos de menos.
- Yo también ha vosotros, papá.- les abracé a los dos y miré a Roc.- ¿Y la cena?
- Lista.
Mi hermano me guiñó un ojo y fuimos los cuatro a la mesa, ya que Miguel se había ido con Eric para que solo estuviera la familia.
Después de la cena les conté como me iba con Paulo y mi madre subió a ayudarme con las cosas que me quedaban. Les pedí que si me olvidaba algunas cosas me las enviaran por el correo y seguimos colocando todo.
- Hija.
- ¿Qué?- me di la vuelta para mirarla y me sonrió enseñándome aquellas fotos que no tiré en su momento y aún guardaba.- Oh.
- ¿Te las vas a quedar?
- Creo que...- me acerqué a ella y me las dio para que las volviera a mirar.- Aquella vez me las guardé porque sí, pensé que podríamos a ser igual de felices que al principio y le perdonaría todo.
- Pero...
- Pero aquí ya no hay más que perdonar.- levanté mi mirada de las fotos y me sonrió.
- Está bien hija, ven.
La seguí afuera de la casa y me quitó las fotos para dejarlas en el suelo, a todas menos a una que se quedó en la mano. De su bolso, sacó un mechero y me lo dio.
- Quemar las cosas es como si nunca hubieran existido y sí, existieron, pero mejor que solo queden recuerdos como prueba de eso.
La sonreí y me acercó la foto, encendí el mechero y quemé una de las esquinas. Antes de que el fuego llegara a la mitad de la foto, la puso junto a las demás empezando a quemarlas.
- ¿Qué es eso?- preguntó mi padre acercándose a nosotras.
- Fotos, solo son fotos.
1QXY
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Friends (Paulo Dybala)
Fanfiction- ¿Te quieres casar conmigo? - Por supuesto que sí, Bruno. - ¡Genial!- sacó un aro de gominola de la bolsa y me lo puso en el dedo.- Seremos felices por siempre y juro amarte hasta el final. - ¿Lo prometes? - Sí. - Pues yo juro recordarte...