Capítulo 92

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El omega se acercó con una sonrisa y se arrodilló a la altura de la cama, donde el cuerpo del alfa estaba esperándolo. Sebastián se relamió los labios al ver el trozo de carne bajo la prenda roja de Liam. Payne sonrió y se acercó a la orilla de la cama, sintiendo los dedos del menos tantear el elástico del bóxer. Alzó un poco las caderas para darle más accesibilidad. Sonrió al ver a su omega tomar el glande entre sus dedos antes de rodearlo completamente. Liam apretó los labios con fuerza, la lengua del omega comenzó a lamer sus testículos lentamente. El alfa se acostó en la cama, atrayendo a Sebastián junto a él, acariciando la entrada de éste mientras que el menor se entretenía ahora con su glande.

Desde el principio había amado tener relaciones con Sebastián, cuando estaba en celo o simplemente quería un buen revolcón, el único en el que siempre pensaba era en él. Nunca entendió el porqué de su alfa lo había escogido, tampoco es que se quejara, pues él era un omega muy lindo, sumiso y cariñoso. Se dejaba someter sin protestar y le encantaba a Liam. Quién diría que terminarían juntos.

Porque así lo quería el alfa, estaba seguro completamente de lo que estaba a punto de hacer.

Atrajo al pequeño debajo de su cuerpo para poder ver la entrada de Sebastián. Ya estaba liberando lubricación de su cuerpo y el alfa se estaba drogando con las feromonas de excitación que pegaban como pequeñas ráfagas contra su nariz. Liam besó los testículos de Sebastián lentamente, escuchando el gemido bajito de su omega al hacerlo, la nariz del castaño pegando en la erección del menor.

—Precioso. —murmuró sin despegar sus ojos cafés del rostro sonrojado del omega. Sebastián se restregó un poco hacia arriba.

—Liam…—gimió bajito. Necesitaba que su alfa lo llenara. El nombrado tomó su pene y comenzó a restregarlo contra el lubricante natural que emanaba Sebas.

—¿Me amas, Sebastián? —preguntó contra los labios del pequeño. —Dime lo que sientes por mí…

—T-Te amo mucho Liam… quiero que seas mi alfa para siempre… quiero tener tus hijos en mi interior… quiero compartir contigo lo que me queda de vida…—dijo sin verlo a los ojos.

Gimió cuando Liam entró de improviso, disfrutando de la sensación al ser penetrado, su cuerpo liberado más lubricante, si es que era posible. El alfa se quedó quieto hasta que su pene desapareció por completo. Las bolas del castaño chocaron contra las nalgas del omega, provocando que ambos gimieran.

—Eso vas a hacer. —habló luego de un momento, comenzando con las embestidas.

Los dedos del menor se aferraban a la espalda del alfa; éste por su parte se encargaba de disfrutar como Sebastián se abría para que pudiera deslizarse en su interior. Payne colocó sus brazos a cada lado de la cabeza del omega, dejando que el rebote del colchón ayudara a mover el cuerpo del omega contra el suyo en un movimiento placentero.

Atacó los labios del omega con una sonrisa al escuchar su nombre salir repetidas veces de esos labios que le encantaban, como si el aire le estuviera faltando al pequeño. Comenzó a lamer y succionar el cuello del omega, sintiendo el orgasmo formarse. Aprovechó que Sebas arqueó su espalda para abrazarlo por la cintura, liberándose con fuerza, tiras de espeso semen llenando el interior del pelinegro, recibiendo el nudo de Liam.

Pero de pronto sintió algo más; unos dientes clavándose en la profundidad de la carne de su cuello. Abrió los ojos como platos, al igual que la boca. Una mezcla de placer, más allá de que alguna vez había experimentado, junto al dolor, se instaló en su cuerpo. Liam tenía la boca encajada en su cuello, sentía la sangre salir de la herida y sus ojos liberar lágrimas de ambos sentimientos combinados. Maldición, sí.

Don't you hurt me {Ziall} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora